Estrés por deudas
Tener calma es el primer paso para encontrar una salida a la angustia que genera no poder cancelar a tiempo lo que se debe.
Desde que Camelia, de 40 años, no pudo cancelar como acostumbraba sus cuentas por pagar, empezó a experimentar lo que actualmente muchas personas sufren: estrés por deudas.
Cuando suena el teléfono en su casa, ella se aterra y automáticamente le duele el estómago y la cabeza, porque piensa que son los acreedores que la están llamando. “Nunca me ha gustado deber, pero como me quitaron las horas extras en mi trabajo, esto me causó un desbalance financiero”.
Camelia ha buscado formas de pagar lo que debe, pero no ha podido. Cambiarse de trabajo, dice, sería peor, porque al menos en la empresa donde labora tiene estabilidad. “Lo único que puedo hacer es trabajar para ir pagando poco a poco mis deudas, aunque me tome dos o tres años. Sin embargo, no tengo vida, no me puedo comprar nada y si de diversión se trata, menos”.
Juan Carlos, en cambio, a sus 52 años, dice que ya nada le afecta. Al principio experimentaba mucho estrés a causa de sus deudas, como presión en el pecho, falta de sueño y mal humor, e incluso creía que su vida iba de mal en peor, hasta que encontró una solución.
“A mis tarjetas de crédito le puse seguro de desgravamen por si me muero, al menos las deudas no le quedarán a mi esposa y a mi hijos. Pero eso no significa que sea irresponsable y no las esté pagando, solo que ahora estoy un poquito más relajado”.
Origen del estrés
Para la psiquiatra Julieta Sagnay, directora de la Clínica de la Conducta, el origen del estrés se encuentra en el cerebro, que es el responsable de reconocer y responder de distintas formas a los estresores. “Es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante”.
En realidad, agrega, el estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia y bajo determinadas circunstancias puede desencadenar problemas graves de salud como, por ejemplo, mala memoria, alteraciones en el ánimo, falta de concentración; y en las mujeres, puede producir cambios hormonales, infertilidad, obesidad, sobrepeso, pérdida del cabello, depresión, reducción del deseo sexual, insomnio, enfermedades cardiacas, úlceras gástricas, entre otros síntomas.
Incluso, el estrés crónico también está relacionado con los trastornos de ansiedad y provoca inmunodepresión. Por ende, explica la psiquiatra, las consecuencias terminan siendo fisiológicas, psicológicas y conductuales.
Los llamados estresores o factores estresantes, menciona, son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, como sociocultural), que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo. Entre esos se encuentran las percepciones de amenaza, enfermedades, adicciones, problemas económicos, frustraciones, relaciones sociales complicadas o fallidas, entre otras.
“Cuando las deudas o factores económicos generan estrés, le damos un valor psicológico. Es decir que nos calificamos de acuerdo con la cantidad que tenemos o que queremos tener, creemos que cuando tenemos mucho dinero tenemos poder, somos valiosos, importantes, la gente nos quiere o nos toma en cuenta, somos exitosos, entre otros. Por lo tanto, creemos que el dinero es el que nos da nuestro bienestar y felicidad y si no lo tenemos, pensamos que es todo lo contrario”.
Deudas por dinero
Según el psicólogo clínico Jorge Tello, el dinero y el trabajo son los motivos que más estrés producen, ya sea por su abundancia o carencia. Quienes tienen mucho dinero viven preocupados por adquirir más o por no perder lo que tienen; y si no lo poseen, viven preocupados por conseguirlo.
Con el trabajo, en cambio, muchos están preocupados porque laboran más de la cuenta, mientras que otros, porque no tienen empleo. “En ambos casos, el entorno social y familiar se ven involucrados.
Entonces, explica Tello, experimentar estrés por no tener dinero, por falta de trabajo, por deudas adquiridas o por malos negocios, entre otros, afecta la cotidianidad de una persona y la de su entorno familiar.
Por eso, cuando se tienen deudas estas producen preocupación, que al ser mal manejada origina angustia, y si esta a su vez, al no poder cubrir lo que se debe, aumenta, provoca –en algunas personas– situaciones de pánico.
El endeudado, agrega, no alcanza a visualizar una salida. Se siente atado de manos, además responsable o culpable por los cambios que van a producirse en su vida, si no logra cubrir las deudas.
Generalmente, dice, el continuo estrés por deudas no resueltas es el factor desencadenante de la depresión. Cuando una persona está angustiada continuamente no tiene tranquilidad, no descansa, no puede dormir, pierde el apetito y tiende a aislarse.
“Por ello, si alguien con deuda siente que ha llegado el momento en que no puede manejar su angustia, debe darse cuenta de que es tiempo de buscar ayuda de una persona especializada”.
Buscar una salida
Tello recomienda a las personas que están agobiadas por las deudas y no alcanzan a ver una salida, lo primero, no perder la calma. Luego realizar un plan para buscar maneras de pagar las deudas, ya sea haciendo recortes en el presupuesto, cambios en el nivel de vida y, en algunos casos, los hijos deberán cambiarse a estudiar en una institución fiscal o en una privada menos costosa.
También, añade, se pueden modificar los lugares habituales de esparcimiento. “Hay muchas posibilidades que la mayoría de personas no las vieron mientras no estaban agobiadas por las deudas. Incluso, realizar ejercicio físico ayuda a desestresarse”.
Su última recomendación, va dirigida a los familiares, ya que deben aprender a aceptar la situación y a ayudar a la persona deudora a no desalentarse. Deben mostrarle que están con ella en las buenas y en las malas. No recriminarle ni hacerla sentir más culpable de lo que se siente ya por las deudas adquiridas.
Recomendaciones claves
Si su situación económica le provoca estrés, la psiquiatra Julieta Sagnay sugiere:
• Hacer un presupuesto, distinguiendo entre lo indispensable, lo necesario, lo importante y lo prescindible.
• Evitar caer en la negatividad. Esto puede generar altos niveles de ansiedad y llevarlo a tomar decisiones incorrectas.
• Evitar la tendencia a reaccionar exageradamente o a caer en la pasividad.
• Considerar iniciar un tratamiento psicofarmacológico para mejorar los síntomas. El apoyo profesional puede ayudar a manejar el estrés y cambiar los comportamientos nocivos que lo generan.
La Asociación Americana de Psicología también ofrece las siguientes recomendaciones para manejar su estrés relacionado con el dinero:
• Evaluar su situación financiera y las causas de su estrés.
• Tomar apuntes sobre las diferentes formas en que usted y su familia pueden reducir los gastos o manejar sus finanzas con más eficiencia.
• Si tiene problemas pagando las cuentas o manteniendo el control de sus deudas, buscar ayuda llamando a su banco, a la compañía de servicios públicos o de su tarjeta de crédito.
• Identificar las maneras cómo maneja el estrés relacionado con el dinero. Mucha gente es más propensa a tratar de aliviar el estrés con ayuda de actividades nocivas, como fumar, beber alcohol, apostar dinero o comer en gran cantidad.