Madre decepcionada
Siento un dolor inmenso en mi corazón de madre. Quisiera no existir. Tengo un hijo de 21 años y resulta que hace unos meses me dijeron que él mostraba sus partes íntimas a las mujeres, especialmente colegialas que transitaban por su vivienda. Lo confrontamos con el padre y nos dijo que no dependía de él, que sentía placer y que por más que luchaba por no hacerlo se le metía el demonio y lo hacía, y cuando se daba cuenta ya estaba en esa acción. Además se masturba mucho y como a veces tiene dinero se va al barrio de tolerancia a saciar ese instinto.
Lo llevé al hospital psiquiátrico y le mandaron unas pastillas para bajarle el líbido, pero tenían la contraindicación de que podía en un futuro perder el deseo por el sexo o algo parecido, y mi esposo se opuso a que las tomara, y nos prometió llorando que ya nunca más lo iba a hacer y yo le rogué que lo cumpliera porque me moriría si eso lo conllevaría a cometer un crimen en contra de alguien del sexo opuesto como violación, y lo llevarían preso donde allí le harían lo mismo. Me aseguró que ya no lo haría, pero después de tres meses mi esposo lo encontró de nuevo haciendo eso y me siento morir. Mi esposo le habló y lo castigó con un cable de antena y desnudo. Deseo ayudarlo.
N.N.,
Guayaquil
El problema que presenta su hijo está dentro del grupo de las llamadas parafilias, su nombre específico es exhibicionismo, que consiste en actos repetidos de exposición de los genitales a un extraño con el objetivo de alcanzar excitación sexual, esperando que la otra persona se sorprenda o asuste como requisito para desencadenar dicha excitación que puede acompañarse en ocasiones de actos masturbatorios, la reacción que más detestan suele ser la indiferencia o desprecio.
Se presenta mayoritariamente en hombres, por lo general tímidos, poco asertivos con las mujeres a las que con este acto las desafía y tienen el poder de captar su atención. No se dan intentos de realizar relaciones sexuales con las personas a las que se exponen, por tanto, es poco probable que se dé una violación. Sin embargo, el exhibicionismo se considera una ofensa sexual y puede llegar a ser detenido por la policía. La tasa de recaídas con tratamiento bordea el 18,6%, por lo tanto estimada señora, no se desaliente porque no es suficiente la voluntad de su hijo o los castigos para superar el trastorno, existen diversos métodos de tratamiento que pueden ayudarlo, como la terapia cognitivo-conductual que le permita desarrollar vinculadores positivos (comunicación, habilidades sociales, etc.), reconocimiento y corrección de las distorsiones cognitivas, entrenamientos empáticos y aversivos. En algunos pacientes pueden beneficiarse conjuntamente de tratamiento medicamentoso.
Dra. Consuelo Camacho,
psiquiatra-sexóloga. Telf.: 239-4932