Felices, fuertes y bondadosos

Las herramientas emocionales que posean sus hijos, pueden hacer la diferencia en su futuro éxito y en la felicidad de su presente.

Isabel Castro es directora fundadora de The Happiness Society Ecuador, además de coach certificada en Psicología Positiva. Pero su experiencia como madre de una niña fue la chispa que encendió el programa que utiliza actualmente para fortalecer emocionalmente a otros niños y preadolescentes.

Al igual que usted, ella se preguntaba cómo proteger a su hija fuera de su casa y llegó a la misma conclusión: es imposible. Así que vio la necesidad de trabajar junto a su hija algunas herramientas que le permitieran enfrentar los desafíos de su escuela y grupo de amigos y que ahora transmite a través de sus talleres. El último se desarrolló el sábado 23 de junio en una de las oficinas de Samborondón Center.

“Quiero que mi hija crezca siendo ella misma, y eso involucra su autoestima. No puedo defenderla de todas las cosas que vemos que pasan alrededor, las drogas, el bullying, porque no puedo estar presente. Cuando ella sale de la casa, el mundo es otro”, expresa.

En 2013, Isabel viajó a Masachussets, Estados Unidos (al Wholebeing Institute) durante un año para tomar el curso dictado por el Dr. Tal Ben-Shahar en Psicología Positiva (curso popular en la universidad de Harvard).

Aunque aquel programa se enfoca en adultos, Castro lo aplica, desde su metodología, a niños y preadolescentes.

¿En qué se basa? Isabel describe 6 herramientas enlazadas entre sí y que toman como base las fortalezas y lo positivo de cada menor.

Comienza con estilos de aprendizaje: dinámicas para que cada niño logre identificar la manera en que adquiere los conocimientos de una manera más sencilla y comience a usarlo a su favor.

Liderazgo positivo: enfocado al trabajo en equipo, a través de videos y ejercicios que analizan las cualidades de un líder que está al servicio de los demás. “Esto hace que quieran ayudar, que mejoren sus relaciones, que sean bondadosos”, comenta.

La siguiente herramienta es la conocida como mindfulness, aunque para los niños se traduce simplemente en ‘estar aquí y ahora’ y trae ventajas tanto para menores hiperactivos o niños muy callados que puedan experimentar nervios y ansiedad. Esto incluye dos ejercicios: uno que, valiéndose de escarchas, muestra que cuando la mente está muy movida, no se puede ver nada y lo mejor es no actuar o tomar decisiones. El otro ejercicio es soplar para hacer burbujas como práctica lúdica para una correcta respiración.

A continuación se desarrolla la resiliencia desde la premisa: permiso para ser humanos. Así se reconoce que todos nos equivocamos y podemos aprender de eso. “Hay niños que tienen niveles de exigencia muy altos, un nivel de perfeccionismo que les causa estrés y también está su temor a equivocarse”, detalla Isabel.

Principios como la seguridad y la autoestima se encadenan con el saber reconocer errores, pero se trabajan desde la dinámica denominada Hablemos de nosotros. Isabel propone a su grupo conversar sobre qué percepción tienen ellos de sí mismos, para reconocer también las fortalezas que poseen o decisiones acertadas que han tomado en el pasado. “Entonces, cuando estén frente a alguna situación, pueden llamar a sus fortalezas para que los ayuden”, expresa.

Finalmente, Isabel desarrolla con ellos la dinámica de llenar el cubo, que se vincula directamente con el bullying. “Podemos llenar o vaciar el cubo de otras personas desde lo que decimos. Llenamos su cubo cuando les transmitimos emociones positivas a otros, pero cuando estoy mal genio, puedo vaciar el cubo de otro, desde comentarios negativos”, explica.

¿Cómo sé que mi hijo requiere fortalecer sus emociones?

Isabel señala como posibles señales un comportamiento inesperado. “Uno siempre piensa: es malcriado. Pero algo puede estar sucediéndole porque no puede manejar sus emociones en ese momento”, comenta. (D. J. L.)

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