Derecho a la resistencia
Hollywood pone en el tapete una peligrosa y temible campaña que culminó con una épica marcha en EE.UU., en 1965. Selma es parte del legado de Martin Luther King Jr.
De pie sobre un escenario, frente a centenares de personas que lo escuchan, el doctor Martin Luther King (MLK) habla al micrófono. “Es inaceptable que utilicen su poder para mantenernos sin voz”, clama con vigor.
Las palabras son expresadas por el actor británico de ascendencia nigeriana David Oyelowo, quien interpreta a MLK en la película Selma, que retrata el derecho al voto para los ciudadanos estadounidenses afroamericanos en la década del 60.
Para algunos críticos, el filme dirigido por la estadounidense Ava DuVernay podría ser una revisión y reconocimiento de la historia afroamericana en Estados Unidos. En este mismo camino estuvieron otros ejemplos cinematográficos: Malcom X, gran figura política; James Brown, Ray Charles, Miriam Makeba, Harry Belafonte, del mundo de la música; y del boxeo Hurricane Carter, Muhamad Ali.
Martin Luther King Jr. fue uno de los máximos exponentes de la lucha pacífica por la igualdad racial y promotor de la derogación de las leyes de Jim Crow de segregación racial en EE.UU. en 1965. Tuvo que esperar casi medio siglo desde su asesinato en 1968 para que Hollywood y el Óscar al menos tomen en cuenta parte de su legado.
Selma es la historia de un llamamiento. El que MLK hizo en 1965 a todos los estadounidenses para que caminaran junto a él los 80 kilómetros que separan la pequeña ciudad Selma de Montgomery, en Alabama. El objetivo: protestar contra la imposibilidad para ejercer el voto de la población afroamericana en muchos estados del sur.
Según el filme, más del 50% de la población era negra, pero solo el 2% de ellos estaban registrados para votar. Aunque constitucionalmente el voto era universal, en la práctica había una serie de dificultades burocráticas (al registrarse el nombre debía aparecer en los periódicos), económicas (debían pagar un impuesto) y, sobre todo, sociales (el endémico racismo sureño) que lo impedía.
La película de Ava DuVernay no es exactamente un biopic sobre Luther King ni trata sus comienzos (la película abre con la concesión del Nobel de la Paz) ni su asesinato. Más bien pone al líder afroamericano como un hombre magnético, pero también alguien que duda de sí mismo y de su capacidad para liderar. No se trataba solo de marchar, sino de construir el mismo camino. La película muestra la visión del reverendo para utilizar la desobediencia civil y la resistencia pacífica para levantar las conciencias del pueblo estadounidense.
Y también el papel capital de los medios como altavoces para amplificar el mensaje. Las imágenes del “domingo sangriento” sobre el puente de Selma entraron en todos los salones de las familias estadounidenses. La revolución, aquellos días, sí fue televisada.
Polémica
Selma, de Ava DuVernay, ha cosechado buenos y malos comentarios de la crítica; obtuvo el Globo de Oro y el Óscar a mejor canción (Glory). Todo ello ha conllevado también polémica y reclamos, sobre todo por su representación de Lyndon Johnson, presidente de Estados Unidos, durante los eventos históricos que se muestran en la película. En la obra de DuVernay, Johnson se asemeja a un villano, un rival de MLK que intenta interrumpir sus planes de redención.
Esto se contrapone a la versión histórica de que Johnson fue más un colaborador de King y un actor vital en la defensa de los derechos de los afroamericanos. Mark Updegrove, director de la Biblioteca Presidencial LBJ en Austin (Texas), quien participó en la Cumbre sobre Derechos Civiles en el 2014 encabezada por cuatro expresidentes estadounidenses, dijo que la película retrata incorrectamente a Johnson como un hombre que le puso obstáculos al reverendo MLK Jr.
Updegrove dijo: “La película retrata injustamente a Johnson como un personaje creado a partir de otras personas que representa los obstáculos que enfrentaban los negros para que se aprobaran las leyes de derechos civiles. Lo que la historia indica es que Johnson y King trabajaron en conjunto”.
Además comentó que ambos personajes tuvieron desacuerdos, pero no cómo lo señala la película y que el retrato es desafortunado ante el clima actual tras la muerte de hombres negros desarmados a manos de la policía estadounidense. “La tensión racial es tan alta que no hace bien dar a entender que un presidente de Estados Unidos se interpuso contra ese progreso hace medio siglo”, dijo Updegrove.
La directora
En un principio, Lee Daniels (El mayordomo, 2013) se alzaba como la persona indicada para hacerse cargo de Selma, pero en el 2013 pasó la batuta a Ava DuVernay, quien se había dado a conocer tras su éxito en Sundance con Middle of Nowhere (2012), convirtiéndose en la primera mujer afroamericana haciéndose con el premio a la mejor dirección.
DuVernay proviene del mundo del periodismo y la publicidad. Cuando tomó el relevo a Lee se encontró con varias dificultades: la responsabilidad de hacerse con un proyecto de $ 20 millones (su anterior producción había costado unos $ 200.000) y a la importancia simbólica de la historia, se unían las dificultades de no poder utilizar los discursos originales de MLK por el copyright de la familia.
Cuando Ava DuVernay recibió el proyecto de Selma, el guion estaba enfocado en el presidente Lyndon B. Johnson. Ella le dio la vuelta, junto con Paul Webb, y decidieron que el importante era Martin
Luther King. Ambos reescribieron todos los discursos de MLK sin que el espectador notara la diferencia.
La cineasta muestra la cualidad colectiva de las acciones de MLK, quien aparece habitualmente acompañado y pidiendo consejo a sus amigos más cercanos, con las mujeres en un papel central y sin ocultar las infidelidades que se le imputan.
Otro de los valores de Selma radica en su elenco. Acompañando a los protagonistas están: Tim Roth (como el gobernador de Alabama), Giovanni Ribisi (en el papel del asesor del presidente), Oprah Winfrey (como Annie Lee Cooper, además de productora), el rapero Common (en el papel del activista James Bevel), Carmen Ejogo (encarna a Coretta Scott King), Tom Wilkinson (como el presidente Lyndon B. Johnson), entre otros.
Y si fuera poco y después de años en que la audiencia se quejara de la falta de interés por parte de Hollywood en historias con afroamericanos como protagonistas, la industria cinematográfica reunirá muy pronto a Lupita Nyong’o (primera actriz africana en ganar el Óscar por 12 años de esclavitud) con David Oyelowo en dos proyectos: la adaptación de la novela de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie titulada Americanah, y la producción de Disney dirigida por Mira Nair que, partiendo del libro de Tim Crothers, Queen of Katwe, relata la vida de una prodigiosa jugadora de ajedrez de Uganda: Phiona Mutesi. (A.C.J.) (I)
Fuentes: www.elpais.com, www.rtve.es y agencias