Viggo Mortensen es Capitán Fantástico
El recordado Aragorn de El señor de los anillos, Viggo Mortensen, protagoniza un filme que presenta a una familia que ha crecido cuestionando la sociedad.
Para sus hijos es un superhéroe, pero uno muy singular. No vuela, no tiene capa ni traje, solo es un padre idealista y rebelde que construye, para su familia, un paraíso apartado de la civilización, donde él mismo les brinda educación intelectual, artística y física. Se trata de Viggo Mortensen encarnando a Ben en Capitán Fantástico, película dirigida por el también actor Matt Ross.
El filme, que se llevó el premio al mejor director en la sección Una cierta mirada, del Festival de Cannes, surge de cómo ser un padre perfecto y es a la vez una reflexión sobre la actual “cultura de la distracción”, con el enganche a celulares y computadoras.
Mortensen, quien estuvo nominado al Óscar y al Globo de Oro a mejor actor principal por el trabajo de Ross, destaca en el papel de un padre disciplinado y virtuoso, aunque también “arrogante y un poco loco”, con quien el actor admite tener algunos planteamientos en común. “Yo nunca he hablado con ese tono a mi hijo, pero estoy de acuerdo en que hay que ser honestos con ellos. Es bueno hablar con los niños abiertamente, no debería haber tabúes de sexo, muerte o enfermedades”, opinó el actor.
Viggo, emparejado con la actriz española Ariadna Gil de cuya relación nació su hijo Henry, habla del rol de ser padre en estos tiempos. “Por un lado puedes pensar que qué bien esta familia, qué rigor y qué nivel. El problema es que el padre en su empeño por protegerlos y darles la mejor educación no se da cuenta de que si no tienen contacto con otros niños de su edad, van a ser torpes”.
La historia retrata a este grupo familiar –sin una mamá– en un bosque donde viven. Los niños aprenden a cazar animales para comer y escalar las montañas más escarpadas, al tiempo que leen a Chomsky y a Nabokov, hablan siete idiomas y tocan la guitarra y cantan al atardecer. Las cosas se complican cuando un suceso imprevisto los obliga a regresar al mundo civilizado. Y Viggo transmite con sinceridad los conflictos internos por los que pasa a causa de sus propias decisiones sobre la crianza de sus hijos.
El protagonista de El señor de los anillos confesó que cuando leyó el guion pensó que se trataba de una película de cómic y aventuras. “Me sorprendió muy gratamente lo bien descritos que estaban los personajes, y sobre todo las niñas. Es inusual en el cine que las niñas adolescentes no estén siempre pendientes del chico, de una figura masculina. Ellas piensan por sí mismas y hacen cosas por sí mismas. El problema que yo veía era encontrar a seis jóvenes actores que pudieran hablar así, con referencias literarias y científicas, y hacer cosas físicamente difíciles de manera creíble, pero por suerte lo consiguieron. Parecía que iba a ser un modelo de familia contra el mundo, extremo, de izquierdas. Que los obstáculos iban a ser otros modelos, como el de los abuelos, más conservador, y que la familia se iba a enfrentar cuando saliera del bosque a obstáculos así. Todos tienen razón hasta cierto punto y todos están equivocados hasta cierto punto, como en el mundo real. No hay un padre perfecto, un abuelo perfecto ni un modelo perfecto de familia, y creo que eso se ve”, dijo.
El director
Matt Ross, conocido por sus papeles en American Psycho (2000) y El aviador (2004), asegura que Capitán Fantástico apela a la necesidad de reconciliarnos con la naturaleza. “La tecnología nos ha proporcionado avances extraordinarios, pero por otro lado hemos perdido la conexión con el mundo natural. Siempre pienso en la comida y creo que la gente comería menos carne si tuviera que matar animales”, afirma, sin querer caer en una visión romántica porque “la vida era muy brutal hace 500 años”.
Según Ross, la película invita a reflexionar sobre cómo encontrar el equilibrio y la moderación en la educación de los niños.
Capitán Fantástico empieza mostrando la rutina de una familia (compuesta por papá y sus seis hijos) que vive en una especie de cabaña, teniendo un enfoque en la crianza de los niños con una fuerte crítica al consumismo, a las religiones organizadas y al sistema educativo tradicional. Un suceso los obliga a relacionarse con la familia materna. “La muerte no era un pretexto para criticar la sociedad moderna. En muchas películas algo cambia en los primeros 30 minutos con los personajes principales y aquí quería que iniciasen un viaje, que empezasen en un sitio y acabasen en otro, y el drama también lidia con los extremos”, dijo el cineasta.
La crítica a la sociedad moderna se mantiene fuerte, pero también deja claro que alejarse de todo para vivir fuera de esta tiene sus implicancias negativas. “No creo que haya ningún camino correcto; hay muchos caminos. Creo que la forma en la que acaba la película responde a esa pregunta de alguna forma, pero es difícil discutir al respecto porque quiero que la gente la vea sin saber lo que pasa. Al final, el personaje logra un equilibrio en su forma de educar a los niños. Para mí esa es la respuesta”, destaca Ross. (A.C.J.) (I)