Esposa “le puso los cachos”
Tengo 30 años y soy padre separado. Mi esposa me puso los cachos hace un año y dos meses. Bueno, lo que pasa es que quiero mucho a mis hijos y he querido llevar una relación de amigo con ella, pero solo recibo insultos por su parte porque dice que quiere volver conmigo. Por el amor a mis hijos lo hubiera hecho, pero ella no demuestra un cambio. Se nota en su mirada, más los insultos. ¿Qué puedo hacer? La quiero todavía, pero tengo miedo de que me vuelva a engañar.
Miguel,
Guayaquil
La separación ocurre cuando el desequilibrio en la relación llega a un límite y no se tomaron oportunamente medidas de compensación para recuperar el amor. El desequilibrio se genera cuando la pareja no es atendida con dedicación; cuando el uno da y el otro no devuelve lo que tomó, con amor, y un poco más, generando el crecimiento de ese amor. Si uno quita, con la infidelidad o el maltrato, o el abandono o la falta de atención, el otro mira a alguien más, en una búsqueda angustiosa de encontrar paz y afecto, siendo capaz, incluso, de romper toda norma y dejar las culpas a un lado momentáneamente.
Reconstruir la relación requiere dejar el pasado atrás. Requiere dejar posiciones como “yo soy mejor que tú” y “yo te perdono”, para generar un equilibrio entre el que da y el que toma y viceversa, que permita que el amor florezca nuevamente.
El amor a los hijos no es el motor del equilibrio. Apenas son unos pequeños que no pueden cargar con las demandas de los padres. Los hijos son una parte del vínculo que jamas terminará entre el padre y la madre, aun cuando la relación se acabe. Los hijos requieren el respeto y la gratitud del padre a la madre y viceversa, por encima de toda acción o juicio. Así, papá y mamá se encuentran en el corazón de los hijos, con amor. Y entonces son felices.
Si la mirada y la actitud demuestran el dolor y el resentimiento, a través de la rabia, hay que sanar primero. Buscar un espacio para que su esposa sane el dolor y suelte la culpa. Los intentos suyos de recuperar su amor, de cambiar sus sentimientos, pueden generan mayor rechazo y dolor. Mucho más si provienen de la pretensión de que ella muestre cambios y de la superioridad de quien se siente más bueno que el otro. Es mejor soltar. Reconocer qué puso cada uno de bueno en la relación y dejarlo en manos del otro. Reconocer qué puso cada uno de malo en la relación y tomarlo con responsabilidad, liberando al otro de esa carga. Abandonar la pretensión de perdonar, que rompe el equilibrio. Acercarse al otro sin forzar, sin aconsejar, sin exigir ni suplicar y mucho menos juzgar. Y soltar. Y volver la mirada al otro: ahí se encuentra la respuesta. Sí. No. Sin añadir nada, sin argumentar nada. Y soltar, y continuar con la vida.
Óscar Nieto Barquet,
Psicólogo clínico y facilitador de Constelaciones Familiares.
Telfs.: 238-0467, 099-849-6326.