VIH, a elevar las defensas

Las personas infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana deben alimentarse bien y jamás olvidar tomar sus medicamentos.

Si es de las personas que sospecha que tiene VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) debe saber que puede tener una excelente calidad de vida si se lo propone. Por lo tanto, tiene que realizarse el examen lo más pronto posible para conocer si está infectado. Como la mayoría ya sabe esta infección es producida por un virus, que ataca directamente a las defensas específicas del organismo, los CD4 que son un tipo de linfocitos que protegen de las infecciones.

Según la doctora Rosa Polo, jefa del Área Asistencial y de Investigación de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida, en España, el problema es que si el paciente con VIH no inicia tratamiento para evitar que estos CD4 se destruyan llegará un momento en que estas defensas desaparezcan, entonces se producen múltiples infecciones oportunistas que son las que provocan la muerte.

“El problema es que los pacientes están llegando muy tarde a los hospitales y esto se conoce como retraso diagnóstico. De tal manera que ingresan en una situación muy avanzada, se los diagnostica de infección por VIH y de sida. En ese momento tienen ya las defensas muy bajas y presentan alguna infección oportunista siendo más difícil poder actuar de una forma efectiva”.

El retraso diagnóstico, dice, condiciona que los CD4 disminuyan, por debajo de 350 células, valor que hasta hace algunos años era el límite del inicio de tratamiento antirretroviral. Sin embargo, cuando las células CD4 están por debajo de 200 células, es lo que se llama presentación con enfermedad avanzada, las probabilidades de tener infecciones oportunistas muy graves aumentan.

Por ello es importante, agrega, estar conscientes de que el paciente con infección por VIH se controla con los antirretrovirales. De manera sostenida evitará que las defensas decaigan y, por lo tanto, impedirá infecciones agregadas “oportunistas” y se mantendrá saludablemente, conceptos en los que coincide la doctora Greta Mino, pediatra infectóloga, del Hospital Alcívar.

Subir las defensas

La única forma para que los pacientes estén bien es tomar tratamiento antirretroviral. “Eso es fundamental, por ello lo primero que deben hacer es acudir al hospital lo antes posible para iniciar tratamiento, y en segundo lugar nunca dejarlo”, dice Polo.

Ahora mismo, menciona, hay suficiente información como para saber perfectamente que el tratamiento para la infección por VIH es para toda la vida, que no hay tratamiento curativo, sino que este mejora mucho la situación del paciente y que gracias a los medicamentos se ha conseguido aumentar mucho la supervivencia.

¿Pero qué pasa si no se trata? Lo que ocurre, explica, es que el virus va ganando terreno y al final termina destruyendo las defensas. Entonces hay que concienciar al paciente que el tratamiento es lo que le va a prolongar la vida y que le dará mejor calidad de vida.

Además, refiere, lo primero que el médico debe explicar al paciente es que cuando se suspende el tratamiento antirretroviral se puede producir resistencia a los fármacos y cuando esto ocurre se quedan sin opciones terapéuticas, a su vez la enfermedad evoluciona y el paciente muere. “Es decir ya no valen los medicamentos. Lo peor es que tome tratamiento, lo deje, vuelva a tomarlo y lo vuelva a dejar. Eso es un verdadero desastre. Es igual como sucede con los antibióticos. El problema es que el VIH es una enfermedad que si no se trata es mortal. Esto es lo que hay que tener muy en cuenta”, asegura Polo.

Alimentación balanceada

Polo menciona que a los pacientes con VIH lo que mejor le va a ayudar es intentar tener una alimentación lo más equilibrada posible y esta va a depender de la región en la que se viva. Por ejemplo, en Ecuador se tiene una dieta rica en hidratos de carbono, se come mucho azúcar, tiene mucho arroz. Entonces lo que se hace es favorecer que haya mucha obesidad y un aumento de alteraciones metabólicas, aumento de colesterol, triglicéridos y glucemia –azúcar– por lo que hay diabetes añadida.

Todos estos factores, explica, van a perjudicar mucho, porque son enfermedades que se van a asociar al VIH y van a complicar su manejo. Esto sucede porque cuando se tiene una alteración metabólica de estas características habrá que tomar tratamiento para esta alteración. Por ejemplo, si alguien tiene elevado el colesterol deberá tomar un medicamento contra este, pero a su vez provocará una interacción con los antirretrovirales y pueda que el tratamiento que hay que tomar para el VIH no sea tan efectivo, por eso hay que ajustar los tratamientos.

La dieta equilibrada es fundamental ya que puede retrasar la aparición de ese tipo de enfermedades. Lo primero que hay que intentar es hacer cinco comidas al día y no hacer tres grandes comidas. Hay que potenciar mucho el uso de las frutas, verduras, intentar comer menos hidratos de carbono, menos azúcares y frituras. Todo esto supone mucha caloría y favorece que se eleve el colesterol.

Además, menciona, el ejercicio tiene que ir añadido a la dieta. Hay que hacer aeróbicos, por ejemplo, andar, montar en bicicleta, nadar. “Son ejercicios simples que se pueden hacer sin necesidad de ir a un gimnasio que podría costar dinero. Media hora al día es lo suficiente para poder tener un equilibrio”.

Familias de antirretrovirales

Cada día hay más familias de medicamentos antirretrovirales que hacen que los pacientes VIH tengan mejor calidad de vida. La última familia que ha aparecido son los inhibidores de la integrasa que actúan a nivel de una parte donde se replica el virus y son potentes: el raltegravir y el dolutegravir.

Mientras más fármacos existan hay más probabilidad de que si el paciente falla en la toma del medicamento tenga otras opciones. Además, debemos tener en cuenta que no siempre se pueden combinar los fármacos cuando existen infecciones concomitantes. Por ejemplo, si un paciente tiene tuberculosis, no puede tomar medicamentos muy potentes como son los inhibidores de la proteasa: lopinavir, atazanavir, entre otros, pero sí raltegravir que es un inhibidor de la integrasa.

“Esta evolución constante y la aparición de nuevas familias hace que sea imprescindible que los médicos necesitemos formarnos continuamente, es la única manera de poder estar al día, conocer los avances que se van produciendo y con ello, poder ofrecer la mejor atención al paciente con VIH”, asegura.

Esta formación es lo que trajo a la doctora Polo a Ecuador en el año 2004. Mediante el Proyecto Esther, se está capacitando a profesionales que trabajan en hospitales de segundo y tercer nivel con el objeto de generar una red que se extienda a todos los niveles. Se llegó a un acuerdo entre ambos ministerios de Salud de España y Ecuador, para que el programa tenga continuidad.

“Hemos realizado más de seis talleres de actualización en Ecuador y varios médicos han ido a efectuar rotaciones por hospitales españoles. Actualmente seguimos esta formación a través de una maestría sobre Infección por el VIH, cuyo título lo emite la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, reconocida por la Senescyt. Incluso se trabaja en conjunto con la Sociedad de Infectología de Guayaquil”.