Flor María Palomeque y sus sonrisas favoritas
La actriz ha hecho reír a muchos, pero las risas que llenan su vida son las de sus hijos y su esposo, Roberto.
Me llamó mucho la atención cuando se refirieron a ellos mismos como la familia Roflo. Así como existe Kimye (Kim Kardashian y Kanye West) y Brangelina (Brad Pitt y Angelina Jolie), Roberto Chávez y Flor María Palomeque ya tienen 10 años siendo Roflo (se casaron el 20 de enero de 2006 en una ceremonia muy privada en la casa de la mamá de Flor María).
Viven en una casa de dos pisos de fachada turquesa (el color favorito de Flor) con sus hijos, Roberto Andrés, Isabella y el nuevo bebé en camino, cuya existencia se reveló hace solo unas semanas.
Flor admite que cuando era pequeña, soñaba con tener cuatro hijos. ¿Se cumplirá? “Este es mi tercero, ¡ahora ya no sé si quiero el cuarto!”, responde entre risas. “Creo que toda niña sueña con tener su familia feliz. Cuando veo a mi hija, me siento identificada porque así como ella sueña con su bebé, que le llora, yo era igualita. Cuando eres un niño amado te dan ganas de transmitir ese amor y dar más amor, entonces quieres tener muchos hijos”.
¿Y el príncipe azul? También lo encontró. “Cuando uno piensa en una familia, tiene que haber un príncipe azul, una persona que te mueva, que te dé seguridad, que lo ames, que lo admires, que lo respetes y si eso es un príncipe azul, pues sí lo tengo”, sonríe.
Aunque admite que no fue amor a primera vista. El primer encuentro con él le dejó una impresión negativa, porque él nunca la miró a los ojos. ¡Y yo siempre he dicho que quien no te mira a los ojos, te oculta algo!, recuerda Flor. “Así que pensaba, ¡qué pedante este hombre!, ¡por qué nunca me mira!”. Pero Roberto, entonces alto ejecutivo de una telefónica, sí la miró, cuando Flor ya caminaba afuera de la sala de reuniones. “Roberto me dijo que cuando yo me fui, él se asomó por la puerta a mirarme”.
Después todo cambió, cuando Roberto se unió al elenco de Ni en vivo ni en directo en 2001. Según cuenta su esposa, seguía siendo callado, siempre miraba para otro lado, pero era muy chistoso. Se hicieron más amigos y allí empezó todo.
“Me enamoré de Flor porque me cegó su luz. En términos televisivos lo llaman ‘ángel’. Y fue ese no sé qué lo que me atrajo y, una vez enganchado, me enamoró”, me cuenta Roberto, mientras mira a su esposa, sentada al otro extremo de la mesa. “¡Ya se me declaró!”, exclama ella, devolviéndole la misma mirada llena de amor y admiración.
‘La parejita’
Su primer hijo, Roberto Andrés, nació el 24 de diciembre de 2008. Lamentablemente, la abuelita de Flor no alcanzó a conocerlo. Ella enfermó en diciembre de 2007 y falleció en enero de 2008. “Entre broma y en serio le dije a mi abuelita que no se podía ir, que tenía que conocer a mis hijos, y me agarró la mano y me dijo, no mijita, usted ya se demoró mucho, yo ya no la espero... Y me embaracé en marzo de 2008”.
Esa cercanía con su familia siempre la ha caracterizado, dice Roberto, y fue una de las virtudes que lo enamoraron. “Yo vengo de un hogar donde también se valora mucho a la familia y ella lo hace y eso a mí me cautivó”.
Ambas familias recibieron al bebé con mucha alegría. El segundo nieto para la familia de Roberto y el primer hijo de Flor, la menor de todos sus hermanos. “Tuve un embarazo espectacular, yo seguía grabando, nunca tuve problemas, me dejaban descansar, yo decía ‘tengo hambre’ y me traían todo para que yo comiera”, recuerda Flor María.
