Hijo con tic nervioso
Tengo un hijo de 26 años que desde los 13 tiene como un tic nervioso, es decir un movimiento continuo de la boca que los mueve a los lados, se toca y aprieta los labios y no los puede dejar en paz. Esto le da una mala imagen, ya que desespera a las personas que conversan con él. El tic es más constante cuando está estresado.
Pienso que puede atribuirse a mi separación con su padre cuando el tenía 9 años y que vivió por un año en la casa de un familiar que era extremadamente complicado y exigente. He conversado con él varias veces sobre su problema, pero cada vez que toco el tema él se enoja y dice que puede controlar su maña, pero los años han pasado y cada vez es peor. Él es una persona muy segura y ha cumplido muchas de sus metas, pero quiero saber a qué se atribuye el tic y qué se puede hacer para ayudarlo a superarlo porque su tic es tan fuerte y notorio.
Nina,
Guayaquil
El padecimiento que relata la consulta se refiere a la categoría general de los desórdenes de tics agrupados en las categorías de desorden de Tourette’s, Desórdenes Crónicos persistentes de tipo bucal o motor, otros desórdenes específicos de tics y Desórdenes inespecíficos de tics, por lo que el especialista que lo atiende tiene que hacer un diagnóstico diferencial , ya que cada uno tiene características parecidas aunque también diferenciales en su expresión clínica. La prevalencia de estos desórdenes es de 3 a 8 por mil en niños o jóvenes en edad escolar y hay mayor afectación en el sexo masculino con relación de 2 a 1 y 4 a 1. El pico de inicio está entre los 10 y 12 años y puede relacionarse con un aumento de la tensión ambiental, pero existen además mayor riesgo cuando hay antecedentes familiares, un diagnóstico previo de déficit de la atención e hiperactividad, trastornos obsesivos compulsivos, ansiedad de separación, abuso de sustancias o trastornos depresivos. También se han apreciado algunas raras variantes genéticas dentro de la familia y antecedentes de abuso de alcohol y tabaco durante el embarazo, edad avanzada de los padres, bajo peso al nacer u otras complicaciones obstétricas. En cuanto al ambiente, el cuadro clínico muchas veces es precedido por el hecho de tener que interactuar el niño o el adolescente con figuras autoritarias en la familia o en la actividad educacional. Los individuos afectados disminuyen su funcionamiento adaptativo social en forma progresiva y tienden al aislamiento progresivo y a la inseguridad adaptativa. En algunos casos el problema es situacional y es susceptible de modificación más firme cuando se mejoran las condiciones ambientales.
En la mayoría de estos casos la enfermedad comienza después de los 18 años. El tratamiento consiste en psicoterapia cognitiva conductual, al mismo tiempo que se utilizan fármacos específicos que permiten controlar con relativa eficacia el cuadro permitiendo a la persona un nivel de funcionabilidad social, laboral o educacional más adecuado, a la vez que impide el aislamiento social progresivo.
Dr. Pedro Posligua Balseca,
Neuropsiquiatra.
Telf.: 256-1201, 099-940-8192.