Momentos de una vida
El director estadounidense Richard Linklater presenta su nuevo trabajo Boyhood, drama rodado siguiendo al joven Ellar Coltrane a lo largo de doce años.
Se trata del proyecto más ambicioso y longevo de uno de los cineastas más elementales del actual paisaje cinematográfico estadounidense. El motivo para que Richard Linklater haya tardado doce años en grabar el filme no fue otro que el de esperar. Tan simple como eso. Esperar a que los actores fueran creciendo en la vida real y no tener que ser sustituidos por otros que se les parezcan. Esta fue la decisión que tomó Linklater para rodar Boyhood (Momentos de una vida). La traducción al español sería niñez.
La cinta sigue a Mason (Ellar Coltrane) en una época poblada de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, primeras desilusiones, momentos maravillosos, momentos de miedo y una constante mezcla de desgarro y de sorpresa.
Hasta su adolescencia.
Contar cómo ese niño crece y se convierte en adulto puede parecer una historia sencilla o de poco interés, pero el director se decidió por este experimento único hasta ahora en el cine.
Todo empezó cuando un grupo de actores se reunió de forma secreta desde el 2002 hasta fines del 2013 para retratar la vida y evolución de una familia estadounidense de clase media en el sur de Texas. Mason Jr., hijo menor de Olivia y Mason –interpretados por Patricia Arquette y Ethan Hawke–, guía con su prudencia y curiosidad al espectador en una historia real convertida en ficción.
Lo relevante es no tener que falsificar las edades de los protagonistas, pues los han ido grabando conforme cumplían los años durante tres o cuatro días. El propio Ellar Coltrane comenzó el rodaje a los 6 años y lo acabó cuando tenía 18. Los otros actores iban grabando una vez al año. “La idea de ser testigo de cómo un niño pasaba por los ciclos de la vida y crecía fue muy excitante”, contó Arquette, para quien Olivia es una madre entregada a sus hijos y lucha incansablemente por lograr un futuro mejor.
Arquette aseguró que el secreto de esta cinta innovadora reside en que “está llena de elementos humanos, no se trata de ninguna manipulación. Rick (Linklater) no hace lo que se supone que hay que hacer en una película para entretener. Él está interesado en las relaciones profundas, la comunicación entre personas, la honestidad, el descubrimiento de la vida y el tiempo”.
En el filme, Arquette y Hawke encarnan a los padres del pequeño. Están divorciados y Mason vive con su madre y su hermana (interpretada por la hija del director, Lorelei). Salvo que ellos no son ellos, todo es real.
Arquette, ganadora de un Emmy en el 2005 por su papel de vidente en la serie Médium, incluso se rehusó a seguir el trabajo de pos-producción. “En un momento dado me mostró el montaje de cinco años, pero le dije que no quería ver nada más hasta que la película no estuviera acabada”, explicó.
La actriz considera este proyecto como una “experiencia única”, pero también un desafío, por los cambios físicos y vitales que debía afrontar cada vez que volvía al rodaje.
Sin embargo, “por alguna razón desconocida” no le fue difícil ponerse en la piel de Olivia. Desde el principio existió una conexión especial porque “el personaje estaba en mí”, confesó. “Olivia tenía mucho de mi madre y de mí misma”.
El tiempo... Siempre lo he pensado en términos de cine. Es lo que manipulamos, grabamos, capturamos. Como lo percibimos. Cada uno de nosotros esculpe el tiempo a su propia y diferente manera”, Richard Linklater, cineasta
El actor
Ellar Coltrane, quien cumplirá 20 en agosto, ha pasado casi toda su vida en Austin. El filme de
Linklater no es solo una estratagema estética. Es también un experimento psicológico, en el que absorbe las personalidades y dramas de sus estrellas y, doce años más tarde, las muestra. “Es completamente alucinante”, dice Coltrane, quien se refiere a sus progenitores como “gente extraña, ya que tomaron un enfoque muy raro para ser padres. Lo bueno es que me apoyaron incondicionalmente para formar parte del filme. Eso es algo en lo que muchos padres fallan”.
Coltrane es el segundo nombre de Ellar; decidió usarlo profesionalmente como su apellido cuando empezó el asunto de la película. “Fue surrealista salir de mi propia existencia y ver cómo los niños estadounidenses experimentan las cosas durante la misma etapa de mi existencia que fue filmada”, dice y hace hincapié en cómo le ayudó en su vida. “Fue también una manera de aprender sobre algo concreto y a largo plazo. El rodaje de la película me enseñó disciplina y paciencia, fue como mi escuela”.
El director
Cada trece minutos, Mason es un poco mayor en la película. Nada en su vida es muy distinto a lo que cualquier mortal ha experimentado, pero es el ojo del director que convierte lo cotidiano en poético. Por todo esto, la crítica se ha rendido a la fuerte carga emotiva del filme y a la sencillez y naturalidad con la que Linklater logra convertir el crecimiento de un niño en un argumento especial.
