Mujer envidiosa
Tengo 36 años y mi vida ha sido complicada. No he sido feliz porque mi marido me dejó por una mujer joven. Yo tengo un hijo y no le importó. Desde ahí le tengo envidia a las mujeres jóvenes y peor si son bonitas. Actualmente estoy gordita con flacidez y tengo inseguridad. A mi prima, que es joven y que vive conmigo, le he hecho muchas maldades, le he dañado sus blusas con blanqueador y se las he cortado por envidia. Reconozco que la juventud de mis rivales me quita la paz. No sé qué hacer. No soporto ver una mujer mejor que yo y les busco cualquier defecto, así no lo tenga. Reconozco mi problema y no puedo con mi edad. Cuando salgo, los hombres siempre observan mujeres menores que yo y me he traumado. Todos saben que soy envidiosa y quiero cambiar.
Soraya,
Guayaquil
Ante todo quisiera saludarla y decirle que con sus 36 años, usted se encuentra en lo mejor de la vida, donde la mujer está muy joven aún, y se pone muy interesante por muchos factores que suceden en ella. Por lo tanto, el trabajo con la autoestima es algo necesario en su caso, ya que los enojos y los celos a veces nos atrapan desprevenidos, sin saber cómo manejar esa situación. Y si esa sensación viene arraigada desde un tiempo atrás, lo más probable es que el problema se asocie con lo que está experimentando ahora. Estos síntomas ocurren normalmente en todas las personas a menor escala, pero se agudizan cuando las emociones han sido vulneradas en los estadios inocentes de nuestra infancia. Y sin el debido tratamiento y recuperación a través del afecto personal, estaremos desprovistos de la espontaneidad y confianza en nosotros mismos por consecuencia de sus efectos. Las emociones cuando son claras pueden ser las verdaderas guías de nuestra vida racional; cuando no es así, nos desorientan, ya qué su mal funcionamiento reduce la capacidad de la “inteligencia emocional” que todos poseemos. Sugiero que haga terapia de manejo de emociones; para llegar nuevamente al equilibrio buscado y al enriquecimiento positivo de estas. Por la cantidad de energía de la que dispone, también se le sugiere que haga un deporte visceral. Siguiendo algunas pautas, el mejoramiento debe surgir sintiéndose cada vez mejor consigo misma. “El temperamento y las condiciones que sujetan con el miedo, necesidades desmedidas, odios, irritabilidad continua debido a cosas sin importancia, entre otras, son estadios negativos primarios del ser. Si los experimentamos, estamos observando las energías desagradables de la mente, que deben ser controladas por la razón o con una terapia indicada para volver al estado de serenidad que añoramos. Adonde podamos volver a tomar decisiones apropiadas en la vida, dignas de nuestro adecuado desenvolvimiento personal; y al lograrlo, ser nuevamente dueños de nosotros mismos.
Balbina de Thoret,
psicóloga clínica. Telf.: 234-5687.