Édgar Ramírez: "Me siento muy privilegiado"
El venezolano Édgar Ramírez se lanza en su primer papel protagonista en Hollywood con Point Break, nueva versión del filme de 1991.
Édgar Ramírez podría presumir de ser uno de los actores latinos que ha conquistado la meca del cine. Es venezolano, tiene 38 años. Su nombre completo es Édgar Filiberto Ramírez Arellano, nació en San Cristóbal (Táchira), una de las ciudades más pobladas de Venezuela. Se encuentra en plena promoción de Point Break: sin límites, película recientemente estrenada en Ecuador, dirigida por David O. Russell, nueva versión del clásico de 1991 de Kathryn Bigelow con Keanu Reeves y Patrick Swayze (fallecido). También estrenó en diciembre Joy, compartiendo roles junto con Jennifer Lawrence, Robert de Niro y Bradley Cooper.
El actor insiste en que empezó en esto del cine casi por casualidad. “Mentiría si te dijera que era ese niño que sueña con algún día aparecer en la gran pantalla. Estudié periodismo y quería dedicarme a cubrir asuntos de política internacional y diplomacia. Me imaginaba trabajando en Nueva York, sí, pero no en un hotel dando entrevistas, sino mirando al East River desde la sede de las Naciones Unidas”.
Tras escalar en la industria con papeles secundarios en El ultimátum de Bourne (2007), Zero Dark Thirty (2012), The Counselor (2013) y la laureada serie televisiva Carlos, empezó en el mundo de la actuación en una telenovela venezolana (Cosita rica), su gran debut en Hollywood le llegó interpretando a Choco en Domino (2005) de Tony Scott. Y ahora lidera el reparto de Point Break.
El filme está ambientado en el mundo de los deportes extremos. La trama no se aleja mucho de la cinta original, pues cuenta la historia de un agente encubierto del FBI que tratará de acabar con un importante grupo de narcotraficantes. “Point Break se trata de hacer lo que amas y comprometerte a eso. Es relevante para mí como venezolano, al igual que lo será para un americano, o cualquier persona que vea la película”, dijo Ramírez, de 38 años.
Como su personaje, cuando era más joven el actor tenía grandes planes para el futuro y, aunque triunfar en Hollywood no se encontraba entre ellos, él asegura que este es uno de los mejores momentos de su vida. “Conocer gente interesante, viajar por todo el mundo y vivir experiencias así de intensas, ese sí que fue siempre mi sueño y tengo la suerte de estar viviéndolo ahora”.
La trayectoria del intérprete ha sido vertiginosa. “Esto es algo que no puedes planificar. Me parece emocionante y me siento un privilegiado. Realmente, no he parado en estos años y no me ha dado tiempo a reflexionar. No tengo la distancia suficiente aún como para darme cuenta de lo que estoy logrando”, admite.
Para Ramírez, el éxito inicial de esta película sería solo el comienzo de lo que podría ser para la franquicia de Point Break. “Yo solo soy el segundo Bodhi. Creo que habrá más. Tengo la sensación de que esto es solo la primera re-imaginación de la cinta”, sentenció.
Pero el filme cambia los escenarios californianos de Venice Beach por una aventura global con trasfondo medioambiental filmada en escenarios naturales de Australia, Alemania, Tahití y Venezuela, cuenta con escenas llevadas a cabo por especialistas en surf con olas gigantes, vuelo con traje aéreo, tabla de snowboard, escalada libre y motociclismo de alta velocidad. “Una de las cosas que aprendí del surf es que ninguna ola es igual que otra. La emoción es única y eso pasa también con los personajes. Lo que hicieron Patrick y Keanu es brillante e inspirador, pero esta cinta es distinta”, valoró el actor.