Con casi treinta años de carrera, el cineasta tejano ha plasmado con anterioridad el paso del tiempo. Linklater lo demostró en su trilogía Antes del amanecer (1994), Antes del atardecer (2004) y Antes de la medianoche (2013), también protagonizada por Ethan Hawke. “El tiempo... Siempre lo he pensado en términos de cine. Es lo que manipulamos, grabamos, capturamos. Como lo percibimos. Cada uno de nosotros esculpe el tiempo a su propia y diferente manera. Si el cine fuera una pintura, el tiempo sería la pintura en sí. Mi intención era rodar un filme sobre la etapa completa de la infancia, no tan solo articular un retrato de momentos. Quería que fuera como la vida misma, como el simple paso del tiempo. Y no quería que los eventos fueran exaltados para impactar, ni tampoco destinar el guion a rellenar golpes y giros. Solo quería transmitir la sensación del paso del tiempo. De hecho, mientras
filmaba, planteaba el rodaje como un recuerdo. Que nos llevara a recordar la infancia. Uno puede mirar una y otra vez viejas fotografías y reflejarse diariamente en el espejo. Aun así, resulta prácticamente imposible ser testigo in situ del cambio a lo largo del tiempo”, comenta.
Con Boyhood, el director ganó durante la pasada edición de la Berlinale (el Festival Internacional de Cine de Berlín) el premio Oso de Plata como mejor director. Y la prensa especializada estadounidense ya lo ubica como un claro contendor a llevarse el Óscar.
A Richard Linklater (Houston, 1960) hay que agradecerle su pasión por la vida. Durante los doce años de Boyhood, él y su equipo preparaban durante semanas el rodaje, filmaban durante tres días y realizaban otra gran posproducción. Y pegaban lo rodado a lo hecho previamente: así iban montando durante el proceso.
“Boyhood no tiene un mensaje para padres, más allá de que el tiempo pasa y se escapa entre los dedos. No filmamos las mismas épocas cada año, sino que a veces rodamos con nueve meses de diferencia, entre otro momento pasaron 18 meses entre toma y toma (…). Yo quería mostrar una familia normal, capturar sus pequeños momentos, no centrarme en el primer beso, la primera vez que los adolescentes tienen sexo. Mostrar el fluir de la vida tal y como, pasado el tiempo, recordamos nosotros nuestra infancia y juventud. Sí sabía cuándo tenía que terminar, porque arranqué con la entrada del niño (Ellan Coltrane) en el colegio, a los 5 años, y acabó con su llegada a la universidad con 18”, destaca Linklater.
Por qué arriesgarse a un proyecto de este tipo: experimentar con algo que no se había hecho antes. “Me estaba convirtiendo en cuarentón y ya era padre por unos siete, ocho años. Quería tratar de expresar algo acerca de la infancia. Realmente no podía tomar un solo elemento, y luego la idea me golpeó. Elegí mostrar una versión épica del proceso de maduración, desde el comienzo de la escuela primaria y hasta el final de la secundaria a través del filtro de la educación pública. Esa fue la arquitectura. Es una idea loca, supongo. Por un lado, muy simple, pero por el otro casi imposible, impracticable”, dice.
La película estaba preconcebida firmemente como proyecto y al momento de empezar el rodaje el director afianzó la idea. “El tono, el estilo, todo lo que se estableció muy temprano y una gran cantidad de pensamiento y teoría fueron directo a la película en ese punto. A nivel conceptual, yo nunca dejé de pensar más o menos lo mismo, que más allá de eso. Y nunca miré hacia atrás y dije: ‘Me hubiera gustado haber hecho esto de manera diferente’”.
Boyhood, para algunos cinéfilos, tiene algo de El curioso caso de Benjamin Button (con Brad Pitt), pero el director apunta que hay algo más. “El proceso de maduración es nuestra historia, nadie podría haberlo simulado. Si estaba contando otra historia podría haber usado efectos, pero esta es nuestra historia y hay una disciplina en ella. Se convirtió en una meditación sobre el tiempo y el envejecimiento. La película no es sobre eso, pero todos teníamos que pensar en el proceso, tal como lo hicimos. Ellar y Lorelei tuvieron que acostumbrarse a la idea de que cada año que estaban participando en este proyecto tenía que ver con el envejecimiento, la maduración y el crecimiento. Y eso iba dejando una huella real en ellos. Fue fascinante ver cómo crecía esa conciencia en ellos”, resalta el director.
Críticas
La prensa especializada pronto calificó la película. “Lo primero que sorprende al ver Boyhood es que a nadie se le hubiera ocurrido antes hacer algo parecido: capturar cómo un personaje crece frente a los ojos de los espectadores durante un largo periodo”, señala a la BBC Mundo Justin Chang, de la revista Variety.
“Es una película extraordinaria. Linklater consigue transformar momentos aparentemente mundanos de nuestras vidas que no suelen verse en el cine en algo sublime. Son casi tres horas de película en las que aparentemente no pasa nada y al mismo tiempo todo está sucediendo frente al espectador”, dice Chang.
Además destaca el trabajo ‘excepcional’ de los actores protagonistas y en particular del joven que da vida a Mason, Ellar Coltrane, a quien Linklater seleccionó entre cientos de jóvenes intérpretes “por ser diferente”.
“El chico interpreta a la perfección a un niño tranquilo y reservado y es fascinante cómo responde al mundo que lo rodea... Además, su actuación mejora a medida que avanza la película. Uno se da cuenta de cómo se va conociendo mejor a sí mismo”. (A.C.J.)
Fuentes: www.sur.infonews.com, www.cinemastance.com y agencias.