Voto de confianza: Relaciones en la red
“Estar seguros de que los que nos siguen nos dicen la verdad en todo momento, no siempre es posible. Por eso, tomemos precauciones sobre con quien compartimos nuestra información”.
Así como el papel aguanta todo, al parecer las pantallas digitales y los muros virtuales también. Es tan fácil clonar identidades y crear perfiles falsos en las redes sociales, que los usuarios debemos tener sumo cuidado al momento de relacionarnos virtualmente.
Ana y Luis (nombres falsos), por ejemplo, se conocieron hace 12 meses. Ambos de la misma nacionalidad pero viviendo en diferentes países, iniciaron una relación sentimental que duró hasta el día en que él descubrió que Ana no se llamaba así y que tenía un novio real. Empezaron los reproches y la investigación por parte de Luis para dar con la verdadera identidad de Ana.
Pronto Luis pudo contactarse con el padre de la chica y hasta con el verdadero novio. Ana, descolocada ante la situación, entró en crisis. La sensación de haber sido invadida por una persona desconocida la superó. El caso fue denunciado a Facebook, sin haberse logrado mucho.
Se descubrió que el perfil de esta joven había sido clonado varias veces por la misma persona. Se supo que esta persona tuvo acceso a fotografías de Ana que jamás habían sido publicadas en las redes sociales. Se supuso entonces que sería alguien que la conocía físicamente y que era de su círculo de confianza, como muchas veces ocurre.
¿Qué quería el clon de Ana? ¿Conquistar? ¿Enamorar a otros con el aspecto físico de la otra chica? ¿Estafar? Nada de eso se sabe con certeza. Y es que la incertidumbre es una carta con la que tenemos que jugar a diario en las redes sociales. La clonación de identidad es más común de lo que imaginamos. Las razones pueden ser desde las más perversas hasta las aparentemente más inocuas. Pero una cosa es real: el daño psicológico a la persona afectada, en este caso la verdadera Ana y el joven enamorado Luis.
Luis duda aún de que esta historia sea cierta. Conocer a Ana de cerca me obligó a hacer uso de este espacio para advertir a otros que esto le puede pasar a cualquiera y en cualquier red. Las hermosas selfies que proliferan en las redes les sirven de mucho a los estafadores. Publiquémoslas bajo nuestra responsabilidad, pero cuidemos que quienes salen en las fotografías que hacemos realmente quieran que se los publique. Hacerlo sin su consentimiento no solo es una falta de respeto, sino también ponerlo en riesgo. Dejemos el ego y la vanidad a un lado y pensemos con cordura.
Cada amigo que aceptamos en las redes, cada contacto y cada compartir es un voto de confianza que hacemos con los otros. Estar seguros de que los que nos siguen nos dicen la verdad en todo momento, no siempre es posible. Por eso, tomemos precauciones sobre con quien compartimos nuestra información. Ocultemos, protejamos y evitemos disparar intimidades a los cuatro vientos.
Al final, el tiempo nos va mostrando ciertas normas de comportamiento que ya no necesariamente tienen que ver con educación y buenas costumbres, sino con seguridad y supervivencia. Que los doce meses que perdió Luis con la falsa Ana sea motivo de reflexión. (O)
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