Prevenir sin hablar de drogas
Cuando un joven está en paz no tiene necesidad de factores externos para realizarse. La prevención no empieza con hablar de drogas.
La prevención empieza en el seno de la familia y la comunidad, pero no hablando de drogas sino por una tarea individual de amarse a sí mismo, sostiene Eduardo Hormaza, fundador de Cesoli (Centro Ecuatoriano de Solidaridad), en los ochenta, y el primer terapeuta vivencial que hubo en el país.
El problema de las drogas, de las adicciones, no es un problema de Guayaquil, de Urdesa o de la Trinitaria, es un problema mundial, y la respuesta ante todo esto es la prevención, dice Hormaza.
Para destacar la magnitud del problema, Hormaza indica que en EE. UU. las muertes por sobredosis en el 2012 eran de 4 por cada cien mil habitantes, en el 2014 eran de 20, y actualmente está declarada como emergencia nacional. “Yo podría ir a colegios u otros lugares a hablarles a los jóvenes del tipo de drogas que hay y de sus efectos, pero seguramente ya los chicos saben eso, prevención no es hablar de drogas; prevención es educación, es formación, de principios, de valores, de hábitos, de responsabilidades para establecer nue vos lazos familiares que se multipliquen en la comunidad y la sociedad”, asegura Hormaza, con años de experiencia como consejero en adicciones en la Clínica de salud mental y adicciones San Marcos, en Nueva York, EE. UU.
Foro
PreguntaParticipe
Hormaza indica que esto empieza por una tarea individual. “Si tú le preguntas a alguien ¿quién es la persona más importante de tu vida?, el 95% responde: mi madre, mis hijos, mi marido... Cuando la realidad es que la persona más importante que existe en la vida de un ser humano es ese mismo ser humano, incluso Jesús dice que hay que amar al prójimo como a sí mismo”.
Parecería ser un criterio egoísta, pero no lo es, asegura. “Partamos de un principio real, si una madre está angustiada porque su hijo está en drogas, cómo podría ayudarlo si ella no tiene paz, uno no puede dar lo que no tiene, si tú no tienes paz y tranquilidad en tu mente y tu corazón, qué paz y tranquilidad le vas a dar a tu hijo, a tu esposo, a tu madre, a tus compañeros de trabajo. Si tú no te amas a ti mismo, de qué amor para dar a los demás podemos estar hablando. Es decir, tienes que aprender a amarte a ti mismo, a aceptarte, a cuidarte para que puedas dar tranquilidad, consuelo, soporte, amor, compasión”.
¿Y este proceso individual cómo se relaciona con la prevención de drogas? “Porque este proceso que empieza con el individuo se multiplica con la familia y con la comunidad”.
“Tenemos que ser claros. Cuando una persona trabaja en su proceso individual de quererse a sí misma va a ser una persona mucho más tranquila y serena, que al compartir con su familia y sus semejantes empiezan a vivirse principios de amor, de disciplina, de honestidad, de puntualidad, de alegría, de saber aprender a vivir poniendo límites, con un diálogo permanente, de respeto, deberes y derechos que cada uno tiene en el rol familiar. De esa forma se crean individuos fuertes, familias fuertes, comunidades fuertes”, explica el consejero en adicciones.
Obviamente, puntualiza, se debe tener claro, como cultura general que así como el calentamiento global es malo, la drogadicción también, “pero no verla como un azote a la humanidad o como una cuestión diabólica y pecaminosa, sino como lo que es: un problema”.
Para hablar de drogas hay que hacerlo con el adicto, asegura el experto en adicciones, quien cuestiona el concepto de recuperación y rechaza el encierro como método para obligar a un adicto a salir de las drogas. “Recuperación implica recuperar algo, y si se hace historia con un adicto, nunca hubo nada. Yo hablo de parar el consumo para que la persona entre en un proceso de cambio de vida, pero esto no es algo que pueda hacerse obligado; la alta reincidencia se da porque son obligados. Partamos de un principio: Para un ser humano que por el consumo de drogas ha perdido familia, negocios, dinero, que ha perdido la confianza familiar, y si este ser humano en algún momento, siendo totalmente honesto consigo y con su familia, promete no volver a consumir, pero a la vuelta de 10 minutos rompe esa promesa, no se le puede pedir un cambio fundamental en su vida en contra de su voluntad, tiene que desearlo él mismo, aunque le cuesta muelas”, sostiene Hormaza.
Contacto: 099-003-0599.