La terapia floral
A esta práctica ahora se añaden especies andinas.
Con el objetivo de explicar el rol que ocupan las flores en la medicina complementaria, la Escuela de Terapeutas Florales en Chile (Tebach) y la corporación Kasana, de Cuenca, organizan el I Encuentro Nacional y XI Congreso Hispanoamericano de Terapeutas Florales.
Será a fines de este mes en el Hotel Samari Spa Resort, en Baños, y el tema central será la presentación de un nuevo sistema floral, el del Centro del Mundo, compuesto por esencias de especies andinas.
Los asistentes podrán participar de actividades para reconocer flores de la región, guiados por Teresita Espinoza Woters, directora de Tebach. Además, escucharán a más de 20 expositores.
Entre estos, un representante del hospital chileno San Borja Arriarán hablará sobre la experiencia de esa institución con la terapia floral en los últimos cinco años; la doctora Susana Abdo, de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, expondrá acerca de las investigaciones sobre las flores de la genciana roja (que crece en los Andes); y un representante del Ministerio de Salud Pública hablará sobre la legislación de la terapia floral en Ecuador.
Flores de Bach
Cada sistema floral reúne especies que atienden diferentes tipos de necesidades humanas. Empezó en la cuarta década del siglo XX, con el sistema de flores de Bach, en Inglaterra, con el médico inglés Edward Bach, quien postuló que la enfermedad es el resultado de un desequilibrio entre el alma y la personalidad, que crea un bloqueo de energía.
“El descubrió que las flores tienen un valor terapéutico para que el ser humano pueda sanar muchísimos desequilibrios que la medicina moderna no alcanza”. Para Espinoza, las flores trabajan a un nivel sutil, de las emociones y los pensamientos, y reconectan a la persona con quien realmente es”.
Las flores, afirma, trabajan en los desequilibrios del día a día: el estrés. Un fármaco no alcanza para sanar lo psicosomático. “Y en el congreso vamos a mostrar lo que se está haciendo hoy en los hospitales de Chile. Estamos en unión con los médicos, porque para ellos esto es una herramienta para trabajar no solo el cuerpo, sino todas las áreas que terminan enfermando a la persona”. Para los psicólogos también es útil, dice, porque les da otro punto de vista para tratar con las emociones de sus consultantes.
Flores andinas
Natividad (38) empezó a recibir terapia floral hace varios años. “Yo era muy rebelde, miro atrás y no me reconozco. Muchas personas de mi pasado tampoco me reconocen ahora. En resumen, las flores sí cambiaron mi vida y las recomiendo. Pero, sobre todo, es un despertar interior, todo está dentro de ti; perdonarte y perdonar es posible”.
Ella experimentó la terapia con flores de Bach, que comprenden las 38 esencias originales con las que el médico inglés trabajó temas como la preocupación excesiva, los miedos, la incertidumbre, la evasión, la dependencia y la soledad.
“Pero luego de eso”, amplía Teresita Espinoza, “han aparecido otros sistemas, y mi especialidad son las flores de la cordillera de los Andes”. Así se encontró con las especies del desierto florido, que se produce en Atacama, Chile, y consiste en la aparición de 200 o más especies de flores, la mayoría endémicas de esta tierra árida, cada 4-7 años, coincidente con el fenómeno El Niño.
De allí viene la Argylia radiata (cartuchos amarillos), a la que Espinoza llama flor de energía. “Te hace conectar con tu fuerza interior, mejorando el sistema inmune y desbloqueando en todo orden, para que puedas seguir avanzando”.
Del bosque profundo o selva valdiviana, una ecorregión del centro-sur de Chile y sudoeste de Argentina, Espinoza destaca la orquídea amarilla Chloraea cristata, “una flor que quita los miedos y pánicos, y hace ir más allá de las autolimitaciones”.
También están las flores asilvestradas, como el abutillón, “que es como una secretaria que organiza todo tu hacer. Empiezas a tener gran rendimiento”. Entre las flores del altiplano está la del orégano, “que quita la incertidumbre y te conecta con la espiritualidad”.
“He querido mostrar a la gente el poder de las flores de la cordillera de los Andes”, dice Espinoza, “es mi trabajo de investigación, y entre las flores de Ecuador tenemos el sistema del Centro del Mundo: la flor del cacao, café, guayacán, sangorache; a más de ellas tenemos 24 fórmulas combinadas”.
¿Quién es el terapeuta floral?
Durante el congreso se incorporará la primera promoción de terapeutas florales ecuatorianos de Tebach, de Guayaquil, Cuenca, Quito, Loja, Cañar y Riobamba. “No se trata solamente de dar flores al paciente, sino de ser una persona íntegra para poder ayudar a los demás”.
Espinoza describe la terapia floral como una filosofía de vida en que la persona continúa, crece y descubre nuevas habilidades. La primera etapa, dice, es limpiar dolores y todo lo que impide la realización personal. Luego viene tomar la decisión de seguir creciendo “y cada día ser más nosotros”. ¿Hasta cuándo tomar las flores? “Depende de ti; quien va sanando cosas, luego quiere sanar otras, hasta llegar a su núcleo”.
¿Tratamiento o placebo?
La terapia floral está considerada, desde el punto de vista científico, como un placebo, porque las flores no tienen principio farmacológico activo. Sus defensores sostienen que las fórmulas funcionan en adultos, niños e incluso en animales.
Inscripciones al congreso
Las inscripciones están abiertas a profesionales de la salud y al público en general, y se pueden hacer por correo electrónico a congreso2017@tebach.cl o kasanacorp@gmail.com o al teléfono 099-948-6184.