Hijo se chupa el dedo
Mi hijo de 11 años aún se chupa el dedo para dormir y en ocasiones mientras está viendo televisión. Le hablo y le explico que eso le hace daño para sus dientes principalmente, él lo entiende, pero me dice que es más fuerte que él. ¿Indíqueme qué puedo hacer?
Carlos,
Guayaquil
Chuparse el dedo es una típica conducta repetitiva que tienen los niños pequeños y que se convierte en un hábito con el tiempo. Con ello se evaden situaciones molestas o emocionales y los ayuda a bajar niveles de ansiedad y manejar el estrés de eventos diarios. La mayoría de niños deja de chupar el dedo cuando está en el preescolar o lo hace solamente en las noches. Algunos chicos lo mantienen como hábito automático e involuntario en etapas posteriores, más como una maña que cuesta abandonar que como síntoma de una patología subyacente. Lo que al inicio estuvo asociado con hambre, sueño, frustración o cansancio, solamente queda como costumbre que se resiste a esforzarse por abandonar. Lo negativo es que produce problemas dentarios, especialmente maloclusión, problemas con los amigos si se enteran de que lo hace, entre otros. En algunas ocasiones se convierte en una conducta desafiante que surge de la búsqueda de atención negativa.
No sé si ese podría ser el caso de su hijo, pero le recomiendo conversar con él haciendo una oferta de apoyo a dejar el hábito si él consiente trabajar en ello. Se le puede aplicar una sustancia amarga, poner un vendaje, establecer un sistema de recompensas por acumulación de días sin chuparse el dedo o incluso puede usarse un depósito intraoral que es colocado por un dentista. El éxito es inmediato si el chico decide dejarlo, de lo contario se convierte en una lucha inútil de poderes. Le sugiero entrenarlo en ser consciente de la presencia y severidad de su problema, a detectar el primer signo de tocar los labios para evitar a tiempo, introducirlo a la boca o entrenarlo en técnicas de relajación que ayuden a reducir la tensión que pudiera estar detrás. Si todo lo sugerido no da resultado, lo más probable es que su hijo tenga una ganancia secundaria de continuar chupando como podría ser el ganar momentos de atención de sus padres, y eso requiere otro tipo de apoyo terapéutico.
Évelyn Brachetti de Areco,
psicóloga clínica. Telf.: 238-7211.