Enigma bélico
Protagonizada por el camaleónico Benedict Cumberbatch, la película El código enigma recrea la historia de un hombre que ayudó al triunfo de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial.
Benedict Cumberbatch es un actor mundialmente conocido por su papel protagónico en la serie de la BBC (desde el 2010) Sherlock y ahora candidato al Óscar por su rol de Alan Turing en El código enigma (The Imitation Game), del cineasta noruego Morten Tyldum, filme que además está nominado a siete categorías. Las críticas apoyan al actor inglés de 38 años que encarna al matemático, criptógrafo y científico de la computación británico.
Hijo de actores con un nombre casi imposible de olvidar ha generado suficiente pasión en sus seguidoras (quienes incluso se han autodenominado ‘las cumberbitches), parece tener asegurada su primera candidatura al Óscar con el biopic (película biográfica) sobre Turing.
“No me siento un pionero ni un valiente, y mucho menos que esté poniendo mi reputación en peligro por encarnar a un hombre gay. En este momento ya no es un riesgo hacerlo, como sí ocurrió con Tom Hanks cuando filmó Philadelphia. Entonces fue un acto de valentía que un actor heterosexual y un estudio hicieran una película así”, dice con firmeza y acepta que la historia de Turing debió haberse contado mucho antes y no cree que haya sido el tema de la homosexualidad lo que demoró su llegada al cine.
Interpretar a Turing tuvo otros desafíos, como, por ejemplo, que fue uno de los grandes genios de la matemática (un terreno familiar para Benedict, quien encarnó a Stephen Hawking en un telefilme sobre su vida). “Cuando interpreto un papel como este, trato de entender todo lo que puedo, pero, lógicamente, es allí donde uno suele darse la cabeza contra la pared porque no tiene la capacidad intelectual de hacerlo”.
Turing desde pequeño vivió fascinado por la numerología y es considerado como uno de los padres de la computación. “No tiene sentido emular ese intelecto, porque uno no se ha pasado la vida estudiando matemáticas. Por suerte, la mayor parte del trabajo está hecho en el guion, algo que también ha ocurrido con otros personajes inteligentes que he interpretado como Sherlock o Julian Assange. Como actor, lo único que puedo hacer a la hora de meterme en sus zapatos es tratar de entender cómo esa persona se ha apasionado por lo que hace y qué ha ocurrido en su infancia para que se comporte de esa manera”, explica.
Para Cumberbatch, Alan Turing “tenía una personalidad única, determinada e irregular, era de muy alto funcionamiento, tenía un alto grado de empatía, una gran afinidad con los niños y era muy cariñoso. Además, tenía una capacidad ilimitada para comunicarse con la gente y no sentirse restringido por los tópicos habituales, la interacción statu quo demandada de un hombre que estaba muy enfocado y era un poco tímido. Era visto como un pez extraño, un bicho raro, como lo llamó su madre. Era muy capaz, muy rápido mentalmente y muy sano. Era un hombre muy físico, corría maratones a nivel casi olímpico, así como también cross country. La tragedia de su vida no es solo que terminó muy pronto, sino que fue perseguido en una época de intolerancia por su sexualidad”.
Para Morten Tyldum, Turing “es uno de esos héroes en la historia de los que nadie ha escuchado y me siento muy agradecido de que me permitan contar su historia”. (A.C.J.)
EL VERDADERO TURING
Alan Turing formó parte del equipo de inteligencia que descifró el código binario nazi en la instalación militar de Bletchey Park, a 80 kilómetros de Londres. Aquel sistema les permitía a los alemanes coordinar todos sus ataques contra los aliados. A partir de 1938 el gobierno de Winston Churchill encargó la tarea de descifrar el código a un grupo de matemáticos y lingüistas. A la larga, el equipo desarrolló una calculadora tan sofisticada que se considera el primer ordenador digital de la historia.
El proyecto se llamó Colossus y fue liderado por Turing, que entonces tenía 26 años, y sentó las bases de la informática moderna. Luego de la guerra, el mismo Churchill ordenó la destrucción de los ordenadores del proyecto para mantenerlos en secreto frente a la Unión Soviética. También y argumentando razones de inteligencia se mantuvo en secreto el trabajo de Turing durante 50 años.
El científico fue, además, un pionero de la inteligencia artificial aun cuando ni siquiera se acuñara el concepto. En el 2009, el científico recibió una simbólica disculpa del gobierno británico por el trato que recibió. El indulto de la reina Isabel, que lo libera de los cargos en su contra, llegó recién en junio del 2013. La derogación de su condena se logró gracias a una petición liderada por Stephen Hawking.
Fuentes: elnuevoherald.com y agencias