Donde una bicicleta es dulcemente subversiva
El filme Wadjda recrea las aventuras de una niña árabe que desea por sobre todas las cosas una bicicleta, pero la sociedad conservadora no se lo permite.
A principios de este año, el rey Abdulá de Arabia Saudita emitió un decreto que permite que las mujeres sean designadas para la Shura, una asamblea que asesora al monarca sobre leyes y otros temas y ha sido tradicionalmente masculina en su totalidad. Por primera vez, también, las mujeres podrán votar en las próximas elecciones municipales, en el 2015. Ambas decisiones representan importantes pasos para un país conservador donde las mujeres aún no pueden conducir un auto y carecen de otros derechos básicos.
Ha habido hitos más pequeños, también. Recientemente, la película Wadjda se estrenó en Nueva York y Los Ángeles. Es la primera cinta rodada totalmente en Arabia Saudita, y también resulta que fue escrita y dirigida por una mujer.
Wadjda cuenta la historia de una niña de 10 años decidida e inadaptada y su búsqueda de una bicicleta verde. Situada en los suburbios de Riad, donde la movilidad de las mujeres es limitada y andar en bicicleta es considerado una amenaza para la virtud de una niña, Wadjda espera comprarse una ganando una competencia de declamación del corán en la escuela que tiene un premio en efectivo.
A través de los ojos de esta encantadora buscadora de problemas –con sus zapatillas deportivas Converse negras y sus lazos morados, su amor por las cintas mezcladas y barniz de uñas color turquesa, y un velo que nunca parece quedarse en su lugar– el público queda expuesto a un lado de la vida saudita que rara vez ven los forasteros.
Dirigida y escrita por Haifaa al-Mansour y protagonizada por Waad Mohammed en el papel que le da título, Wadjda fue financiada en parte por Rotana, la compañía productora del príncipe saudita Alwaleed bin Talal y los productores alemanes Gerhard Meixner y Roman Paul. Pese a un pequeño presupuesto, la preparación de la cinta llevó más de cinco años debido a los problemas para convencer a los inversionistas de que hacer una película en Arabia Saudita era posible. Pero eso no disuadió a Mansour.
Vestida con jeans ajustados negros, con un cabello oscuro lustroso y las uñas pintadas del tono turquesa de Wadjda, Mansour discutió la elaboración de la película durante un almuerzo en Nueva York. Basó el personaje principal en su sobrina. “Ella es muy enérgica, tiene un gran sentido del humor, pero mi hermano es más conservador, y quería que ella se conformara”, explicó. “Para mí, eso es una gran pérdida. Me recuerda a muchas de las niñas de mi ciudad natal que tenían gran potencial. Podían haber cambiado al mundo si se les hubiera dado la oportunidad”.
Desafíos y aceptación
Su primer documental, Women Without Shadows (Mujeres sin sombras), salió en el 2005. Ella escribió Wadjda mientras su hijo era un bebé. Fue seleccionada para el Laboratorio de Guionistas del Instituto Sundance en Medio Oriente en el 2010. Pero aún así fue difícil encontrar productores. “Hice una lista de todas las compañías productoras que hacían películas en Medio Oriente, y les envié correos electrónicos”, dijo. “Nadie respondió”.
Finalmente, Mansour contactó a Meixner y Paul. Aunque los productores fueron advertidos de que probablemente tendrían que rodar en otras partes del mundo árabe, Mansour los convenció de hacer la prueba y filmar la película donde se sitúa la historia.
“La respuesta de Haifaa fue extraordinaria”, dijo Paul vía Skype. Dijo, esencialmente: No es que no se permita filmar aquí. No hay una regla, porque nunca se ha hecho.
Un desafío al hacer la película fue que Arabia Saudita no tiene una verdadera industria o infraestructura cinematográficas. Sin embargo, hay producción televisiva, y la mayoría de los actores tenía experiencia de televisión.
Al desarrollar el guion, “traté de ser respetuosa de la cultura y no ser ofensiva”, para que fuera aprobada por el gobierno, dijo Mansour. Los hombres y las mujeres no son vistos juntos excepto en escenas en casa o en un hospital; o en el constante y cómico baile entre las matronas y sus choferes. “La forma en que la gente se mueve cambia completamente cuando se pasa del exterior al interior, especialmente para las mujeres”, dijo Mansour. “En el exterior, son invisibles, pero cuando entran en casa, habitan el espacio, cantan y bailan. Esa transformación es muy interesante”.
Eso aplica también a los sonidos. Por ejemplo, en cierto momento en la película la maestra de Wadjda dice: “La voz de una mujer es su desnudez”, mientras amonesta a las estudiantes por ser demasiado ruidosas. Y las voces de las mujeres son notables a través de la cinta; las niñas riendo, la madre de Wadjda cantando.
Los estrictos códigos sociales dificultaron la filmación, que tomó seis semanas. Cuando Mansour quería filmar en exteriores, tenía que quedarse en una camioneta y hablar con sus actores a través de un intercomunicador. Cuando el equipo no pudo tener acceso a la escuela de niñas, modificó una escuela de niños.
También había temores de que la policía religiosa pudiera interrumpir la filmación. “Teníamos que poner atención”, dijo Meixner. “Y siempre fuimos rápidos cuando sabíamos que andaban por ahí: terminábamos y cambiábamos de locación”.
Alentar a los sauditas a ver la película es el próximo desafío, ya que esencialmente no hay salas de cine públicas en el país. Wadjda está disponible en DVD, y en televisión, organizado para que coincidiera con el estreno en Estados Unidos. Mansour dijo que muchos sauditas van a Bahrein, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos los fines de semana a ver películas.
Pero la cinta ya ha recibido mucha atención. En abril, a una proyección en el Festival Cinematográfico de Tribeca asistió la reina Noor de Jordania y le siguió una discusión encabezada por Gloria Steinem.
Ahí, Mansour enfatizó que sus expectativas eran modestas. “No quiero ofender a la gente o pelear. Es más como contarles una historia y hacer que la sientan. Sé que los sauditas no cambiarán de la noche a la mañana”, añadió. “Será gradualmente, pero no debido a esta película. Siento que es muy importante celebrar los pasos correctos, los cambios correctos, incluso si son pequeños, como mujeres montando en bicicletas”.