Desconfianza y depresión
Mi esposo tiene 62 años, es muy trabajador, cumple con todos los gastos de la casa. Hace tres años tuvo una aventura, incluso se fue de casa con ella. Para remediar la situación, me llevó a la iglesia y juró que no tenía una amante. Que se fue a reflexionar, que por qué lo acuso si no lo he visto.
Con todo lo que he pasado, no le tengo confianza. Quiero poner fin a esta situación, pero no tengo pruebas. El año anterior, un amigo de mi hijo lo siguió y descubrió que entra a una casa donde vive una mujer casada. He hablado con él de manera amigable, enfrentándolo, expresándole que esto no es saludable para los dos. Lo único que me dice es que le muestre pruebas.
Esto me deprime mucho. A veces pienso si seré yo la del problema, porque él pasa en la finca trabajando, a casa llega los viernes y se va los martes. Tengo 59 años y trabajo, por esa razón no puedo pasar con él más tiempo. No tenemos problemas económicos, pero lamentablemente faltan la confianza y la tranquilidad que todos deseamos. Faltan esa repuesta a las demostraciones de amor y detalles que yo le demuestro para ver si cambia la situación. Tengo sentimientos encontrados, ya no sé qué hacer.
Dora,
Quevedo
Es importante que termine con la incertidumbre de saber si su esposo la engaña o no. Independientemente de que decida buscar pruebas o no, de lo que cree que está pasando con él, debe clarificar esos sentimientos encontrados que son los que le provocan su depresión.
Si realmente quiere ponerle fin a la situación que relata, tiene tres opciones que solo usted puede decidir: 1. tener un divorcio basado en dudas, 2. continuar viviendo un matrimonio como el actual, con dudas que la atormentan y le ocasionan perturbación emocional o 3. recuperar su matrimonio bajo un marco de tranquilidad emocional.
Apóyese en las interrogantes: ¿Quiero continuar con mi matrimonio? ¿Quiero estar con mi esposo el resto de los días? ¿Por qué sí o por qué no? En caso de que quiera continuar con su matrimonio, busque fortalecer su relación.
Le sugiero lo siguiente: lleve una conversación con su esposo a otro nivel, desde un lenguaje positivo (en una comunicación abierta y positiva no hay intimidación, críticas, amenazas, insultos ni actitudes defensivas). Busque pertenecer a un grupo de matrimonio vinculado a su credo. Busque terapia de pareja. Programe unas vacaciones para pasar junto a su esposo más tiempo. Escuche a su pareja (escuchar es una habilidad que mantiene unida a la pareja).
Recuerde, un matrimonio que no tiene manifestaciones de amor y cariño seca los corazones y vacía el alma, llegando a ser una relación no saludable. Finalmente, es importante observar que el respeto y el amor desbaratan cualquier indicio de hostilidad en una pareja. (F)
Silvia Cordero,
Psicóloga, máster en Desarrollo de la Inteligencia y Educación.
Telfs.: 502-1610, 098-868-5690.