Salto del Ángel
Ramírez contó emocionado sobre los sitios que sirvieron de trasfondo del filme. “La escala de esta película es enorme. Llegamos a los lugares más remotos, como el Salto del Ángel. Fue muy significativo regresar a mi país. Estuve guindado del tope de esa cascada, pensé que no le tenía miedo a las alturas hasta que estuve nueve días allí. Estuvimos también en Tahití, en uno de los breaks de surf más increíbles, es una de las olas más hermosas y violentas del mundo”.
Édgar aclara aspectos entre ambas cintas. “La rebelión contra el sistema y la inconformidad une a las dos películas, pero las formas son distintas. En la original había una rebelión más simbólica. Robaban bancos para financiarse el verano eterno. Aquí hay un activismo y una militancia radical. Los ladrones son ecoterroristas. Estos tipos no están jugando”.
El venezolano estaba a punto de tomarse un descanso cuando recibió el guion del proyecto. “Me quedé sin vacaciones, pero me fui alrededor del mundo por seis meses. El guion me emocionó y cuando vi que una de las escenas se desarrollaba en el Salto del Ángel (en Venezuela), para mí fue una señal inequívoca”, contó el actor.
Ramírez recuerda el contexto social y político del filme original. Han transcurrido 25 años desde entonces, cuando estaba George H. W. Bush en el poder y se cumplía una década del ‘reaganismo’. “No existía un cuestionamiento ético al respecto y la teoría del trickle down, por la que los ricos se hacían muy ricos y eventualmente su riqueza bajaría y ayudaría a los pobres, ha fallado por completo. Hoy, las distancias sociales son cada vez más profundas y alarmantes y esta película responde a las urgencias de este momento y explica cómo aquella cultura afectó irreversiblemente al medioambiente”.
Elecciones venezolanas
En el 2000, antes de dedicarse como actor a tiempo completo, fue el director ejecutivo de una campaña titulada ‘Dale al Voto’, patrocinada por una ONG venezolana, que buscaba fomentar los valores democráticos en la juventud.
Para Ramírez, la fábula de Point Break busca la defensa del espíritu humano y hace un alegato contra las reglas y las constricciones sociales, pero sobre todo envía un mensaje acerca de vivir la vida apasionadamente. “Trata de comprometerse hasta el final y vivir al máximo con lo que amas. Con las incongruencias y radicalismos que existen en el mundo, es importante vivir con pasión y en armonía con los demás”, agregó.
Ramírez fue entrevistado por la cadena CNN. Allí habló de sus películas y también de lo que había publicado en las redes sociales (“Hoy mi corazón está lleno de alegría”), una vez que se conocieron los resultados de las elecciones parlamentarias de Venezuela. “Ganamos la capacidad de concertar voluntades. Lo que se logró fue un gran consenso porque esa mayoría que votó en contra del modelo que hemos tenido durante los últimos 17 años es una mayoría muy heterogénea que viene de distintas corrientes políticas, de distintos estratos económicos de la sociedad venezolana que tienen expectativas y sueños distintos. Sin embargo, fueron capaces de unir sus voluntades en la esperanza de lograr un cambio que necesitamos todos los venezolanos. Porque el estado de las cosas es muy alarmante y necesitábamos que las cosas cambien. Eso me emocionó muchísimo”, declaró.
Ramírez reconoció que durante su vida quería hacer algo diferente cada día. “Aunque con perspectiva, eso tiene mucho que ver con el perfil de un actor”, indicó este hombre que se ve a sí mismo como un “nómada”. Pero su corazón siempre está en Venezuela. “Mi casa está allá. Es mi país y lo adoro”, concluyó.
Lo veremos este año, en la portada de este mes de Men’s Health (México), también en los filmes Manos de piedra, como el púgil panameño Roberto Durán, película del venezolano Jonathan Jakubowicz en la que también actúan De Niro, Rubén Blades y Usher. Y, La chica del tren, junto con Emily Blunt, dirigidos por Tate Taylor. (A.C.J.) (E)
Fuentes: laopinion.com, agencias