Hernia de hiato y reflujo

08 de Julio de 2018
Sheyla Mosquera

Las personas mayores de 50 años pueden tener una protrusión del estómago por debilidad muscular, en especial si presenta sobrepeso.

Si experimenta dificultad para tragar, tos seca que no mejora, llenura al comer, ardor o hinchazón en el estómago, gases, dolor en la garganta y el pecho, vómitos con sangre o heces oscuras, es posible que tenga hernia hiatal.

Se produce cuando la parte superior del estómago sobresale a través de una abertura en el diafragma. Este es un músculo delgado en forma de cúpula que separa el tórax del abdomen.

Según la gastroenteróloga Martha Grandes Velasco, en el diafragma hay un agujero por el que pasa el esófago (conducto que transporta alimentos desde la faringe hasta el estómago) y cuando los pilares que rodean a este músculo se debilitan, ocurre la hernia del hiato.

Es común que aparezca en las personas mayores y realmente no hay una causa aparente, aunque se la observa con frecuencia en quienes padecen de obesidad.

La hernia hiatal está subdiagnosticada, explica la doctora, porque los síntomas también se los atribuye a cualquier enfermedad ácido péptica (úlcera o gastritis), y no se realiza el estudio adecuado con una endoscopia digestiva alta para detectarla.

“Hay pacientes que reciben cualquier tratamiento con inhibidores de bomba de protones (IBP). Son medicamentos que reducen la cantidad de ácido gástrico producido en el estómago”.

Para el gastroenterólogo Ignacio Hanna Jairala, no existen datos específicos del Ecuador publicados de manera oficial que indiquen cuántos la padecen en el país.

Sin embargo, asegura, de acuerdo con estudios internacionales, hasta un 50% de los mayores de 50 años tienen algún grado de hernia hiatal. “Evidentemente no todos estos pacientes tienen reflujo asociado”.

Medicamentos o cirugía

El tratamiento, indica el doctor Hanna, va a depender exclusivamente de la presencia o no de una enfermedad por reflujo asociada a la hernia hiatal.

Aproximadamente el 85% de las hernias y reflujos se controlan con medicinas que regulan el ácido del estómago, con hábitos dietéticos y seguimiento ambulatorio, indica el doctor Jorge Carvajal Andrade, cirujano laparoscópico. “El 15% en promedio requiere corregirse quirúrgicamente, siendo el resultado en general efectivo y de buena respuesta sobre 90% de distintos factores. El paciente sí ve la cura de sus síntomas o, en el peor de los casos, los controla”.

Grandes explica que los medicamentos procinéticos ayudan a mejorar la contracción del esfínter esofágico inferior, y con antiácidos. Pero el tratamiento definitivo es quirúrgico.

Hanna explica que la alternativa quirúrgica (cirugía) se prefiere fundamentalmente en pacientes jóvenes con menor riesgo de complicaciones o en aquellos en los que el tratamiento médico no ha dado resultado.

“Es importante tener en cuenta que para indicar una cirugía antirreflujo se debe tener una constancia del diagnóstico realizando previamente exámenes funcionales que lo confirmen (pHmetría, manometría o impedanciometría)”.

Según el gastroenterólogo, la hernia hiatal por sí sola no es mortal. Pero las consecuencias aparecen, al igual que los síntomas, en aquellos pacientes que tienen enfermedad por reflujo con complicaciones.

En estos, asegura, hay un riesgo de aproximadamente el 1% de padecer hemorragias (sangrado) o estenosis (disminución del ancho del esófago con una consecuente dificultad para el paso de los alimentos hasta el estómago).

Sin embargo, la complicación más frecuente ocurre en un 10% de los pacientes y se llama esófago de Barrett, un pequeño porcentaje de estas personas puede desarrollar cáncer de esófago.

Opciones en cirugía

La técnica quirúrgica tiene dos objetivos en caso de hernia: el primero es reconstruir la anatomía del hiato, que es el músculo por donde entra el esófago al abdomen, y el segundo es utilizar el fondo del estómago para crear una válvula que controla el retorno del ácido hacia el esófago.

El doctor Carvajal afirma que la técnica más popular se llama funduplicatura de Nissen. “Como se realiza con laparoscopia, es poco invasiva y con umbral de dolor muy bajo”.

El paciente que se somete a este procedimiento debe seguir el protocolo preoperatorio para cualquier cirugía. Según su edad o condición clínica, esto debe incluir valoración clínica del reflujo y hernia, endoscopia con biopsias del extremo distal del esófago, rayos X de tránsito esofagogástrico y, ante la sospecha de cualquier trastorno motor del esófago, una manometría de alta resolución.

Los cuidados posoperatorios son inmediatos o tardíos. Carvajal explica que los inmediatos procuran controlar la inflamación de los tejidos involucrados en la válvula, lo que se consigue con una dieta líquida y semilíquida en las primeras semanas. Tardíamente se hacen controles endoscópicos para verificar la detención o la regresión del llamado epitelio de Barret (mucosa estomacal-intestinal en el esófago).

Después de la operación, usted puede considerarse inmediatamente curado. Eso sí, dice el cirujano, deberá ser evaluado anualmente.

¿Puede repetirse la hernia?

Raramente, dice Carvajal, pero si sucediera de forma inmediata, se puede presumir un error en la técnica operatoria. “Las estadísticas han controlado los resultados hasta 10 y 15 años; pero el paciente debe saber que si aumenta de peso y regresa progresivamente a ensanchar su hiato, la hernia se repetirá”.

SUGERENCIAS QUE ALIVIAN

El doctor Ignacio Hanna sugiere medidas para disminuir la intensidad de los síntomas por reflujo gastroesofágico. La primera de ellas es no acostarse hasta que hayan pasado por lo menos tres horas desde la última comida.
 

ALIMENTACIÓN Y DESCANSO

Acostumbre a hacer cinco comidas al día repartidas en cantidades más pequeñas. Evite el consumo de chocolate, menta, alcohol, tabaco y comidas grasosas. En pacientes con síntomas nocturnos, elevar 15 cm la cabecera de la cama puede ayudar.
 

 

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