Nuevo despertar del Parque Nacional Tayrona (Colombia)
Para el martes 28 de febrero se prevé la reapertura del Parque Nacional Tayrona (Colombia).
La industria turística colombiana y sudamericana está pendiente de la reapertura de uno de los parques naturales más importantes de la región, después de un mes de cierre de sus espacios. La medida se tomó, según Parques Nacionales Naturales de Colombia, con el fin de proteger ese rico ecosistema.
Luz Elvira Angarita, directora de la territorial Caribe de esa entidad pública, mencionó que el primer cierre del Tayrona se dio en noviembre de 2015 con buenos resultados. “Estos cierres se están realizando en el marco de los acuerdos que realizamos con los cuatro pueblos indígenas de la Sierra: los kogi, los arhuacos, los kankuamos y los wiwa. Esta es una de las razones por la que se toma la decisión de cerrar el parque nuevamente. Los indígenas solicitan que se hagan estos cierres”. Los nativos, al parecer, están aprovechando para realizar sus rituales ancestrales.
John Jairo Restrepo, jefe del Parque Tayrona, agregó que durante este cierre se están realizando actividades de monitoreo e investigación del recurso hídrico, la calidad de las playas, fauna y actividades de recolección de residuos sólidos.
El Caribe con la montaña
La mismísima Shakira lo menciona en un verso de la exitosa canción La bicicleta: “Óyeme, Carlos, llévame en tu bicicleta... que si a Piqué algún día le muestras el Tayrona, después no querrá irse 'pa' Barcelona”.
Quizá sea cierto. El Parque Nacional Tayrona es quizás el más importante de Colombia. Y uno de los más hermosos. Las empresas turísticas de la caribeña ciudad de Santa Marta dependen de la operación de ese espacio protegido de 15 mil hectáreas que limitan con el mar Caribe.
Su originalidad reside en que buena parte de sus paisajes costeros se construyeron gracias a que las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, la montaña costera más alta del mundo, se hunden en el mar para formar bahías y ensenadas de belleza singular: Chengue, Gayraca, Cinto, Neguanje, Concha, Guachaquita, con sus playas de arenas blancas delimitadas por manglares, matorrales o bosques, y bañadas todas por las aguas cristalinas del mar Caribe.
Esta mezcla de montaña y mar se eleva hasta los 5.700 m de altitud del pico Simón Bolívar, y mantiene en sus cumbres blancos mantos nieves perpetuas y varios kilómetros cuadrados de glaciares que, aunque parezca mentira, permanecen heladitos a poco más de 50 kilómetros en línea recta del mar cálido y tropical.
Tales atractivos provocaron que durante el 2016 ingresaran a las playas y bahías del Parque Nacional Natural Tayrona un total de 391.442 visitantes, 14 % más que en 2015.
Siguiendo el sendero
La entrada principal del Tayrona está a 31 kilómetros de la ciudad de Santa Marta por la carretera de La Guajira. Allí los pasajeros llegan en autobús o dejan el vehículo. Luego caminan por un sendero que serpentea entre el bosque tropical lluvioso, manglares y playas enormes y solitarias.
El mar Caribe golpea con fuerza en las playas (no es la típica piscina verdeazulada que se tiene en mente) y en muchas playas se desaconseja el baño.
A 3,2 kilómetros de la entrada los viajeros llegan a la playa de Arrecifes, donde hay rústicas cabañas para pernoctar, con zona para acampar, servicios higiénicos y restaurantes. Las sencillas cabañas de Arrecifes muestran el tipo de hospedaje más popular en el parque, sin lujos, pero con las comodidades necesarias para una escapada en familia, en pareja o entre amigos.
Sin embargo, los pasajeros que deseen un servicio de lujo pueden encontrarlo en los alojamientos ecológicos que se promocionan bajo la marca “Ecohabs”, los cuales son cabañas de madera
integradas en diversas zonas del parque y con atención de cinco estrellas. Es la experiencia Tayrona “de luxe”.
Para el chapuzón y las fotos
La playa de Arrecifes no es apta para bañarse con tranquilidad, pero a poca distancia se llega a la tranquila playa de Arenilla, cuya bahía protege sus aguas para permitir que los bañistas disfruten con seguridad y alegría.
Pero la caminata puede seguir por 10 minutos para llegar a la playa La Piscina, que es otra bahía resguardada por arrecifes que también invita al jugueteo marino y el descanso. Su paisaje es fantástico, con grandes rocas redondeadas de granito y frondosas selvas que llegan hasta el mar.
Pero el sendero continúa para seguir disfrutando de los paisajes. El gran premio llega al final de ese camino, a unos 4 kilómetros de Arrecifes, cuando los vacacionistas se encuentran con el cabo de San Juan de Guía, la zona más fotografiada del parque.
El lugar se exhibe como un par de bahías para los chapuzones, otra zona de acampada con restaurante y un mirador de madera sobre un promontorio.
Desde aquel mirador de forma circular se obtiene la mejor vista panorámica de estas montañas selváticas a orillas del tono turquesa del mar Caribe.
Los viajeros que llegan allá coinciden en que es uno de los grandes escenarios naturales del norte de Colombia. (M.P.) (I)
La histórica Santa Marta
Esta ciudad ubicada a orillas de la bahía de Santa Marta, sobre el mar Caribe, fue fundada en 1525, por lo cual es una de las más antiguas de Sudamérica.
Es la puerta de entrada al Parque Nacional Tayrona y a zonas con vestigios arqueológicos de la cultura Tayrona. Posee un patrimonio arquitectónico inigualable, hermosos paisajes y un gran legado cultural con tesoros coloniales.
Su herencia está representada en la arquitectura y en las calles del centro histórico, que invitan a un recorrido para visitar la Catedral, los museos y el Malecón de Bastidas.
Esta ciudad, que fue la última morada de Simón Bolívar, es además el hogar de treinta mil indígenas de las etnias Kogi, Arhuaco, Kankuamo y Wiwa. Fue declarada por la Unesco como Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad en 1979. (www.colombia.travel) (I)
Fuentes: colombia.travel, hola.com, ecohabsantamarta.com, elcolombiano. com, parquesnacionales.gov.co