Translúcido: Lucidez ante la muerte
Roberto Manrique encarna a un enfermo incurable en Translúcido, filme dirigido por el venezolano Leonard Zelig.
En 1983, Woody Allen dirigió y protagonizó Zelig, película cuyo personaje central era un hombre capaz de mimetizar la personalidad de quienes lo rodeaban. Fue esa crisis de identidad que quiso adoptar, como actor, Leonard Zelig, director de Translúcido. “Cuando me mudé a Nueva York adopté ese nombre luego de ver esa película, quería ser un actor camaleónico. Fue así como una noche aproveché la oportunidad y fui a un bar donde tocaba jazz Woody Allen con su banda y le pedí permiso para usar ese mismo nombre. Me dijo ‘haz lo que quieras’. Así me bauticé”, recuerda Zelig.
Translúcido está protagonizado por el guayaquileño Roberto Manrique y otros actores y actrices ecuatorianos: Andrés Crespo, Cristina Morrison, Diego Mignone y las venezolanas Marisa Román y Miriam Pinedo. “En el 2010 empezó a gestarse la película cuando tuve una especie de incomodidad con la industria del cine. Y la idea inicial era hacer un filme yo solo, protagonizado, escrito, producido y dirigido por mí, algo independiente. No se titulaba Translúcido, sino Thin Walls (Paredes delgadas). Así que como cineasta interdependiente que soy empecé a darle forma al proyecto con personas que, independientemente de su talento o dinero que posea, puedan compartir mis mismos valores”, destaca Leonard, quien quiso plasmar una especie de “innovación social” en su película.
La trama es acerca de Rubén, un hombre que está tomando decisiones en un momento que empieza a hacer una introspección de todo lo que ha hecho y dejado de hacer. No está obsesionado con la muerte, pero no tiene más remedio ya que un mal que lo aqueja lo ha puesto allí donde está, junto con sus amigos, sin familiares, pero con la firme convicción de que es la mejor solución. “No he conocido a nadie en esas circunstancias, pero cuando conversé con Roberto para que sea el protagonista, me dijo que él sí había pasado por eso. Obviamente esto ayudó mucho, incluso los diálogos fueron improvisados a pesar de que teníamos escaletas (listas de escenas). Pienso que Roberto tuvo por instantes esos flashes de recuerdos lo que ayudó a fortalecer al personaje”, dice Zelig.
La historia es de Zelig, el guion fue escrito por él y Manrique, quien aporta con los diálogos junto con los otros actores. Asimismo, Translúcido se nutre de escenas de la serie Bienaventurado, que se transmite por el canal de YouTube, protagonizada por Roberto Manrique. “La idea fue aprovechar ciertas grabaciones. Así que Roberto hizo ese periplo mochilero por partida doble, pues sabía que tenía que conseguir material para ambos trabajos”, destaca Zelig, cuya apuesta apunta también a crear un contenido que se desplegará a través de múltiples medios y plataformas de comunicación (transmedia). Así pues habrá escenas de Translúcido que se verán solo online.
Inicialmente Roberto no haría el papel de Rubén, él estaba considerado como parte del reparto, pero el actor venezolano en quien Zelig había pensado no pudo. “Iba a ser una película venezolana para el mercado de ese país, pero la situación económica de Venezuela no lo permitiría. Así que hablé con Roberto”.
La cinta transcurre en la Gran Manzana, donde Zelig consiguió inspirarse gracias a las historias de inmigrantes, sobre todo de ecuatorianos. “Me llamó mucho la atención el caso de Ecuador, porque de la noche a la mañana me empezaron a salir eventos y comerciales que tenían que ver con personas de su país. Tanto así que, junto con mi esposa, éramos los encargados de promover el Ecuadorian Film Festival en Nueva York, a través de redes sociales. Eso me permitió conocer más gente, sobre todo ecuatorianos que añoraban regresar a su patria, especialmente porque no tenían a sus familiares cerca. Eso es en parte Translúcido”.
