Los trapos sucios ¿En redes sociales?
“He visto discusiones escritas que, si se dieran de forma oral, podrían terminar en golpes o matanzas... En el mundo virtual, estas pueden acabar en un bloqueo a la persona no deseada o una eliminación de los mensajes”.
Casada. Divorciada. Soltera. Viuda. En una relación complicada. La vida privada se ventila en las redes sociales sin pasar muchas veces por la cernidera de la conciencia. Fotos de viajes, paseos y celebraciones ilustran estilos de vida que proyectamos en nuestro mundo virtual y los demás comentan como si fuera el filme ‘El show de Truman’, con la única diferencia de que estos “Truman” sí saben que están siendo observados.
Quién diría que cambiar el estado civil en Facebook, por ejemplo, puede representar un conflicto. Con solo poner “Juan ahora está soltero”, aparecen a continuación desde mensajes de condolencias hasta nuevas ofertas. Cierta noche, cuando quise cambiar datos de mi perfil, y habiéndome percatado de que esto lo notarían muchos, decidí que lo mejor era ocultar esa información. Por lo menos hasta que yo decidiera cuándo y a quién hacerle saber de estos cambios.
Decidir. Conciencia. ¿Decidimos a conciencia? Es lo que me cuestioné después de esta experiencia. ¿O seguimos pautas de comportamientos sociales de otros y las aplicamos “por defecto”? Si otros muestran lo bien que la pasaron un fin de semana, ¿yo soy menos popular si no pongo fotos de la última farra? Para quienes no quieren quedarse atrás, existen muchas maneras de resolver este asunto con un par de clics. Así, la eficiencia de la tecnología nos da una inmediatez que puede hacernos perder el norte y la privacidad.
Del comportamiento social en el mundo virtual, me sorprende la facilidad con la que decimos cosas que no somos capaces de hablar frontalmente. Declaraciones de amor u odio y hasta reclamos laborales. ¿Por qué lo divulgamos al mundo y no solamente al interesado? ¿Resulta más cómodo tirar el guante para que se lo chante el que le calce? He visto discusiones escritas que, si se dieran de forma oral, podrían terminar en golpes o matanzas. En el mundo virtual, estas pueden acabar en un bloqueo a la persona no deseada o una eliminación de los mensajes. Por mi parte, no conozco peleas virtuales que hayan terminado en agresión física, aunque no dudo que puedan existir. Si el amor ha trascendido de un plano al otro, entiendo que el odio también lo pueda hacer.
Exponer la filosofía de vida, pensamientos e intereses, es otra manera de hacerse presente en las redes. Estos “trapos” suelen gustar a muchos. Proverbios famosos o frases anónimas se ganan los “me gusta” o se retuitean. Ese instante de fama resulta agradable. No lo dijo Deepak Chopra ni Paulho Coelho, lo dijo Perico de los Palotes, que se siente orgulloso de compartir con otros su manera de ver el mundo.
Dice mi hermano mayor: la diferencia entre una planta decorativa y la maleza es que a la primera uno la elige y la siembra donde quiere que crezca. La maleza, por el contrario, nace donde sea sin que nadie la invite. Que la enredadera virtual que generamos no crezca por inercia. Para esto invito a la conciencia a hacer su parte.