Ser padres después de los 40
Quienes han tenido hijos por primera vez a esta edad opinan que lo ideal habría sido tenerlos de 5 a 10 años antes, y combinar mejor las ventajas de la juventud con las de la madurez. Pero no se arrepienten.
Biología inconveniente es el título de un estudio en reproducción humana del Instituto de la Edad y el Envejecimiento de la Universidad de California, en San Francisco, que miraba los pros y los contras de ser padres después de los 40, sea que se hubiese utilizado o no fertilización in vitro para lograr el embarazo.
“Generalmente, esto atañe a padres primerizos de más de 45 años”, afirma la psicóloga clínica Sonnia Navas Gafter. “Ojo, no es lo mismo tener un último hijo a los 45 que tener el primero en ese momento de la vida”.
Como desventajas, los investigadores mencionan la infertilidad relacionada con la edad, la disminución de la energía, posibles problemas de salud y el estigma social de parecer demasiado viejos para ser padres. “La juventud sí beneficia a los hijos”, opina Navas. “Obviamente, me refiero a personas de 25 años en adelante, para dar una edad aproximada: la energía, la salud y la capacidad de flexibilidad en el pensamiento suelen ser de gran ayuda”.
Por otro lado, las ventajas financieras y emocionales son los fuertes de quienes son padres a mayor edad. Muchos de los participantes en este sondeo fueron muy positivos y creían estar en un buen momento emocional y social. Aunque admitían que tener menos de 30 podría ser la edad biológica óptima para tener hijos, percibían que ser mayor a 35 es superior socialmente.
A pesar de los miedos comunes a la crítica o a perder su tiempo personal en favor de los hijos, esperar hasta finales de los 30 o principios de los 40 para tener un hijo a menudo significa tener una carrera establecida, seguridad financiera, una relación comprometida y un sentido más fuerte de estar emocionalmente listos. Para los padres mayores, la mentalidad ‘sin arrepentimientos’ (de haber tenido hijos) estaba mucho más marcada, y se atribuían madurez, paciencia y conciencia de sí mismos.
Un hombre que participó en el análisis mencionado dijo: “Me conozco mejor que hace 20 años. Siento que estoy en mejores condiciones de comunicarme con mi hijo”. Una mamá explicó que es mucho más calmada que lo que hubiese sido en su juventud, diciendo que ya no se complica por “las pequeñas cosas”. Muchos padres mayores estaban agradecidos de ya no tener que probar su valía en el trabajo quedándose horas extras o viajando al mismo tiempo que criaban a sus hijos.
Pero cuesta más
El 38% de las mujeres y 26% de los hombres involucrados en el estudio citaron la falta de energía física como una desventaja de ser padres por primera vez a los 40. Sin embargo, otros argumentaron que las exigencias físicas de ser padres los ayudaron a permanecer más activos.
Asimismo, asumir que los padres mayores no estarán para ver crecer a sus nietos no es necesariamente cierto. El Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra, señalado como uno de los más prestigiosos de su tipo, que abarcó a personas del área de Boston que habían alcanzado un siglo o más de vida, sostiene que las mujeres que dan a luz después de los 40 tienen cuatro veces más probabilidades de vivir hasta los 100 o más.
Eso sí, estos padres tienden a tener menos hijos que los que originalmente habían deseado. Dos tercios de las familias que participaron en el estudio de la Universidad de California antes citado solo tenían un hijo. Aunque a muchos les gustaba la idea de varios hermanitos, solo un tercio trató de concebir otra vez, citando la pesada carga de los tratamientos de infertilidad como una de sus preocupaciones principales. El costo es un gran limitante.
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Ser vigilantes en la crianza
“Ser padre o madre primeriza después de los 40 suele generar dificultades, ya que pueden aparecer síntomas de sobreprotección, dificultad para establecer límites y complicaciones para manejar la gran brecha generacional que existiría”, estima Navas, quien advierte de una tendencia preocupante que se presenta en los países del primer mundo.
“Son los casos de violencia filioparental: padres mayores conviviendo con hijos únicos de más de 25 o 30 años que no trabajan ni estudian y que exigen protección económica y responden con malos tratos, violencia verbal y física”.
Esto se atribuye a que el envejecimiento lleva a los padres a declinar en la disciplina y a ceder a la voluntad de los hijos, “sin darse cuenta de que colaboran para formar una persona con poca o ninguna tolerancia a la frustración y con dificultades para ver la realidad. Lo más probable es que desarrolle trastornos de personalidad, ya que las jerarquías en estos hogares suelen ser confusas, el hijo es la autoridad máxima y cada escándalo o capricho debe ser tolerado y aceptado”. Además, el joven no se hace responsable, sino que culpa a la persona o circunstancias que lo provocaron.
¿Cómo está la situación en Latinoamérica? “Las sociedades latinas empiezan a interesarse por un modelo de paternidad tardía, pero recién se inicia ese proceso. Europa está ya muy avanzada en esto”, contribuye Navas, quien recalca que el fenómeno se produce en padres primerizos en la quinta década de vida. (F)