Anna Karenina: Amor en tiempos de zares

13 de Enero de 2013
  • Las fiestas suntuosas y trajes elegantes son también la atracción del filme que narra una historia ambientada en la Rusia zarista.
  • Los amantes: Anna y Vronsky, encarnados por Keira Knightley y Aaron Taylor-Johnson.
  • Keira Knightley se mete en la piel de la esposa infiel que ideara el escritor ruso León Tolstoi.
  • Jude Law en su papel de Alexei Karenin, esposo de Anna.
  • Durante la premiere de Anna Karenina en el Festival de Cine de Toronto (Canadá), desde la izquierda: Matthew Macfadyen, Aaron Taylor-Johnson y Keira Knightley.

Anna Karenina, el clásico de León Tolstói, regresa a los cines en una versión a cargo de Joe Wright. Es Keira Knightley quien da vida a la acaudalada mujer de sociedad que sucumbe ante la infidelidad.

El director inglés Joe Wright (1972) ya había sorprendido con películas en las que cuenta historias que apelan a la sensibilidad, a los sentimientos, a la esencia misma del ser humano. Orgullo y prejuicio, Expiación, deseo y pecado, El solista son ejemplos de ello.
Ahora regresa con Anna Karenina, la nueva adaptación cinematográfica de la trágica novela de León Tolstói, en cuya obra original Anna es una mujer de la alta sociedad rusa cuyo marido trabaja como funcionario público. En un momento, el hermano de la protagonista le pide que lo ayude a hacer las paces con su esposa, quien se entera de que le ha sido infiel. Curiosamente, durante el viaje de Anna para hablar con sus familiares, se encuentra con un conde y existe entre ellos una gran química.

Las adaptaciones cinematográficas de Anna Karenina han contado con intérpretes de la talla de Greta Garbo, Vivien Leigh y Sophie Marceau, pero la elegida de Wright ha sido su musa –tercera película juntos– la actriz británica Keira Knightley, quien asume el papel del personaje que da título a la historia.

“Aunque muchas actrices famosas la han interpretado, nunca ha habido una versión definitiva de Anna Karenina”, dijo Knightley. “En parte se debe a la relación que se tiene con el personaje. Plantea más preguntas que respuestas, por lo que siempre está abierta a una interpretación diferente”.

Knightley, relacionada recientemente con el músico James Righton, dijo que se puso en la condena moral sobre Anna: “¿Pero soy mejor que ella? No”, se contestó. “Creo que todos somos como ella. Es por lo que no da tanto miedo. Todos tenemos algo de su personalidad en nosotros. Podemos ser amables, podemos ser cariñosos, podemos estar llenos de alegría y de vida, pero también podemos ser falsos, mezquinos, exigentes y estar llenos de rabia”.

Knightley comparte reparto con Jude Law, en el papel de su esposo, y Aaron Taylor-Johnson, que interpreta al elegante conde Vronsky. Según los críticos, el filme “está logrado en el plano técnico y visual, pero carece de un impacto emocional coherente. Adaptada por el director teatral Tom Stoppard, la Anna Karenina de Wright tiene lugar mayoritariamente en un escenario teatral y muestra a una protagonista más irascible y menos comprensiva que en anteriores interpretaciones”.

La película tiene presente el amor con un trasfondo político, siguiendo los trazos marcados por la obra de Tolstói y su conocido drama familiar. La historia está ambientada en la Rusia zarista y cuenta el drama de un affaire, una situación muy difícil de digerir en su entorno y en la época, publicada por primera vez en 1873.

Knightley dijo que se está haciendo más madura y que ahora se atreve con personajes del calado de Karenina, pese a su corta edad (27 años). “Ahora me siento más cómoda en mi propia piel. Y, como intérprete, me siento más cómoda a la hora de cargar con tantas emociones. Miro atrás en la época en que era muy joven y hacía películas muy grandes, y por supuesto que no iba a ser capaz de entender todo lo que estaba interpretando al nivel que lo puedo entender ahora. Según avanza la vida, se van acumulando heridas y para un actor es terriblemente importante tenerlas”.

La actriz dijo sentirse identificada en ciertos aspectos con la Anna de Tolstói. Para la revista de moda canadiense Flare comentó: “Soy hipócrita y manipuladora y todas esas cosas, y aunque creo que no me definen, son parte de mi personalidad. Pero hay aspectos de ella que no me gustan”.

El reto de encarnar a la protagonista rusa le ha costado más de lo esperado por Knightley. “Es lo más difícil que he hecho en mi carrera. En general, para encarnar personajes se utiliza menos la propia experiencia de la vida y mucho más la capacidad de comprensión del personaje. Con Anna todo fue un gran reto. Traté de entenderla y captarla. De la primera vez que leí la novela, a los 18 o 19 años, tenía el recuerdo de un personaje sumamente romántico. Pero cuando la volví a leer para la película descubrí su lado oscuro”.