Con Isabella fue distinto. El nuevo embarazo la sorprendió en marzo de 2010, a poco tiempo de que iniciara la grabación de la telenovela Mostro de amor.
“Pensé: ¡Me van a matar! Porque ya estaba escrito todo el libreto”, pero recibió el apoyo del equipo de producción. “Se pusieron felices, pero sí trabajé mucho, muy duro. Eran doce horas diarias, de lunes a jueves grababa la novela y, viernes, sábado y domingo, La pareja feliz. Estaba cansadísima”. Flor trabajó hasta una semana antes de que naciera Isabella, el día del censo, el 28 de noviembre de 2010.
La Mofle en Youtube
“Renace cual ave Fénix la Mofle para transmitirnos alegría”, indica el saludo en el canal de Youtube que Roflo Producciones planea lanzar en junio, pero que ya cuenta con más de 27 mil suscritores. “Este es un canal para desestresarse, para divertirse”, dice Flor María sobre Mofle TV. Clips musicales, tips y cortos cómicos son ya parte del contenido actual. A partir de junio subirán cada jueves (20:30) un programa de unos 15 minutos divididos en un noticiero, una novela con la Mofle y consejos. Roberto, quien dirige, comenta que su primera meta es sumar 100 mil suscriptores, con miras a internacionalizarse.
Que sean felices y bondadosos
En ese hogar de fachada turquesa hay 33 reglas que se deben respetar. No las escribieron los padres, lo hizo el hijo mayor. “Él siempre me preguntaba: ¿Mami, cuáles son las reglas de la casa? Y yo le decía: Pero, mijito, tú ya sabes. Y él insistía: mami, es que quiero saber para escribirlas”.
Así, una noche, al volver del trabajo la sorprendió con una lista de 33 puntos, al que había llamado Las reglas de la casa. Entre ellas, no puedes hablar con extraños, no puedes comer (golosinas) antes de comer, no comer arriba (en los dormitorios), si desarreglas los juguetes, los vuelves a arreglar, siempre hay que saludar, decir buenas tardes...
Aunque es un gesto que sus padres valoraron muchísimo, el objetivo de la educación en el hogar de Isabella y Roberto supera a los buenos modales. “Más allá de que sean ordenados y educados, yo quiero criarlos para que sean buenos seres humanos, que sean nobles, que perciban la sensibilidad del otro, en eso trabajo con ellos”, enfatiza su mamá.
También quiere que sean niños espontáneos y felices, y por eso, no hay horarios fijos para compartir una salida al cine, una película o una comida especial (aunque sus hijos mueren por la comida hecha por mamá).
Flor dice que su esposo es el papá superdivertido y que, para equilibrar, ella aplica la disciplina, pero sin lágrimas, aclara. No quiere que sus hijos crezcan temiendo el grito de “¡no puedes!, ¡no toques!”, sin que se les explique el porqué. “Creo que somos amigos de nuestros hijos, ellos nos tienen confianza, pero al mismo tiempo tienen el respeto porque conocen la jerarquía, somos sus papás”. Sí, unos papás alegres y especiales. (E)
De mamá a mamá
En la memoria de la mamá de Flor María, (quien también se llama Flor María) su hija sigue siendo la más risueña. “Las tres mujeres dormían juntas y todas las noches eran risas y risas. Y era Flor quien las inquietaba”, recuerda. “Flor siempre andaba entrevistando a las personas con un cepillo para el cabello, nos decía que era artista o que trabajaría en televisión”. Tita, como la llaman sus nietos, ve mucho de Flor en Isabella. La misma personalidad independiente, organizada, capaz de decidir incluso qué ropa quiere usar en el día. “Estoy muy orgullosa de Flor. Veo que pone en práctica con sus hijos lo que hemos inculcado. Y claro, yo sigo aconsejándola, sin ser entrometida, pero siempre estoy pendiente de ella”.
Maquillaje: Carolina Cadena, cel.: 099-930-2013, IG: @carolinacadenan. Peinado: Carolina Morbioni, cel.: 099-986-9531, IG: @carolinamorbioni.