Aprendiendo a descansar
El nivel de agotamiento y desgaste emocional en el mundo empresarial es altísimo.
El nivel de agotamiento y desgaste emocional en el mundo empresarial es altísimo. Las exigencias continuas del entorno van mermando nuestra capacidad a veces sin darnos cuenta. Es conveniente por ello detenerse y evaluar si estamos viviendo en un ritmo desproporcionado que puede afectar nuestra salud y a la vez volvernos ineficientes.
En su libro Aprendiendo a vivir el descanso, Fernando Sarráis analiza diferentes fuentes del cansancio según las distintas facultades humanas: físicas, psíquicas y espirituales. El tipo de cansancio físico, por ejemplo, afecta también el cansancio psíquico y espiritual, pues todo cansancio afecta a la persona que lo padece.
Algunas manifestaciones del cansancio psíquico descritas por el autor son: dificultad de atención y concentración, irritabilidad e hipersensibilidad emocional, falta de energía para el trabajo intelectual, rechazo emocional de las obligaciones y responsabilidades.
El autor distingue distintos tipos de preocupaciones:
1. Afectivo: El temor a que algo vaya mal y nos haga sufrir.
2. Cognitivo y mental: Ideas negativas repetidas sobre el tema que nos preocupa.
3. Conductual: Comportamientos que lejos de resolver el problema lo agudizan al no actuar con sentido común o sabiduría.
La causa del cansancio crónico se debe al trabajo constante y prolongado que va desgastando las energías físicas y psíquicas. Si bien todos tenemos preocupaciones de vez en cuando, ciertos estilos de trabajo más obsesivos o perfeccionistas suelen vivir preocupados como una característica habitual en sus vidas. De esta forma, se acumulan muchas preocupaciones agotando las reservas de energía y llevando así a un cansancio crónico.
Una fuente de cansancio más profunda es el cansancio espiritual que brota de no tener motivaciones claras en la vida o un norte que le dé sentido a nuestro quehacer. Asimismo, el cansancio moral se da cuando una persona es incoherente con sus principios y valores, y su conciencia le reclama un actuar distinto. Por ello, resulta de gran utilidad tener una meta clara en la vida, discernir las prioridades y vivir coherentemente basado en los principios y valores, dando así sentido incluso a las pruebas dolorosas de la vida, que siempre existirán. (O)
carlosmunoz@humane.edu.ec, dhi.com.ec