Vio la película...: ¿Recuerda la música?
Aquellos filmes que hicieron historia no solo nos acompañan con imágenes memorables, sino con la inspirada creatividad de compositores que integraron su magia.
Bernard Herrmann (1911-1975)
Su formación clásica lo llevó primero a crear la música de la célebre Ciudadano Kane para Orson Welles, pero sus trabajos para Alfred Hitchcock delinearon perfectamente la maestría del director, no solo en el lírico y sentimental tema de Vértigo (1958), sino en la formidable escenificación musical de la mente de un joven desequilibrado en Psicosis. Ninguna otra banda sonora ha sido tan imitada.
Nino Rota (1911-1979)
Además de incontables bandas sonoras para el cine italiano de todos los géneros, Rota fue alumno de Arturo Toscanini. Sus creaciones inmortales fueron para Federico Fellini, con quien mantuvo una amistad que lo hacía improvisar en el piano lo que el director le pedía susurrándole al oído sus fantasías. Eso lo llevó a trabajar con Francis Ford Coppola en la gloriosa música de El padrino (1972)
Henry Mancini (1924-1994)
Pianista y músico de jazz, creador de melodías inolvidables en sus arreglos para el director Blake Edwards, primero en Breakfast at Tiffany’s (1960) con la canción Moon River, que en la película interpretaba Audrey Hepburn en la guitarra. Cuatro años después, La Pantera Rosa arrasó la taquilla y su tema central (en los créditos animados de la película) cautivó al mundo.
Ennio Morricone (1928)
Al igual que Nino Rota, su fructífera carrera acompañó varias etapas del cine italiano con enorme éxito. Pero nadie puede olvidar los artificios corales y las exóticas instrumentaciones en los spaguetti westerns, especialmente en El bueno, el malo y el feo (1966), ni el poema melódico que fue su contribución al éxito mundial de Cinema Paradiso (1988) y su consagración en Cannes.
John Barry (1933-2011)
Cuando los productores escucharon algunos acordes de Barry para Dr. No, la primera película de James Bond, el músico británico fue inmediatamente contratado, y continuó su participación en once películas más de 007. Si bien el “tema de Bond” era compuesto por Monty Norman, John Barry hizo la musicalización y arreglos, además de muchas de las canciones que siguieron, como Goldfinger.
John Williams (1932)
“Uno oye su música y solo ve imágenes”, decía el crítico del diario Los Angeles Times. No es para menos, cuando se trata de las retumbantes notas de Tiburón (1975) o la overtura de Star Wars (1977). Si bien Williams hizo mucho de su trabajo con Steven Spielberg, el compositor nació al oficio escuchando a sus grandes maestros: Mozart, Beethoven, Mahler.
Jerome Moross (1913-1983)
Nadie como Moross para transmitir lo que llegó en una diligencia en la escena inicial de The Big Country (Horizontes de Grandeza). El director William Wyler lo visualiza en imágenes orquestadas por un compositor que parecía poseído por unos tiempos donde solo los pioneros podían sobrevivir en las inmensas planicies del oeste norteamericano. “La música tiene que tener su propio espíritu” decía Moross.
Max Steiner (1888-1971)
Él fue parte de la historia de Hollywood desde la era silente, cuando la música se interpretaba en vivo sobre las proyecciones. Pero a Max Steiner se lo recordará siempre por Lo que el el viento se llevó (1939), especialmente por el Tema de Tara . No hay otro final igual: la protagonista, después de casi cuatro horas de amores y tragedias regresa a su tierra (Tara)... Y Steiner la acompaña.
Maurice Jarre (1924-2009)
Jarre era de Lyon, Francia, pero su carrera se catapultó más que nada por sus trabajos con el gran director británico David Lean, con quien hizo algunas de sus obras maestras, como Lawrence de Arabia ( 1962) y luego Doctor Zhivago (1965), en la que sus arreglos sinfónicos se fusionaban admirablemente con la historia de amor y el inolvidable Tema de Lara que se convirtió en éxito mundial.
Mikis Theodorakis (1925)
Independiente de sus militancias políticas en Grecia, este gran compositor fue convocado por el director Michael Cacoyannis para la adaptación cinematográfica de Zorba el Griego (1964), la gran novela de Kazantzakis, ganador del Nobel. El resultado es insuperable, especialmente en el tratamiento musical de la historia, rodada enteramente en Creta. El baile de Zorba al final ya es parte del canon del cine. (I)