El actor
Definitivamente Rubén es un retrato muy intimista de Roberto. Él lo aclara. “Esta película siempre estuvo muy cercana a mi corazón y fue un tema con el cual me sentía muy llamado a participar para generar diálogo. Esto es cómo nos relacionamos con la muerte. Debido al cáncer de mi papá, que siempre nos regaló un aprendizaje maravilloso al final de su vida, nos replanteaba la muerte como algo que hay que aceptar y respetar y que es parte de la vida y que no hay que temer. Todo esto permitió que desde el comienzo tuviera una predisposición muy especial a querer ser parte del proyecto y a meterme lo más de lleno posible en todo el proceso”.
Este trabajo y la serie Bienaventurado reflejan una etapa diferente como actor. En lo personal, da la impresión de que Roberto está en la búsqueda de algo más en su vida, ¿algo más espiritual? “Sí. Buenaventurado y Translúcido hablan de un momento presente especial en el que me encuentro. El haberme alejado de la televisión, en parte a propósito y otra por accidente, porque no todo se ha dado como lo he planeado. Ha significado un fascinante descubrimiento de muchos aspectos e intereses míos que desconocía, producto de estos momentos de profundizar más en la vida, en el ser, en la naturaleza, recorriendo mi país. Bienaventurado llegó a mí como una inspiración especial, de analizar más en sobre lo que quiero involucrarme y cuáles son los temas de los que quiero hablar, de salir de mi zona de confort, de confiar en el mundo, soltar el miedo, del crecimiento desde la
incomodidad como un don maravilloso que nos da la vida. O como Translúcido y mis puntos de vista acerca de la muerte. Todo esto lo traduzco como un regalo que me dejó el mundo de la televisión internacional, que es el hecho de poder comunicarme e impactar en una comunidad”.
¿Roberto haría lo mismo que Rubén en Translúcido? “Respeto mucho esa decisión y no tengo que estar de acuerdo con él para entender que él está en toda su libertad y poder abogar por quien quiere tomar ese tipo de decisiones. Vivimos en un mundo en que se nos ponen derechos sobre la vida, mas no sobre nuestra muerte. No debería haber nadie que nos ponga límites sobre eso. Lo que sí me gusta pensar es que tendré la misma postura de mi papá en sus últimos días, quien prácticamente nos dijo: ‘ya les enseñé a vivir, ahora aprenderán sobre morir’”.
Translúcido es una coproducción entre Ecuador, Estados Unidos y, de cierta forma Venezuela y Colombia, según Roberto Manrique, también productor de la película filmada 90% en Nueva York. “La producción fue un proceso atípico porque, a diferencia de lo habitual, financiamos el rodaje y buscamos el apoyo de marcas y entidades una vez que la película estuvo terminada. Esto trajo muchos beneficios en términos de la certeza que daba el proyecto y la confianza con la que la gente se iba involucrando en el mismo. Así llegaron Ecuavisa y la Prefectura del Guayas, que entraron como coproductores”, aclara Manrique.
Roberto tiene planes de irse a vivir a México y próximamente lo veremos en Galapagos Summit (2018) y otros filmes. “El cine ha llegado a mi vida con fuerza en el sentido de cuánto me quiero involucrar y de alguna manera también porque se hizo esperar, ya que hace mucho tiempo estuve atrás de hacer una película. En ese camino conversé con Jaime Tamariz, quien prácticamente me despertó al decirme que la única forma de hacer una película en nuestro país es produciendo una. Le agradezco por eso, me sembró esa semilla”.
¿Dejarás el teatro y la televisión? “Eso no está en mis planes. Es cierto, este año decidí no hacer teatro porque quería más libertad. En realidad no tenía tiempo, además he sido más selectivo en cuanto a propuestas internacionales para televisión. Medito más este tipo de cosas. Y en el caso del teatro, sigo enamorado de la energía de un escenario”.