No ama a su esposo

Tengo 30 años y una década de casada con un esposo de 40. En realidad me casé muy joven y decepcionada por una relación que había fracasado unos meses antes. Cuando conocí a mi pareja él fue la mejor opción: primero para salir de mi casa y segundo el querer olvidar a esa persona. Realmente nuestra relación solo funcionó los primeros 6 meses de matrimonio, ya que él perdió el interés sexual en mí. Nuestra relación a los ojos de las demás personas es perfecta, pues en mi hogar no falta nada, ya que nuestra situación económica es bastante buena. Realmente él no es una mala persona, me apoya y permite que haga todo lo que deseo, tiene buena relación con mis amigos y familia, pero la verdad es que en la intimidad somos dos extraños, ya que pasan meses en que no me toca. Al principio esta situación me dolía y logró afectar mucho mi autoestima, por eso empecé a trabajar, ya que cuando nos conocimos yo estaba por graduarme de arquitecta, pero siento que eso solo nos separó más. Actualmente tenemos un hijo de 3 años, al que ama con su vida. En muchas ocasiones le he manifestado mi descontento con la relación que llevamos, ya que solo siento que soy un objeto más que él lleva con él, ya que jamás hablamos de nuestros sentimientos. El problema está en que hace tres años por mi trabajo me volví a contactar con mi exnovio. Cuando nos volvimos a ver traté de mantenerme alejada de él, pero con el trato día a día en el trabajo he salido en varias ocasiones con él. Luego de estas salidas me he dado cuenta de que ya no siento interés por mi esposo. Lo quiero porque es el padre de mi hijo, pero ya no lo amo. Mi exnovio me ha pedido que me separe, que lo deje y que formemos un hogar mi hijo, él y yo. Pero realmente me falta valor para dejar todo lo que tengo, no sé hasta cuándo pueda aguantar. Me siento confundida porque no quiero que una mala decisión arruine la vida de mi hijo, pero también pienso que algún día él va a crecer, se va a ir, y qué va a pasar conmigo, pues voy a envejecer al lado de alguien a quien definitivamente dejé de amar.

Amanda,
Cuenca