Personalidad con color
El comportamiento de una persona se refleja según el tono que seleccione o la rodee.
Es cierto. Cada vez que elegimos nuestra ropa, compramos un carro, pintamos nuestra casa o admiramos un cuadro está implícito nuestro color de preferencia. Psicológicamente, los colores han sido utilizados como elementos de evaluación de nuestra personalidad desde hace muchos años.
Esta surgió cuando las personas soñaban con sangre o con el tono rojo al verse agresivas, o con el negro cuando sentían mucho miedo. Así se creó el test del color para analizar el carácter de las personas.
Según la psicóloga clínica Paquita Brito, se dice también que con base en el color se puede indicar el alma. Cuando un paciente, por ejemplo, no puede hablar directamente del problema que lo aqueja, se le puede preguntar si definiría en un color la agresividad o la depresión que siente, y tiende a mencionar el gris o el negro, aunque estos tonos la cultura los identifica con duelo, respeto, vejez, adelgazamiento o elegancia.
Asimismo, cuando se refieren al amor, lo asocian con el rojo intenso que significa fuerza, ansiedad, miedo o rabia. Y si en una pintura se observan colores muy fuertes, es porque el pintor expresa sus sentimientos reprimidos, al igual que lo manifiesta un niño cuando hace el test del color.
“Si existen trazos de colores fuertes, es como que el espíritu quiere hablar simbólicamente a través de esa fuerza. En cambio, los colores suaves pueden indicar cierta pasividad en el individuo, que se la debe tomar en dos sentidos: positiva o negativa. Esta última porque a veces impide el contacto con otros y el sosiego del espíritu”.
Por eso, dice la diseñadora Eva Aragundi, un buen asesor debe investigar la personalidad de su cliente para poderlo guiar en la amplia paleta de colores que existe y así obtener un espacio adecuado de acuerdo con su forma de ser y funcionalidad.
Al igual que el doctor Miguel Pros Casas, autor del Manual de Medicina Natural, ella considera que el color influye en el comportamiento, el estado de ánimo y el carácter de las personas. Por eso hay que ser muy selectivos a la hora de la elección de un tono.
Mezcla de colores
En decoración, dice Brito, los colores que se emplean, por ejemplo, en el cuarto de un niño tienden a ser apacibles, suaves y delicados, siempre mezclados con blanco, porque dan tranquilidad para pensar o dormir. Sin embargo, en los dormitorios de los niños grandes se usan colores un poco fuertes por la moda, “ya que esta no incomoda”.
Actualmente, agrega Aragundi, la tendencia en colores que se usa en las viviendas es dar la luz y claridad. El blanco por excelencia es un color que nunca pasa de moda, porque siempre hace brillar y destacar un ambiente, y es por el momento uno de los más utilizados.
“Este tono se complementa perfectamente con maderas oscuras y claras, y dependiendo del área que se va a pintar se pueden dar acentos de color en ciertas paredes que no se corten, es decir, que no tengan ventanas ni puertas”.
También, dice, están en boga el verde esmeralda con toda su gama, el turquesa y el rojo oscuro que aún sigue vigente. Pero lo que más se utiliza son los viniles decorativos, lo cual enmarca el ambiente dándole calidez y carácter.
Sin embargo, asegura Brito, en un hospital psiquiátrico no se recomienda en las paredes ni en mandiles el blanco, porque el paciente se calla pues ve al profesional como alguien duro.
En cambio, explica Aragundi, en un hospital de niños se sugiere el blanco, el azul en alguna de sus gamas, el rosa, gris y verde. Estos dan sensación de seguridad, relajación y tranquilidad.
“Con una buena combinación del color se pueden lograr excelentes ambientes. Es obvio que no se va a pintar una habitación totalmente de negro a menos que sea un cuarto de revelado. Así que ningún color deprime”. (S.M.de.C)