Mirada a un ícono vulnerable
El filme Churchill destaca un aspecto poco conocido del estadista británico.
Prominente político, militar destacado, periodista, historiador y escritor, Winston Churchill es uno de los personajes más interesantes del siglo XX y el cine no se ha resistido en destacar su carismática figura, que ya ha sido analizada en varias películas y series de televisión. Se podrán ver dos producciones centradas en el histórico líder británico: Churchill (2017), de Jonathan Teplitzky, con un destacadísimo Brian Cox metido en la piel del político, y Darkest hour (2018), dirigida por Joe Wright e interpretada por Gary Oldman.
El filme del cineasta australiano Teplitzky es, para quienes asistieron a su premier mundial durante el BCN Film Fest (I Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi), un brillante trabajo de documentación, ambientación e interpretación que describe al hombre vulnerable que se escondía detrás del ícono en una de las circunstancias más decisivas de su larga trayectoria.
En la película biográfica, el también responsable de Mejor que el sexo (2000) y Un largo viaje (2013), desgrana con detalle los dos días previos al Día D: el desembarco de las fuerzas aliadas en Normandía el 6 de junio de 1944 para liberar a Francia del dominio nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Una operación que estuvo rodeada de la máxima tensión política y en la que Churchill, en su cargo de ministro de Defensa, fue menospreciado por oponerse al plan liderado por el general estadounidense Dwight D. Eisenhower.
“De muchas maneras, el Churchill que he representado se muestra como una persona vulnerable que sufre de depresión. Creemos que sabemos mucho sobre estos grandes hombres en la historia, pero sabemos muy poco acerca de sus vidas personales. Ese es el porqué yo quería hacer una película sobre el ícono. Quiero que la gente vea su lado humano”, ha dicho.
Churchill (1874-1965), venerado por unos y despreciado por otros, nació en el seno de una familia aristocrática, su padre fue británico y su madre de origen estadounidense. Se conoció su liderazgo no solo en Reino Unido y Europa, incluso en la Primera Guerra Mundial cuando no solo estuvo en el cargo de primer lord del Almirantazgo de la Marina británica, sino también en territorios de dominio británico. Es el único primer ministro británico galardonado con el Premio Nobel de Literatura y fue nombrado ciudadano honorario de los Estados Unidos de América. Entre sus primeros trabajos como militar, el ejército de su país lo envió, en 1895, para observar el conflicto que enfrentaba a la España colonial contra los independentistas cubanos. Historiadores se han referido a este periodo (18 días) como el que marcó al joven oficial, entonces de 20 años, cuando descubrió su temple guerrero y su sentido de grandeza.
“Tanto se ha escrito sobre él (Churchill), la gente ya sabe mucho sobre su vida política. Hemos visto películas y documentales sobre la leyenda, aprendemos acerca de él en la escuela, pero la gente sabe poco sobre su lado humano. Era importante contar esa historia, quería demostrar sus debilidades y pérdida de control durante la última parte de su vida. Es lo que me atrajo de la historia”, explica Teplitzky.
Churchill ha sido catalogado también como “maniaco depresivo”. En el libro publicado en 2011, First rate madness (Locura de primera), Nassir Ghaemi, psiquiatra estadounidense de origen iraní y profesor en la Universidad de Tufts (Boston), investiga las personalidades de Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt, Winston Churchill, entre otros grandes líderes. Su hipótesis es que “las depresiones o los ataques maniáticos o los trastornos bipolares que padecieron les dieron la fuerza y la lucidez necesaria para salir adelante en tiempos de crisis. Los mejores líderes en una crisis o son enfermos mentales o mentalmente anormales; los peores en una crisis son los que gozan de mentes sanas”, describe Ghaemi.
Los protagonistas
Para los críticos de cine, Brian Cox (Braveheart, El supremacía de Bourne, Match Point, La autopsia de Jane Doe) es simplemente Churchill en cada detalle y gesto; en cada mirada y palabra que dice. Para muchos del New York Times se trata del mejor papel que ha hecho hasta ahora este veterano actor escocés, que fue el primero en dar vida a Hannibal Lecter en el cine. “Su Churchill es un hombre obsesionado y traumatizado con la idea de que no se pierdan vidas de jóvenes soldados en vano”, indica lavanguardia.com.
En YouTube se ve en el tráiler cómo la sangre que tiñe las aguas de la playa por la que pasea Churchill lo conmueve por dentro y jura emocionado que protegerá a esos hombres inocentes que se enfrentan al horror de la guerra con valor y orgullo.
El filme se basa en el guion de la historiadora y escritora británica Alex von Tunzelmann, quien retrata a un Churchill como un gran político y estratega militar, pero que también tuvo sus momentos de debilidad y dudas, una faceta que hasta ahora no había sido lo suficientemente explotada en la gran pantalla.
Además, la película es una cuenta atrás hasta el día clave de la operación Overlord y refleja asimismo la difícil relación del protagonista con su mujer, Clementine, cuyo papel recae en Miranda Richardson (Harry Potter, Las Horas). Por su parte, la actriz Ella Purnell (El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares) tiene un papel breve pero muy significativo como la secretaria de Churchill, una mujer que confía plenamente en la labor de su jefe, pese a su irascible comportamiento, y que despertará en él nuevos argumentos para devolver a la nación la esperanza que necesita a través de un discurso emotivo. (A.C.J.) (I)
Creemos que sabemos mucho sobre estos grandes hombres en la historia, pero sabemos muy poco acerca de sus vidas personales. Ese es el porqué yo quería hacer una película sobre el ícono”.
Jonathan Teplitzky,
Director del filme Churchil