Padres, a la escuela
Se dice que los hijos no nacen con un manual de instrucciones bajo el brazo, que se aprende a ser mamá o papá con la práctica… Sin embargo, ¡cómo ayudan las escuelas para padres!
Cómo actuar ante el primer berrinche del niño en el supermercado, el adolescente que grita y tira la puerta o el hijo crecido que se va de farra y empieza a abusar del alcohol... La lista de situaciones de difícil manejo para algunos padres podría ser extensa.
Solemos consolarnos con decir que no hay una universidad que enseñe a ser padres. Por eso se van adquiriendo de manera intuitiva y empírica –con la práctica– las destrezas básicas que se necesitan para proveer de cuidados y guía a los hijos; otras veces, el aprendizaje se produce imitando la manera como nos criaron nuestros padres. Hay también quienes se ayudan con la asistencia de profesionales o asistiendo a charlas que se imparten bajo la modalidad de “escuela para padres”.
En el blog Primeros Pasos, de la División de Protección Social y Salud del BID, la socióloga Patricia Jara aborda la necesidad de poner más énfasis en la formación parental en relación con el desarrollo infantil. Menciona las intervenciones de las autodenominadas “escuelas para padres” que se ofrecen en centros infantiles, centros educativos y de salud, así como algunas políticas y programas implementados en esta área, para establecer la generación de acciones para la formación de capacidades y competencias parentales.
Esto se refiere a las capacidades prácticas de los padres y cuidadores para proteger y educar a sus niños, generando contextos de protección, afecto y seguridad propicios a un desarrollo saludable.
Contextos de buen trato
Jara cita al neuropsiquiatra Jorge Barudy, quien sostiene que las habilidades parentales más importantes son aquellas que permiten generar “contextos de buen trato”, principalmente la capacidad de apego, la empatía, la capacidad de asimilar modelos positivos de crianza y la capacidad de participar en circuitos sociales y utilizar recursos comunitarios.
El experto menciona cuatro dimensiones que considera de alta incidencia en la generación de contextos nutritivos y de reafirmación positiva para el niño:
El afecto, que es la cualidad esencial de cualquier forma de interacción basada en el buen trato.
La comunicación, pues cuando existe un ambiente de respeto, empatía y escucha mutua, se genera un dominio educativo ‘bientratante’.
El apoyo, que los padres y cuidadores proveen en los procesos de desarrollo y las exigencias de madurez, lo cual se traduce en la generación de estímulos positivos, gratificaciones y desafíos que promueven en los niños el sentido de logro.
El control, ya que los niños necesitan aprender a reconocer fronteras, manejar su impulsividad y desarrollar tolerancia a la frustración.
En ambientes donde el trato se basa en el afecto, hay una buena comunicación, apoyo, soporte y el ejercicio del control se da en una forma pedagógica, hay mayores probabilidades de que niños y niñas se encuentren más confortables, experimenten seguridad emocional y física y, por tanto, desarrollen su máximo potencial.
¿Son necesarias las escuelas para padres? Coméntenos
Evaluación
La presidenta del Colegio de Psicólogos Educativos del Guayas, M.Sc. Jenny Alvarado Pozo, señala que generalmente los padres no son conscientes de que necesitan orientación para mejorar sus destrezas en relación con el cuidado y guía de los hijos. Menciona que en los colegios, cuando se convoca a los padres a las charlas tipo “escuela para padres”, generalmente se espera que prioritariamente asistan los representantes de aquellos menores que tienen problemas de conducta. Pero en la mayoría de casos esto no ocurre.
Cuando padres, madres o cuidadores son capaces de mirar su propio desempeño y de evaluarse a sí mismos en relación con las necesidades de sus hijos o niños a cargo, se da el primer paso hacia la formación o fortalecimiento de las capacidades parentales. Si esto cuenta con la asesoría de consejeros o profesionales que facilitan este reconocimiento, entregan las distinciones necesarias para discernir entre una conducta de buen o mal trato con los hijos, y se generan oportunidades para la destreza de esas capacidades, se está ante un contexto favorable al aprendizaje parental, línea de trabajo con familias que está cada vez más presente en muchos programas de apoyo al desarrollo infantil, señala Jara.
Beneficios
Laura María Noboa, licenciada en Orientación y Consultoría Familiar, explica que entre los beneficios de las escuelas para padres están las herramientas que se les da para interiorizar –qué estoy haciendo en mi casa, cuáles son los valores familiares en mi hogar– y el poder compartir experiencias y aprender de otros padres.
Esta interrelación es muy provechosa, dice, pues además de lo que el orientador pueda comunicar, saber que otros padres afrontan el mismo tipo de problemas es ya una especie de alivio, pues los grupos se arman de acuerdo con la edad de los hijos: preescolares, adolescentes, universitarios...
Hay muchas inquietudes y necesidad de saber; acuden parejas de esposos, padres solteros, viudos, divorciados, tíos o abuelos a cargo de menores cuyos padres están ausentes...
Noboa señala que hay un ciclo de vida familiar, que consta de siete etapas: formación de la pareja, nacimiento del primer hijo, ingreso a la escuela, hijos adolescentes, salida de los hijos del hogar, reencuentro de la pareja y familia anciana. Y en todas esas etapas se dan pequeñas crisis.
Las inquietudes y angustias van a coincidir según la edad que tengan los hijos: cuando son pequeños, porque no quieren compartir u obedecer; evitan bañarse, se vuelven respondones y agresivos en la adolescencia; los más grandes descuidan los estudios o no manejan bien el consumo de alcohol... Al encontrarse en un grupo que comparte inquietudes similares, pueden conversar y se enriquecen, dice Noboa, pues “aunque los padres se divorcien, siguen teniendo un punto en común, que es anhelar el bienestar de los hijos”.
Además de las iniciativas privadas, se vuelven necesarias políticas públicas en ese sentido, mucho más en estos tiempos de hiperconectividad en que niños y jóvenes reciben un sinnúmero de influencias externas incluso estando en casa.
Los padres, por su parte, no tienen excusa para no prepararse; pueden encontrar mucho material de apoyo en internet y libros especializados.
Contactos:En Facebook: Escuela para Padres EC
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Colegio de Psicólogos Educativos del Guayas: www.upgrade.com.ec