Ser padres es… Una bendición
La paternidad no es solo una función sino una misión de una envergadura sin igual, que nos exige toda suerte de esfuerzos y sacrificios, además de una inmensa dosis de valentía, dedicación, paciencia, comprensión, autocontrol, generosidad… que a veces nos hacen cuestionar si vale la pena asumir un compromiso de tal envergadura. Por eso, es posible que las demandas de la crianza puedan llevarnos a considerar si ser padres es realmente una bendición o si es un compromiso que nos mantiene atareados y agotados.
Sin embargo…
No hay experiencia más grandiosa que dar a luz a un hijo.
No hay tarea más enriquecedora que cultivar su buen corazón.
No hay responsabilidad más transcendente que formarlos como personas íntegras y amorosas.
No hay función más crucial que darles un ejemplo impecable de lo que queremos ver en ellos.
No hay mayor orgullo que comprobar que se destacan como seres correctos y responsables.
No hay alegría más grande que saber que son felices porque su vida tiene un propósito que va más allá de sí mismos.
No hay satisfacción más inmensa que verlos convertidos en seres profundamente bondadosos.
¡No hay bendición más grande que el privilegio de ser padres! (O)