Jesús es el Hijo de Dios y la mayoría de creyentes conoce acerca de su existencia y lo que predicaba, pero son pocos los que saben cómo era su personalidad según análisis de expertos del comportamiento humano de nuestros tiempos.
Uno de esos investigadores es el psiquiatra Miguel Palacios Frugone, quien escribió el libro La psicología de un hombre llamado Jesús. Un análisis en el que no está considerada la parte religiosa o teológica, sino exclusivamente las actuaciones de Jesús como ser humano.
Jesús nació en un momento histórico, cuando había una crisis social de valores. Los romanos se habían encargado de prostituir las fiestas con orgías, los emperadores tenían actitudes sanguinarias. Había odio entre las clases sociales, esclavitud, machismo e incluso se ejercía el poder mediante el miedo.
Pero cuando Jesús empieza a hablar sobre el valor del amor y que se debe compartir con todos, “se da políticamente un salto magistral de siglos, porque por primera vez alguien se rebela ante el sistema imperante político y lucha contra la corrupción”.
Según Palacios, Jesús fue un hombre avanzado para su época, un líder y el más grande revolucionario que haya existido. Propuso una revolución de amor, basada en la renuncia a todas las prebendas materiales. Sobre todo, con su comportamiento creó reglas de vida, vivió según lo que predicó y es el personaje más coherente que ha tenido la humanidad.
Su carácter
Como todo ser humano, Jesús se molestaba. Cuando debía ser fuerte y duro lo era y cuando debía ser amable también, según Palacios.
“Podía controlar sus afectos, como cuando fue injuriado y castigado físicamente; también montar en cólera e insultar verbalmente, como cuando expulsó a los mercaderes del templo, y mostrar tristeza ante la cercanía de su muerte”.
En su obra, el autor explica que Jesús fue el mayor rebelde de la humanidad: “...Rebelde es un ser superior. No actúa contra el sistema, sino accionando para cambiarlo. El rebelde no está en contra de la sociedad, sino a favor del hombre nuevo. Su actitud es positiva, no negativa. No está enojado contra el sistema, sino que desea uno diferente”.
Vivir con principios
Según Palacios, cada persona tiene que vivir con principios. Uno de los más importantes y que es el común denominador de los diez mandamientos es ‘No le hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti’. “Si a alguien no le gusta que le roben, no lo haga; si no le gusta que le mientan, no lo haga...”.
Lamentablemente, dice, la conducta del ser humano actual ya no es de amor, sino de agresión física, verbal y psicológica. La sociedad tiene miedo y este deriva en el silencio y luego en el sometimiento.
El hombre se ha vuelto tan vanidoso y se ha olvidado que tiene que asistir a Dios. Los valores del amor y del respeto que antes existían se están perdiendo, porque se vive con antivalores. Por eso, según Palacios, es necesario conversar, compartir y no permitir que las familias se desunan. Hay que aprender a vivir con humildad y a expresar lo que pensamos con sentido común, tal como lo hizo Jesús. (S.M.de.C.)