Jugar a ser Dios
El tema de la ciencia ficción y la creación de vida artificial son el eje para Ex Machina, película que plantea cuestiones sobre el papel del hombre de querer convertirse en deidad.
En la marquesina cinematográfica existen algunas películas sobre el hombre jugando a ser Dios, construyendo androides a su imagen y semejanza, sobrepasando ya la apariencia física para centrarse en alcanzar el poder y otorgarles independencia emocional. Frankenstein trata sobre la creación de un ser artificial, y a partir de allí, la ficción, la ciencia y los efectos especiales han establecido lo que no solo se ve en el cine: la vida artificial es un hecho.
En este escenario y con buenos comentarios de la crítica especializada aparece Ex Machina (titulada en latín), del cineasta inglés Alex Garland, su primera como director y también se ocupa del guion, quien escribiera La playa (publicada en 1996) –llevada al cine en el 2000 por Danny Boyle y protagonizada por un joven Leonardo DiCaprio–.
“Ex Machina funciona en dos niveles”, dice Andrew MacDonald, productor del filme. “En principio es un thriller psicológico, eso sería el primer nivel, pero se sirve de los personajes para explorar temas humanos y psicológicos”.
La película presenta a Caleb, un programador (Domhnall Gleeson) que, tras ganar un concurso donde trabaja, se prepara para realizar un viaje en el que conocerá al científico Nathan (Óscar Isaac). Al llegar a una remota residencia, Caleb descubre que participará en un experimento: tendrá que convivir con la primera inteligencia artificial auténtica jamás creada, un precioso e inteligentísimo robot: Ava (Alicia Vikander).
A su llegada, Caleb descubre que Nathan lo ha elegido para ser el componente humano en un test de Turing, encargándole la evaluación de capacidades y, a fin de cuentas, la conciencia de su último experimento en inteligencia artificial, o sea, Ava. “La prueba de Turing fue ideada hace décadas con el nacimiento de las computadoras. Alex Turing entendió muy pronto que las máquinas con las que trabajaba podrían convertirse en máquinas pensantes en vez de simples calculadoras. Se dio cuenta de que sería difícil adivinar si algo realmente pensaba o fingía pensar”, dice Alex Garland.
“Generalmente hablando, nos sentimos incómodos ante la inteligencia artificial y los ordenadores. Es algo en lo que todos pensamos. Pero lo enfoco desde otro ángulo porque no es un tema que me preocupe mucho. En Ex Machina simpatizo con el robot”, resalta Garland, quien pone de manifiesto en el filme el reflejo de la condición humana actual.
El actor guatemalteco Óscar Isaac, quien participara en Robin Hood (2010), Sucker Punch (2011), El año más violento (2014) y próximos Star Wars, que tiene el papel de Nathan, cree que la película es una alegoría de la existencia del hombre: “Penetra realmente en lo que significa pensar y ser consciente. Nunca sabemos lo que piensa una persona que tenemos delante, ni si siente lo mismo que nosotros”.
El otro protagonista, Domhnall Gleeson, resalta a Ava. “Utilizan a Caleb para realizar la prueba de Turing. Él no tiene ni idea de lo que le espera”. Ex Machina ya está en carteleras. (E)