Cómo iniciar a los niños en la escritura
Los avances tecnológicos nos llevan a escribir cada día menos a mano. Pero elaborar un manuscrito sigue siendo un aprendizaje básico para todo ser humano.
Aprender a escribir es fundamental, pero estar preparado para ello también. Antes de poder hacerlo, es necesario que el niño domine y controle su cuerpo, sus movimientos, tenga destreza manual y sea capaz de desplazar la mano o un trazo en un sentido deseado. En cualquier caso, no es cuestión de aprender a escribir porque sí, sino darle al niño las armas necesarias para poder hacerlo.
Ideas y trucos para enseñar
Actualmente, el inicio de la lectoescritura se realiza cuando el niño tiene 4 y 5 años. En esta etapa realiza un primer contacto con la escritura que no implica que al final del proceso sepa leer y escribir, pero sí será capaz de realizar trazos, se habrá familiarizado con los lápices, ceras o lapiceros y habrá adquirido destreza con las manos. También será capaz de reconocer algunas letras e incluso alguna palabra como su nombre.
La forma en la que se parte para enseñar a un niño a escribir es la grafomotricidad, que es un movimiento gráfico que realizamos con la mano al escribir o dibujar. Se trata de aprender a realizar unos movimientos con la mano para plasmar un trazo en un papel y adquirir una coordinación ojo-mano en el proceso.
Ayudar al niño en casa
Alba Caraballo, periodista y editora del sitio Guía Infantil, recoge las siguientes recomendaciones para el padre que intenta iniciar a su hijo en la escritura.
Preparar un ambiente relajado y tranquilo, incluso con una música que le estimule para ello: rápida para hacer trazos cortos y suave para largos y ondulantes.
Antes de trabajar con un lápiz y un papel es bueno que el niño comience a dibujar con el dedo en el aire, harina o arena, pintura de dedos...
Enseñar al niño a tomar correctamente el lápiz, a sostenerlo entre los dedos y a ir deslizándolo sobre el papel.
Para ganar destreza manual, deberá trabajar los trazos verticales, horizontales, oblicuos, circulares, en zigzag. En casa se pueden realizar plantillas con puntos que el niño siga su trazo y añadir complejidad disminuyendo los puntos hasta llegar a solo dos.
No presionar al niño es fundamental, el proceso de la escritura abarca 3 o 4 años y cada niño tiene su ritmo.
Para aprender a escribir no solo hay que practicar la escritura. Actividades como dibujar, pintar, colorear, recortar, hacer pasatiempos como los laberintos o unir los puntos, ayudarán al niño a desarrollar la psicomotricidad fina.
Lectoescritura formal
A los 6 años, el calendario escolar contempla el aprendizaje de la escritura y la lectura de manera formal. Todo lo aprendido anteriormente les ayudará en esta etapa en la que comenzarán a escribir palabras completas e incluso frases. También serán capaces de leer, inicialmente silabeando, para ir ganando agilidad y velocidad.
Pero, al contrario de lo que pueda parecer, la edad no es un factor determinante para el aprendizaje de la escritura en la etapa infantil; sí lo es, en cambio, el desarrollo del pensamiento y del lenguaje. Ana Roa, pedagoga y profesora de educación infantil, coincide con Caraballo y aclara algunas dudas importantes.
¿Hay una edad oficial?
En este punto, hay opiniones variadas y contrapuestas entre diferentes escuelas y metodologías. Lo más recomendable es que entre los 3 y 5 años los niños tengan un primer contacto con el lenguaje escrito sin exigir que, al finalizar este periodo, sepan leer y escribir con normalidad. Todo ello de una forma lúdica, que despierte su interés por el lenguaje escrito. Hasta los 6 años podemos hablar de iniciación al proceso de la escritura.
¿Enseña a escribir a sus niños en casa? Coméntenos
¿Aprenden por igual?
En la mayoría de los colegios sigue siendo frecuente llevar a todos los alumnos del grupo al mismo ritmo, sin tener en cuenta las diferencias individuales (tipo de inteligencia predominante, estilo de aprendizaje). Actualmente, con la metodología constructivista, los niños usan la escritura y la lectura para comunicarse, expresarse o entretenerse, inventándola según sus propias reglas y aproximándose, poco a poco, al sistema convencional, mediante un proceso que avanza respetando sus etapas evolutivas. Independientemente del método pedagógico que se utilice, prevalecerá el interés del niño y su predisposición. Además, hay que considerar que cada pequeño tiene su ritmo, aunque sabemos que eventualmente todos lograrán el objetivo de escribir solos.
¿Cómo es el proceso?
El punto de partida es la grafomotricidad, motricidad fina, coordinación ojo-mano. El desarrollo del gesto fino se lleva a cabo a través de ejercicios que requieren precisión, rapidez y control de movimientos en las manos y en los dedos. Estos ejercicios desarrollan una serie de habilidades necesarias para, posteriormente, realizar los primeros grafismos. La manifestación más temprana de la grafomotricidad es el garabateo, que se desarrolla de manera simultánea al dibujo espontáneo o al dibujo con modelos y que precede a la escritura propiamente dicha.
Herramientas de escritura
Se empieza aprendiendo a manejar el instrumento y el soporte sobre el que se realizan dichos trazos. El instrumento debe convertirse en una prolongación de la mano, y a imitación de esta, no será duro (pues impediría el movimiento) ni excesivamente blando (se difuminarían los trazos). Al principio, ponemos a disposición de los niños ti-zas, pintura de dedos, ceras blandas y lapiceros hexagonales muy gruesos para que aprendan a colocar los dedos lo más correctamente posible.
Después, pasaremos a utilizar ceras más finas y otro tipo de lápices. El soporte es la base en la que el niño se apoya para realizar los ejercicios. Al principio, debe ser grande (un papel de estraza extendido sobre el suelo o una pizarra colgada en la pared) para permitirle hacer movimientos amplios y firmes. Cuando el niño consigue aumentar el control del brazo, pasamos a utilizar soportes más pequeños (fichas específicas para este fin). En general, los ejercicios son cortos y atractivos, y responden a las preferencias del niño. Los primeros trazos son movimientos voluntarios de la mano y del brazo. Se empieza por los palotes simples y combinados y se sigue con círculos y espirales hasta llegar a los más complejos, los bucles, con el objetivo de abordar, a continuación, las primeras letras y números.
¿Qué pueden hacer los padres?
La ejecución de los ejercicios requiere un ambiente silencioso y relajado. Los niños deben adoptar una buena postura corporal y una actitud de concentración. La música ayuda mucho: se pone música con ritmos muy marcados y rápidos para la realización de trazos cortos e intermitentes; y música más lenta y suave para los trazos largos y ondulantes. Por último, realizar los ejercicios previamente en el aire, en arena o en harina, facilita la posterior ejecución de los trazos en una ficha. En el último curso de la preescolar es importante que el niño tenga adquiridas estas habilidades para facilitar el paso a primaria en condiciones de adquirir los conocimientos establecidos en esta nueva etapa. (F)
Fuentes: GuíaInfantil.com, ConMisHijos.com