Hija vive con su padre

20 de Julio de 2014

Hace más de un año mi hija de 15 años tomó la decisión de irse a vivir con el papá aduciendo que soy muy brava, que la controlo, que no la dejo ir a todas las salidas o fiestas con sus amigas. Solo la protegía, pero sé que exageré.

He pasado los peores meses de mi vida, me enfermé del corazón y sé que mi hijo más pequeño no merece verme así. He aceptado mis errores ante ella y espero no hacer lo mismo con mi hijo. Acepto todo, pero es posible que la ley permita que, transcurrido todo este tiempo, ella no me vea ¿solo por horas? Siempre está ocupada, tiene fiestas, duerme en casa de sus amigas y hasta tiene enamorado. El padre en pro de no perderla, le permite todo todas las semanas. No tengo buena relación con el padre de ella, pues quedé embarazada muy joven. Si bien es cierto él estuvo en la parte de los gastos, fui yo la que siempre estuvo a su lado. Soy la parte estricta, él solo consiente y siempre le decía: ¡cuando tengas 12 años te vienes a vivir conmigo! El no es mala persona, pero considero que no ayuda en que ella me vea. Dice “cosecha lo que cultivaste”. Cómo dice eso. Por mí ella es la buena niña que creo aún es... yo la crie sola. Está en una edad difícil y la entiendo, pero mi corazón ya no aguanta más sufrimiento, de verla tan insensible, solo me busca cuando necesita algo y eso me duele.

He recibido terapia, pero ya no sé qué más hacer. Puede la misma ley que la ampara a ella y le da la facultad de vivir con quien ella quiera obligarla a tener visitas conmigo. Las visitas que yo permitía con el padre desde que nació. Soy su madre y no creo que una niña pueda mandarse. Ella está confundida, vive en un mundo de lujos y me preocupa que su padre, que no está con ella siempre, porque trabaja viajando, no se dé cuenta del daño que le hace. Vivir en una burbuja llena de apariencias. Le compra todo, va al gym, spa y de viaje con sus amigas al exterior. Después del colegio hasta las 10 de la noche está en la calle. ¿Acaso es malo que me preocupe por ella y que quiera protegerla? ¿Dónde tengo que ir para exigir mis derechos sobre ella?

N.N.,
Guayaquil

A veces, las leyes resultan insuficientes para, mediante su aplicación, remediar o solucionar los problemas que se derivan de la conducta y de los sentimientos de las personas. Por supuesto que usted podría solicitar al juez que conoció del caso y resolvió sobre la tenencia de su hija, que regule las visitas, de modo que pueda pasar con ella más tiempo del que lo hace regularmente, y explicarle el posible riesgo en que se encuentra por la falta de control. Salvo excepciones, la madre es quien se preocupa por sus hijos y los protege, aún con su propia vida, y se lleva los tormentos de su descendencia hasta más allá de la tumba. Sin embargo, a veces, se presentan cuadros como el descrito en su misiva, que escapan de las manos de los juzgadores. A la edad de 15 años, dependiendo del carácter y de la disciplina del adolescente, es muy difícil imponerles reglas y normas de conducta apropiadas, cuando esto no se lo ha trabajado desde la base, es decir, desde el nacimiento de la criatura y, en forma permanente, durante su desarrollo.

Más que acudir a un tercero, frío funcionario que jamás podrá sentir lo que usted experimenta, creo que debiera acercarse más a su hija, atravesando la acera para salvar la brecha generacional, sin esperar a que ella lo haga. Generalmente, los padres no entendemos a nuestros hijos porque no nos ponemos debajo de su piel. Pensamos, sin darnos cuenta de lo que está ocurriendo, que ellos tienen que entendernos a nosotros, cuando lo ideal es lo contrario. Trate a su niña con amor, ternura, paciencia, tolerancia y comprensión. Conviértase en su mejor amiga, aliada y confidente y verá que, poco a poco, irá mejorando su relación. Y, en este paisaje, no debe desaparecer el padre. No sabemos, en su interior, a quién su hija culpabiliza por la ruptura de los dos. La rebeldía, en ocasiones, suele provenir de la falta de afecto entre los padres y de su separación. Recojan, entre los tres, los retazos de familia que aún quedan y emprendan un trabajo mancomunado, con usted a la cabeza, que conduzca a la menor por el camino correcto.

Dra. Katia Murrieta Wong,
Abogada. Telfs.: 231-1743, 231-2129.

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