Niño desconcentrado

12 de Julio de 2015

Mi hijo de 8 años siempre ha sido dulce, gracioso e inteligente. Vivimos junto con la familia paterna, rodeados de personas que lo quieren. Su padre y yo trabajamos, no descuido sus tareas y estoy pendiente de ellas. Pero en la escuela es muy distraído, prioriza el juego a terminar o copiar las clases y tareas, no cuida sus cuadernos. La profesora dice que es un niño inteligente, de rápido aprendizaje, su problema es la conducta. En casa no termina las tareas sin que se entretenga con otra cosa. Le hemos hablado seriamente en varias ocasiones.

Su padre nunca lo castiga, solo lo amenaza sutilmente; yo he tenido que castigarlo físicamente por los continuos llamados de atención escritos de la profesora, le retiré su tableta porque sospeché y vi que había ingresado a sitios de adultos, aunque lo negó rotundamente. Viajamos en familia, hacemos deporte y actividades juntos, pero no logramos que cambie su actitud a pesar del amor, alimentación balanceada y atenciones. A su hermano de 12 años no lo ve como ejemplo, siendo que es responsable, buen estudiante y sensato. Temo que conforme avanza el tiempo sea más difícil corregirlo, me duele castigarlo, pero no quisiera que siga creciendo así.

Susana
Guayaquil

He leído detenidamente su carta y puedo observar lo siguiente: el niño ha dado un cambio en su conducta habitual y eso se ha notado en casa y en la escuela, esto indica que hay alguna situación que lo inquieta y que no puede expresar. Los niños son muy proyectivos y sensibles, ellos no disimulan.

Me indica que ha encontrado que visita en su tableta sitios de adultos aunque él lo niega, esto es otro síntoma de que está experimentando inquietudes que, al no ser propias de su edad, me llevan a pensar que hay una persona que se las ha mostrado, por imprudencia o con intención. Tenga mucha atención y revise quiénes lo frecuentan, no olvide que es solo un niño de 8 años y requiere protección.

El castigo físico está más contraindicado que nunca en este caso, ya que lo que se debe propiciar es un ambiente de confianza para él. Acérquese a su escuela y converse con la maestra, pídale que le detalle los cambios que observa no solo en lo académico, sino en lo afectivo. Observe si el niño tiene cambios en el sueño, en la alimentación, si a ratos está irritable sin razón, terrores nocturnos, entre otros.

Me dice que no ve a su hermano como un modelo a seguir, habría que revisar si no se emiten comparaciones entre ellos. El mayor está en plena adolescencia, considero que se debería dialogar con él y abordar el tema de la sexualidad, ya que está en su despertar natural y necesita guía; además, controlar el uso de la tecnología en casa para ambos. Es importante que considere que las inquietudes de la niñez no son las mismas que las de la adolescencia.

Insisto, no se centren solo en los descuidos académicos del niño, abran el diálogo a todo el sistema familiar. Y, finalmente, conversen con todo el grupo que rodea al niño, sobre todo la familia paterna, es muy importante que su interés como padres se vea, ya que eso revierte en beneficio para su hijo. (F)

Sonnia Navas Gafter,
Psicóloga clínica, magíster en terapia familiar sistémica.
www.sonnianavas.com.
Telf.: 099-295-1231.

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