Decepcionada de la hija
Soy una mujer afligida, pues siento decepción de mi hija de 9 años, quien no es físicamente lo que yo esperaba, puesto que heredó rasgos indígenas de su abuelo paterno. Siento que ella no me pertenece, mis dos primeros hijos son bastante atractivos, no me nace un sentimiento de amor profundo hacia ella, e incluso tiene problemas de conducta, me desobedece todo el tiempo y su padre no le dice nada.
He tratado de aceptar que es mi hija y debo cuidarla, pero la situación ha empeorado desde que el padre comenzó a viajar por motivos de trabajo y la conducta de la nena ha empeorado, ya no soporto. Mi familia ha hecho comentarios despectivos sobre ella, y me pongo a pensar que a futuro, su aspecto le causará problemas como el bullying. Necesito corregir este sentimiento de culpa y quiero ayudarla a que crezca sana y segura, es mi hija y debo protegerla, pero no sé cómo, si yo, siendo la madre, no la veo hermosa.
Vanesa,
Guayaquil
Estimada lectora: el amor que toda madre siente por sus hijos no debe de depender del color de su piel ni de sus características físicas ni el grado de inteligencia, sino solo por saber que es el producto de sus entrañas y el regalo que Dios le concedió. El amor maternal es tan grande que muchas veces ven a sus hijos más hermosos de lo que realmente son y cubre todas las deficiencias que se dan en ellos. Salvo raras excepciones toda madre considera a sus hijos como la cosa más maravillosa del mundo.
En su caso, lamentablemente, se da por su parte, y hacia su hija una especie de aspecticismo, que es una discriminación a las personas que no han tenido la suerte de nacer bonitas. Parece que en su familia es una orden primordial el ser atractivo físicamente. Esto, sin lugar a dudas, su hija lo habrá sentido como un rechazo de parte de usted y de sus hermanos. Usted tratará de reprimir este sentimiento negativo, que debe traerle mucha culpabilidad, pero aún así debe manifestarse en el resto de la familia, incrementando de esta manera el rechazo a su hija.
Los niños, para tratar de sobrellevar la rabia e impotencia que sienten, asumen conductas negativas como agresividad, tristeza y depresión; tienen baja autoestima, problemas para relacionarse con los otros, son muy sensibles al rechazo de los demás y peor al de la madre, muy aparte de la ansiedad normal que se da en ellos por cosas como la oscuridad, los temblores, las tormentas, las separaciones y los cambios en el hogar, en este caso por la ausencia del padre, que la niña tomará como abandono.
Usted debería hacer un análisis de si el gran parecido a su suegro le recuerda malas relaciones o experiencias negativas con él, y al mirar a la niña se acuerda de eso, lo que aumentaría indiscutiblemente su desagrado al verla. Pero tenga presente que no es su niña, sino el mal recuerdo de su suegro (trabaje en este punto).
La madre es el principal modelo para la hija en la construcción de su autoestima, por ello de su conducta y actitudes depende que ella asuma buenos comportamientos. Le daré algunos consejos para ayudar a la niña: Lo primero que ustedes pueden hacer es establecer un fuerte vínculo de apego que le permita a su hija confiar plenamente en sus padres, lo que la llevará a ser más segura.
Póngale mucha atención a lo que ella le diga, mírela a los ojos, permita que se desahogue dele importancia a lo que le cuente, ayúdela a superar sus complejos.
Enseñe a su hija a ser asertiva, que diga siempre lo que sienta y lo que desee y que luche por alcanzar sus metas, que sea independiente de la aceptación de los demás y vea el lado positivo de las cosas. Felicítela por sus buenas acciones, recompense sus virtudes. Valore sus momentos buenos, trabaje en su autoestima y permita que resuelva sus cosas ella misma. Pero principalmente ámela, consiéntala, acaríciela, y observará cómo poco a poco se va transformando en una niña muy querida. Ella está pidiendo con su conducta atención, cariño y paciencia. “El amor de las madres embellece a los hijos”. Ella será una linda mujer.
Dra. Linda Coronel de Arias.
psicóloga clínica, especialista en conflictos de pareja.
Telfs.: 212-5681, 099-340-7550.