Seguir los lineamientos del libro de Tolstói fue la orden del director y eso permitió también que Keira descubriera algo más de su personaje al comentar que Anna tiene un lado de heroína y otro de antiheroína que trató de reflejar en su interpretación. “Esa duplicidad era también la intención de Tolstói . Mi trabajo estuvo muy marcado por eso, lo platicamos con Joe y sentimos que teníamos que marcar esa ambigüedad, lo bueno, lo malo, la bondad y la crueldad de ella”.

Aunque Knightley dice sentirse alejada de Anna por la diferencia de época, también destaca aspectos universales y humanos de su personaje con los que forzosamente se identifica. “Con cada parte de Anna Karenina me puedo identificar. El amor es algo romántico, pero también es el sexo, los celos, la tristeza, la locura, la soledad, el dolor... y Anna lo vive todo con tal intensidad. Está desesperada, necesita ese grito para sobrevivir. Cada uno de nosotros en algún momento hemos resentido alguna de esas facetas del amor, ¿o no?”, resaltó.

“Si algo se puede sacar de esta novela es que el amor romántico es insuficiente y no dura para toda la vida. El amor es algo más complejo”, dijo la actriz, quien inició su carrera a los 10 años. Además afirmó que el papel le demandó mucho física e intelectualmente. “Fue bastante agotador. Fue un alivio cuando terminamos el rodaje. Técnicamente fue muy difícil. Se repitieron muchas escenas cantidad de veces. El baile fue una secuencia difícil que ensayamos mucho. No soy bailarina, ni tampoco cantante, por cierto. Para el filme tuve que practicar mucho esa parte del baile y eso contribuyó a la intensidad de este trabajo”, comentó.

Knightley, quien también es imagen de Chanel, afirmó que disfrutó el vestuario del filme: largos y majestuosos vestidos de la época. La joven actriz los lució con tanta elegancia y encanto como lo hace con los modelos de Chanel que vistió para las entrevistas como para el estreno mundial de Anna Karenina.

La experiencia adquirida por Knightley le ha abierto las puertas a una nueva racha de trabajo, ya que además de ocuparse de Anna Karenina, la veremos pronto en Untouched, Jack Ryan y Can a song save your life?

El director

Con un gran despliegue visual, reconstrucción de época y suntuosos escenarios en un teatro construido específicamente para este filme en las afueras de Londres, el director Joe Wright destacó la importancia del set de filmación. “En él se dice que la alta aristocracia rusa vivía como si estuvieran en un escenario y todo fuera una función.

Eran los protagonistas de una farsa. Hablaban en ruso a sus sirvientes y entre ellos en francés, italiano o inglés. El teatro es elástico: una puerta lleva a un campo, otra a un laberinto... Se metamorfosea según la escena: una pista de hielo, un salón de baile, un circuito de carreras de caballos o una estación de tren”.

El director dijo que la elección de Knightley se debió a que sintió que podría acceder a todos los elementos internos de Anna. “Tenía 18 años cuando hizo Orgullo y prejuicio, era una niña”, dijo Wright. “La he visto desarrollarse desde una ingenuidad impresionante hasta convertirse en una gran actriz. Creo que es más fuerte, más valiente, incluso menos conformista de lo que había sido antes”.

Lo que más hizo pensar a Wright fue la preocupación de que el tema, a lo mejor, se había agotado en las otras versiones cinematográficas. Él dijo: “¿Cómo podía huir de la sensación de que todos los dramas de época se parecen? ¿Qué motivo especial podía encontrar en una historia fascinante, trágica y, 139 años después de su publicación, aún vigente, acosada por una incuestionable impresión de déjà vu?”.

Wright le dio un giro radical. No iba a intentar reproducir al detalle la Rusia del siglo XIX. Iba a capturar su esencia y la de Ana Karenina respetando lo que León Tolstói empezara en su clásica novela: “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.

Para Wright, “Tolstói habla de la búsqueda de una vida auténtica. Algo que solo se consigue gracias al amor. Como el de Tolstói por Anna, un personaje que en principio aborrecía y que tenía que ser la antagonista del héroe, Alexei Karenin, hasta que se enamoró de ella”. (A.C.J.)

SOBRE LA OBRA ORIGINAL

Liev Nikoláievich Tolstói, también conocido como León Tolstói (1828-1910) fue un novelista ruso ampliamente considerado como uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial.

Sus más famosas obras son Guerra y Paz y Anna Karenina, y son tenidas como la cúspide del realismo. Sus ideas sobre la «no violencia activa», expresadas en libros como El reino de Dios está en vosotros tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King.


Greta Garbo

Vivien Leigh

Sophie Marceau

León Tolstói

 

En la novela Anna Karenina, Tolstói refleja su visión de la sociedad urbana, símbolo de los vicios y el pecado, en oposición a la vida sana de la naturaleza y del campo.

Las adaptaciones cinematográficas de Anna Karenina han contado con otras intérpretes. En 1935 el director estadounidense Clarence Brown llevó a la gran pantalla la historia de Tolstói teniendo como protagonista a Greta Garbo; Vivien Leigh fue

Anna en 1948 bajo la dirección del francés Julien Duvivier; y la más reciente en 1997, la del cineasta inglés Bernard Rose con Sophie Marceau en el rol principal.

 

Fuentes: Agencias e internet.

 

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