La verdadera obediencia: Búsqueda espiritual
“Entonces Krishna comentó con los otros dioses: “¿Habéis visto? El mundo es un espejo, y devuelve a todos el reflejo de su propio rostro”.
Abu Muhammad al-Jurayry acostumbraba a decir “la religión posee diez tesoros que nos enriquecen. Todos aquellos que siguen el camino espiritual deben estar conscientes de esto”. Los interiores son: capacidad de ser verdadero, despreocupación por nuestros bienes, humildad en la apariencia, equilibrio para evitar dificultades con los otros y fuerza para soportar nuestra adversidad. Y los exteriores son: descubrir un Amor Supremo, despertar el deseo de estar junto a este Amor, tener inteligencia para ver las propias faltas, abrir la conciencia de la vida, y ser agradecido con las bendiciones recibidas. A continuación, algunas historias de búsqueda espiritual:
La respuesta exacta
Un maestro y sus discípulos caminaban por el campo conversando sobre los milagros de Dios cuando comenzó a llover. Todos corrieron hacia una cabaña que había en las inmediaciones.
Una vez allí, el maestro se dirigió a sus discípulos:
“Solo os dejaré entrar si me dais la respuesta exacta”.
Intrigados, los discípulos permanecieron bajo el aguacero sin saber cómo agradar al maestro. Temblaban de frío, pero no conseguían la respuesta exacta. Finalmente, después de casi dos horas bajo la lluvia, uno de los discípulos dijo:
“Maestro, usted no hizo ninguna pregunta y estamos aquí buscando explicaciones como locos. No es sabio estar buscando problemas cuando ningún problema se nos ha presentado”.
“Felicitaciones, esta es la respuesta exacta a la situación en que nos encontramos”, dijo el maestro, abriendo la puerta.
Lejos de todos los ojos
El jeque Junaid tenía un discípulo preferido. Disconformes, los otros fueron a protestar.
“Vamos a hacer una prueba. Quien la gane será su discípulo favorito”, dijeron.
El jeque aceptó y pidió que le trajeran 20 pájaros. Dio uno a cada discípulo y ordenó: “Será considerado el mejor aquel que consiga matar un pájaro en un lugar donde nadie lo pueda ver”.
Cada discípulo se fue a buscar el lugar más oculto y difícil posible. Todos cumplieron el pedido excepto el favorito, que trajo su pájaro vivo.
“¿Por qué incumpliste mi orden?”, preguntó Junaid.
“Porque usted dijo que tenía que matar esta ave en un lugar donde nadie me pudiese ver”, respondió el discípulo, “y en todos los lugares donde fui, Dios me estaba mirando”.
“Has sido el único en entender mi pedido”, dijo Junaid. Y los otros discípulos ofrecieron disculpas por haber sido envidiosos.
En busca de la maldad
Krishna resolvió poner a prueba la sabiduría de sus súbditos. Convocó a Duryodhana, un rey conocido por su crueldad, y le pidió que encontrase un hombre bueno en su reino. Duryodhana viajó durante un año y regresó ante Krishna diciendo: “Busqué un hombre bueno y no lo encontré. Son todos egoístas y malvados”.
Krishna llamó al rey Dhammaraja, considerado un hombre santo, y le pidió que recorriese su reino en busca de un hombre malvado. Dhammaraja viajó durante dos años y regresó ante Krishna diciendo: “Perdóname, pero no encontré a nadie malo. Todos tienen un lado bueno, a pesar de los defectos”.
Entonces Krishna comentó con los otros dioses: “¿Habéis visto? El mundo es un espejo, y devuelve a todos el reflejo de su propio rostro”. (O)