Enamorada a la defensiva
No sé qué decisión tomar. Tengo una relación de 9 meses con una chica de 27 años, a la que ya conocía desde hace unos años como amiga, y nos enamoramos. Sin embargo, su trato a veces es muy defensivo, pues una pequeña broma o comentario le afecta, algo que otra persona lo tomaría diferente. Su sarcasmo e inseguridad y el que me diga que me busque a otra pareja han terminado con ese afecto que tenía por ella. He pensado cortar esto, porque no me hace bien tanto problema. Pero por su depresión que la hizo aislarse de su familia, no puedo. Además, me enteré por otra persona de que le diagnosticaron leucemia. Tengo 38 años y no he pasado antes por esto. No quisiera que ella caiga nuevamente en depresión con intento de suicidio. Le recomendé ir a un especialista, pero se rehúsa y se aísla. Incluso, a veces está alegre y otras agresiva o triste. No sé qué hacer.
Álex,
Guayaquil
Me surgen algunas preguntas con respecto a su relación: ¿Por qué se entera por otra persona y no por su enamorada de la enfermedad? Si hay una relación fundamentada en el amor y la confianza, ella ha debido decírselo. ¿La depresión de ella es antes de enterarse de su leucemia o es después? y ¿por qué se ha aislado de la familia? Es el momento en el que más necesita del cariño y comprensión de sus seres queridos. Si bien es cierto, no todos reaccionamos igual, el hecho de que su enamorada reaccione como usted lo dice, es un indicador de conflictos internos sin resolver y heridas que tienen que sanar. Si a eso le añadimos la enfermedad por la que está pasando, tiene motivos de sobra para buscar ayuda. Usted tiene razón en querer ser un apoyo en estos momentos para ella, pero tampoco puede ser su terapeuta, eso no le corresponde. Nadie puede ayudar a quien no quiere ayudarse primero a sí mismo. Una relación de pareja debe aportarnos, sumar a nuestra vida, hacernos sentir que somos mejores personas con ella
a nuestro lado. Obvio que se viven momentos difíciles, pero no tiene por qué ser una relación problemática. Le aconsejo que tengan una conversación sincera en la que usted le manifieste antes que nada que sabe lo de su enfermedad y después cómo se siente con su conducta sin atacarla, ni juzgarla. Lleguen a acuerdos en que los dos se sientan bien y que ninguno salga perdiendo. Si después de eso la situación no cambia, usted tendrá que tomar sus propias decisiones. Tenga siempre claro qué quiere para su vida y su futuro.
Rosita Sánchez Laserna,
psicóloga y terapeuta familiar. Telfs.: 283-4015, (09) 961-0288.