Conectado a Tayos

08 de Enero de 2017

El guayaquileño Manuel Palacios, de 36 años, es quizás el mayor experto sobre las Cuevas de los Tayos.

Él se interesó en esas cavernas desde que tenía 7 u 8 años de edad, cuando leyó el libro El oro de los dioses, de Erich von Däniken. “Quedé conmocionado con las descripciones del interior y, por supuesto, con el tema de la Biblioteca Metálica (láminas de metal que supuestamente contienen la historia de la humanidad); solo casi doce años después descubriría que el autor había usurpado la historia de Juan Móricz, dándole tintes fantásticos y combinando temas”.

Lee más

Paisajes fantásticos en las Cuevas de los Tayos

Desde 2009, Palacios ha organizado once expediciones, de las cuales ha participado en cinco (incluida esta). Esos viajes lo motivaron a escribir el libro Amerika prohibida (2014), que abordó temas como Cuevas de los Tayos, la colección Crespi, escritura sudamericana antigua, tecnología y conocimiento precolombino, y el verdadero descubrimiento de América. Ahora está próximo a publicar Amerika prohibida 2: la colección Crespi, que profundiza detalles sobre la colección del padre Carlo Crespi, quien reunió en Cuenca objetos que podrían pertenecer a una civilización antediluviana, y que aparentemente tienen relación con las Cuevas de los Tayos.

¿Qué lo atrae de esas cavernas?

“Me impacta su magnitud y que poseen las condiciones favorables (agua disponible, alimentos, ambiente apacible) para una permanencia a largo plazo. Eso coincide con las afirmaciones que realizó Juan Móricz, de que una antigua civilización intraterrena había buscado refugio en las profundidades de la tierra y que Tayos era una de esas entradas”.

Palacios considera que esas cuevas brindan una experiencia superior en niveles de consciencia. “De la cosmovisión shuar he aprendido que Tayos es un sitio ‘vivo’ y hay que respetarlo. Investigarlo requiere gran responsabilidad”.

Pese a que existen algunos documentales sobre el sitio, Palacios espera realizar uno propio, con su visión e investigación. “No es el lugar de un tesoro, tampoco un sitio de aventura. Estoy conectado con Tayos. Quizás tiene que ver con la ausencia de luz solar, en la que el organismo entra en un estado de introspección prolongada. El lugar es considerado un sitio sagrado por los shuares, que lo denominan Nankupas. No me considero místico ni pertenezco a alguna religión, pero el lugar ha despertado en mí una espiritualidad profunda”.

Este experto considera que las Cuevas de los Tayos deben desarrollarse, con la ayuda estatal, como un destino místico-etnológico y no solo de aventura.

Desde el principio su idea ha sido que los lugareños (shuares) tengan las herramientas para ellos tomar a cargo el proyecto turístico, sin depender de terceras personas. Para ello, coordinó en 2013 una reunión entre la Dirección Provincial de Turismo de Morona Santiago, del Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Limón Indanza y la Corporación Cueva de los Tayos Kuankus, conformada por nativos shuares.

Sin embargo, Palacios considera que el gran problema es que el acceso sigue siendo igual que hace 50 años, cuando Móricz fue conducido al lugar. No hay puentes peatonales y colapsó la única tarabita que había entre un caserío y la trocha a las cuevas. El descenso y ascenso continúan siendo a rapel y polipastos (con poleas), o ascenso vertical.

Tales condiciones limitan el acceso al sitio, siendo solo para quienes gustan de la aventura extrema, poseen gran conocimiento técnico en cuerdas o dependen de alguien que los posea. “Esto encarece costos y no permite que el gran porcentaje de interesados acceda a las cuevas, o se desmotiven a medio camino”.

Por ello, la reciente presencia del ministro de Turismo y de esa delegación fue un hecho sin precedentes, indica. “Confío en que se implementará lo necesario para que la comunidad shuar tome las riendas del proyecto como es su derecho y su responsabilidad ancestral. Me siento complacido de colaborar y seguiré dirigiendo expediciones hacia esa zona. Pese a mi miedo a la oscuridad y las alturas, mi compromiso con la investigación y con la comunidad me lleva a regresar las veces que sean necesarias”. (M.P.) (I)