Su casa, una pocilga
Desde hace unos diez años aproximadamente mi esposa ha venido desarrollando un quemeimportismo hacia el hogar, lo que antes era un lugar de tranquilidad y esparcimiento, ahora solo es desorden, suciedad y descuido por todos lados. El hecho es que todo acumula y lo que antes era un cálido hogar, ahora es un caos con demasiados problemas de limpieza.
Tal vez yo fui creando poco a poco esta situación, porque era quien me encargaba los fines de semana de limpiar y arreglar a mi gusto las cosas y acondicionaba el lugar para que se viera como un verdadero hogar, para relajarme y estar tranquilo después de las duras y largas jornadas de trabajo de más de doce horas (auditor). Luego, esto fue decayendo porque ya me fui cansando de que todo me lo dejaba para arreglar y llegábamos a discutir porque no hacía nada por ordenar y limpiar. Tomé una actitud de dejar las cosas como ella quería y la verdad ya no quiero ni llegar a mi casa a descansar. Creo que nuestro hogar se convirtió en una pocilga y ahora se suman animales como gatos (6) y tres perros, en algunos casos no se limpian sus necesidades y cuando llego estallo por esa situación. He tratado de botar los gatos, pero por alguna razón aparecen más. En varias ocasiones he tenido que llevar a mis hijos al médico y este confirma la enfermedad respiratoria por los gatos. Estoy a punto de separarme por estos malos ratos y peleas.
Jean Carlos,
Durán, Guayas
Su caso es bastante complejo y se necesitaría más información para diagnosticarlo. Sin embargo, por las características que usted menciona, es obvio que su esposa sufre un trastorno mental que la lleva a acumular objetos y mantenerlos desordenados, se conoce como “síndrome de Diógenes”, es una variante grave del trastorno obsesivo compulsivo, se caracteriza por acumular basuras, desperdicios, objetos inservibles, etcétera, de forma desorganizada, siendo incapaces de desprenderse de ellos. También pareciera estar desarrollando conductas de acumulación, propio de personas que han sufrido algún trauma psicológico o síntomas de depresión grave.
Definitivamente, en el fondo de esta conducta residen miedos irracionales que le impiden a la persona reconocer y enfrentar el problema. Pueden ser muchas las razones: necesidad de abundancia, temor al éxito o al fracaso, ligaduras sentimentales. También en personas con escasas habilidades de resolución de problemas, falta de planificación, mala gestión del tiempo, un déficit en el afrontamiento de situaciones de vida (desempleo, separaciones, duelos, etcétera). Este tipo de alteraciones afectan por lo general a personas mayores que viven solas, pues desarrollan “apegos emocionales” a los objetos, tratándolos como sustitutos de sus carencias afectivas. Pero en el caso de su esposa hay otro componente y es el de no realizar ningún tipo de limpieza, lo que afecta a la salud de la familia en general, agravada por la presencia de animales mal cuidados y sin higiene. La personalidad desordenada es poco perfeccionista de las que no necesitan tener el control del entorno. Así, el beneficio de ser desordenado a corto plazo es el no tener que esforzarse, el orden supone esfuerzo y consumo de tiempo. Aunque la mayoría de las veces el desorden es una conducta aprendida. Muchas de nuestras conductas las aprendemos y mantenemos por asociación. Puede ser que para su esposa esto haya empezado como un simple hábito, que por no enfrentarlo a tiempo ahora está fuera de control. Cuando un hábito está instaurado es muy difícil modificarlo. Esto supone una inversión de tiempo y esfuerzo que no todas las personas realizan. Cambiar una conducta inicialmente es fácil, lo complicado es mantenerla, pero si se persiste se puede cambiar. Le recomendaría que hable con la familia de ella y lleve a su esposa con un especialista en psicología cognitiva conductual, para que incluya a sus hijos, asignándoles pequeñas tareas que puedan realizar, al igual que a su esposa, a quien se le propondrían pequeñas metas, no un cambio radical, desde el inicio, porque al no poder lograrlo se desestimularía. Por ejemplo: no dejar tirada la ropa por el suelo por una semana y recompensar la acción. Lo importante es ser perseverante, esta es la estrella del cambio.
Dra. Glenda Pinto Guevara,
Psicóloga Clínica. Terapia de pareja, familia, niños, adolescentes y adicciones.
Telfs.: 232-4066, 099- 961-2322.