Acoso laboral
Leí el artículo sobre Acoso laboral de Carlos Muñoz Gallardo (13 de julio del 2014), con el cual me sentí de alguna manera identificada, ya que después de estar en la empresa en la que laboro más de 14 años, que por cierto ha ido decreciendo en los últimos años, mi jefe que es el gerente de Sucursal, me grita constantemente y me hace responsable de errores y problemas que suceden en el día a día, de los cuales no necesariamente soy la encargada o la causa de origen. Sin embargo, siempre soy objeto de su mal genio, de sus groserías, los cuales no descarga en otras personas.
Laboramos más hombres que mujeres y con el resto de féminas tiene un trato de confianza y amistad que he respetado, ya que siempre pensé que guardaba su distancia por respeto y no por alguna otra razón. Se ha encargado de separar mis relaciones laborales con la casa matriz, ahora todas las instrucciones emergen únicamente de él y es el canal de comunicación. La última vez que me gritó elevé la queja al departamento de RR.HH. y pedí que hablaran con él para que no lo volviera a hacer, además mencioné que no quería acudir a las autoridades pertinentes que a mi juicio son el Ministerio de Relaciones Laborales y la Comisaría de la Mujer (claro que no puedo saber si la instrucción de acosarme es cuestión de él o de la empresa, tomando como ejemplo el artículo del señor Muñoz), pero su reacción fue centrarse en lo que ocasionó su malestar en ese día, resaltando que era la culpable del error y que debía aceptarlo, mas no en reconocer haberme gritado y mucho menos reparar en que siempre lo hace, al final en aras de llevar adelante esta sucursal nos dimos la mano y me solicitó que no me alterara, que me controlara. Esperando en mi caso fervientemente que no lo vuelva a hacer porque es injusto, incomoda mi ambiente laboral y altera mis nervios (ese día me paso llorando). Mis consultas son: ¿cómo debo manejar el asunto, debo acudir a las autoridades ahora?, ¿debo conversar nuevamente con RR.HH.?, ¿debo conversar con él? Vivo en la zozobra de pensar cuándo va a presentarse nuevamente un problema generado por cualquier persona o por mí misma, que le pueda molestar y que otra vez me grite, no es que me quede callada, trato de defenderme, pero no creo que sea sano gritarnos mutuamente para obtener algo. Sé además, por experiencia, que ir a entregar una queja o hacer una consulta en el Ministerio de lo Laboral es tedioso y de largas filas de espera.
N.N.,
Guayaquil
Permítame decirle tres pensamientos que, quizás, le sirvan para superar el problema, poco a poco: Para pelear se necesitan dos. Una acción provoca una reacción.
Alguien tiene que ceder. Si admitimos que lo expresado es cierto, y usted desea conservar su empleo, creo que la solución tendría que venir de usted misma, porque es posible que su jefe nunca cambie o reflexione al respecto. De la lectura de su carta, me formo la idea de que hay una mutua falta de consideración. El respeto nace y muere en uno. Quiero decir que nunca se debe provocar un acto que nos vulnere o hiera. Es necesario actuar de tal manera que no se dé lugar a que esto ocurra. Si el otro se altera, debemos mantener la calma. Si se nos grita, no tenemos que responder de igual forma. Esto no significa poner la otra mejilla, sino ocupar el puesto que nos corresponde, sin degradarnos ni descender a la altura del mal educado. Quizás, más que introducirse en el mundo del reclamo legal que, como usted misma reconoce, puede llevarle mucho tiempo, podría intentar adoptando estos moldes de conducta. Converse con su jefe, de la forma más apacible y serena. Dígale que usted desea llevar la relación laboral en paz, lo cual es saludable para todos; que si usted cometiese algún error, que se lo haga saber en buenos términos; y que la disculpe si, en algún momento y sin quererlo, ha obrado equivocadamente, y verá que, paulatinamente, esta enojosa situación irá borrándose de su vida. Buena suerte.
Dra. Katia Murrieta
Abogada. Telfs.: 231-1743, 231-2129, 230-5780.