Sus hijos, las drogas y usted

Por Lenín E. Salmon
02 de Noviembre de 2014

Es triste enterarse de que una niña venda heroína en su escuela para mantener su adicción, o de que un niño muera por una sobredosis. También es penoso aceptar que muchos adolescentes tienen años bebiendo alcohol sin control, convencidos de que emborracharse “no es lo mismo” que drogarse como los primeros. Así mismo, un alto porcentaje de padres piensa que, como son “buenos padres” en el sentido amplio de la palabra, sus hijos van a adquirir, ipso facto, una inmunización contra las influencias del ambiente en que viven o estudian. La realidad, desafortunadamente, va en dirección contraria: Cualquiera que sea la causa, nunca en nuestra cultura la droga ha estado tan cerca de nuestra casa como ahora. A menudo tan cerca como el bar, la computadora o el botiquín (muchas medicinas de prescripción que tomamos los padres pueden ser usadas por los hijos para alterar su mente).

Los padres pensamos que en algún momento va a ser necesario “hablar” sobre los peligros del alcohol y las drogas, y muchos lo hemos hecho en su momento. Otros padres no, porque el comportamiento que han visto en sus hijos no lo ha exigido. Pero sería un error, talvez muy grave.

Todo niño, mejor cuanto más joven, debe ser informado de los peligros relacionados con el consumo de estas substancias y de cómo, para protegerlo, su vida social debe tener limitaciones de acuerdo a su edad y su personalidad, limitaciones que irán desapareciendo conforme vaya madurando. Hasta que este nivel se alcance los padres deben monitorizar su comportamiento y actitudes, chequearlo de cerca cuando regresa de una reunión, conocer a los amigos con quienes se reúne, visitar con frecuencia la escuela. Si va a dormir fuera deberá ser en una casa conocida, y de común acuerdo con los padres anfitriones (y sabiendo que es prohibido beber). Para más seguridad a veces habrá que inspeccionar su cuarto o su mochila, aun al costo de tener que explicárselo después.

Cuando la conducta de un hijo es sospechosa, o las evidencias innegables, hay que intervenir inmediatamente utilizando todos los recursos que se requieran, sin darle otra opción que rehabilitarse. Pero el énfasis, por estar en juego una vida, siempre deberá estar en la prevención, a cualquier costo.

salmonlenin@yahoo.com

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