Hay que enriquecer a la familia
Es interesante ver que las cosas más importantes y que más nos impactan en la vida son precisamente las que no escogemos sino que nos vienen dadas por el destino: la familia, nuestros padres y hermanos, el lugar donde nacimos, nuestras características y nuestra personalidad. Y estos factores nos afectan mucho más que la casa que tenemos o la profesión que ejercemos.
Formar una familia es una aventura similar a la de jugar a la ruleta: no sabemos qué nos saldrá. El hombre y la mujer que deciden contraer matrimonio son los únicos que entran en esta nueva sociedad voluntariamente. Los demás miembros son un misterio. Todo lo que anhelamos que sea nuestro hogar es solo un sueño. Nada ni nadie nos garantiza cómo serán o lucirán los hijos ni tampoco el resto de los parientes que harán parte de nuestra familia.
La gran ventaja es que en la familia nos aman porque sí, por el solo hecho de existir. Y por eso el hogar es el lugar adonde podemos ser auténticamente lo que somos y adonde, en última instancia, siempre somos importantes para alguien. Es justamente con las personas más cercanas a nuestros afectos con quienes, por lo general, más chocamos porque sabemos que nos amarán sí o sí y por eso tenemos más confianza para expresar lo que sentimos y actuar como somos. A la vez es allí adonde siempre ocuparemos un espacio y un papel muy importante aun cuando ya nuestro rol como padres no esté vigente.
Paradójicamente, cuando salimos de nuestra familia de origen es cuando nos damos cuenta de lo valiosa que es para nosotros. Es allí adonde podemos ser quienes somos, a veces en contra de lo que sueñan nuestros padres. Lo bueno es que, a pesar de lo que seamos o de lo que hagamos, nos aman con toda el alma.
No hay vínculos más importantes, ni más perdurables, ni más decisivos para nuestra vida afectiva y para el éxito en las relaciones de amor de nuestros hijos que los que se tejen en el hogar de origen. Y por eso es fundamental que le demos prioridad a amarnos y nos esforcemos por enriquecer la familia día a día y todos los días… con alma, vida y corazón!