‘Mi esposa se gastó mis ahorros’
Desde que me casé hace quince años mi mujer se había estado propasando conmigo. Al principio de nuestra relación habíamos quedado en que todas las ganancias de nuestros trabajos iban a unirse para cumplir con nuestras responsabilidades económicas.
Incluso saqué una libreta de ahorros en la que yo depositaba en todas las quincenas parte de mi sueldo para alguna emergencia. Durante los cinco primeros años de matrimonio todo marchaba correctamente e incluso no había necesidad de pedirle explicaciones de mi cuenta, pues ella estaba autorizada para hacer retiros.
Pero resulta que un día tuve una emergencia de salud y le pedí que retirara algo de nuestros ahorros y me encontré con la sorpresa de que de los ocho mil dólares que supuestamente debíamos tener ya no había ni un centavo. Casi me termino de morir, le pregunté qué había hecho y me explicó que ella había tenido que pagar unas deuditas. Las tales deuditas habían sido vestidos, cremas para adelgazar, spa, tarjetas de crédito. En ese momento me descompuse, se me elevó la presión arterial.
Me puse tan mal que terminé buscando ayuda con un psicólogo de los que contestan cartas en El Especialista, que al final terminó aconsejándome que debía buscar al psiquiatra para que me medique y me ayude a controlar mis nervios alterados. Bueno, el médico logró controlar mis nervios y yo terminé perdonando a mi esposa, porque la amo, pero con la condición que se someta a terapia para que deje de ser gastadora y que jamás trate de verme la cara de ingenuo otra vez.
Ricardo,
Guayaquil