Reírnos de las diferencias del otro
3 Familias es la nueva comedia de Ecuavisa. Pincelazos de humor para mostrar a la sociedad guayaquileña diferenciada en tres estatros sociales.
El mal de la olla solo lo sabe la cuchara, decía con razón mi abuelita cuando uno intentaba descifrar lo que pasaba en la casa de algún vecino. Y esa es la empresa en que se ha metido la comedia 3 Familias al dibujar a tres tipos de hogares de la sociedad guayaquileña.
Uno es el del pobre Genaro –no lo digo en tono lastimero, sino por condición económica– que sacó cuarto aparte a su “negra”, con quién sobrevive gracias a los cachuelos que logra conseguir. Como es la norma en su barrio, una casa que se respeta tiene televisión HD, cable, aire acondicionado y a veces “internec”, aunque sea pirata. Eso sí, pagar la luz es una tortura que esquiva con alguna trampita. Genaro tiene recursos limitados, saca de lo escondido y recicla flores del cementerio para quedar bien con su “negra”. Es un buscavidas de buen corazón que tiene dos aspiraciones: un trabajo fijo y un terrenito para construir su propia casa.
En el hogar de clase media, Fátima es una mujer que como usted o como yo, trabaja, viste uniforme y lleva accesorios imitación de marcas famosas. Usa la tarjeta de crédito más de lo que debería y luego tiene problemas para pagarla. Para las tareas del hogar cuenta con el apoyo de una muchacha, que más que asistente doméstica es un miembro de la familia. Carlos, el marido, de carácter suave y que siempre cede ante su esposa, es “el mandarina”. El ingreso que perciben los dos no les alcanza para cubrir todos sus gastos. Fátima, sobre todo, aspira a vivir en una casa propia ubicada en una urbanización cerrada de la avenida Samborondón y que cuente con club social.
Lulú es Lulú. Vive en Samborondón, en una urbanización cerrada con empleada doméstica, chofer y guardia de seguridad. Hace yoga, pilates, pole dance y cualquier cosa que llene su tiempo. Le encanta el chisme. Su imagen es todo. En casa viste como si fuera a un evento social. Su filosofía es la del consumo, el estilo y la moda. Su esposo es un “pichurris” que en su léxico habitual incluye muchas palabras en inglés. Es el dueño-gerente de su propia empresa. Tiene suficiente dinero como para complacer cualquier capricho de Lulú, quien, por sobre todas las cosas, no quiere mezclarse, ni de lejos, con ningún cholo, así sea pariente de su esposo. Los pobres le producen, uf, no sé, algo que ella misma no puede explicar.
Ya sé. Ustedes me dirán que las descripciones de estas familias son estereotipos que no muestran la realidad social costeña, excepto por el hecho de que todos tienen aspiraciones sociales.
El ingenio popular está presente en cualquier clase social, por lo que ser pobre no es sinónimo de vividor. Lastimosamente en la representación cómica, el pobre -ahí si con carga sentimental añadida- sale tan mal parado como la pelucona que se muestra como una rubia poco inteligente.
¿Y qué me dicen del ser “mandarina”? Ese es otro tema. ¿Se han dado cuenta de que el calificativo solo aplica a los hombres de clase media? Si el marido ayuda en la casa: ¡mandarina! Si el hombre accede a los pedidos de su esposa: ¡mandarina! Si no sale de farra con sus amigos: ¡mandarina! Pero si la condición social del hombre es otra, el calificativo frutal se desvanece y el complacer a la esposa es solvencia económica propia de un ejecutivo exitoso.
Y las peluconas ¿hablan como La Cococha? perdón, ¿hablan como Lulú? (es que veo esos personajes tan parecidos) ¿Son todas así? ¿Viven con un repelente a la pobreza derramado sobre su piel? En el estereotipo femenino de clase alta, Lulú es la hipérbole de las mujeres de ese nivel, descartando el hecho de que sean productivas, trabajadoras o interesadas en alguna actividad en particular.
Como sea, estos ejemplos familiares –adecuados o no– son pequeños espejos que nos permiten mirarnos dentro de casa. ¿En cuál de ellos se ubica? Cada uno de nosotros sabe cómo somos dentro de casa, si vestimos pijama, bata o terno; si comemos con cuchara o tenedor y sobre todo cómo respondemos ante los problemas cotidianos.
Mirar la exageración que plantea esta comedia quizá nos haga reír, no solo de las diferencias sociales, sino también de nosotros mismos.
LA SERIE ‘3 FAMILIAS’
Comedia de situación original de Ecuavisa que se emite de lunes a viernes a las 19:30.
Producida por Catrina Tala con el libreto de Eddie González y Alfredo Piguave.
La televisora afirma que la representación de las tres familias fue producto de una amplia investigación de campo.
La primera temporada está pautada para 24 capítulos.
Personajes:
Los Tomalá-Cabezas son de escasos recursos económicos. Martín Calle interpreta a Genaro, y Cecilia Cascante a la Negra.
Los Vaca-Galindo son la típica clase media. Érika Vélez es Estefanía y Christhian Maquilón es Carlos, el Mandarina.
Los Plaza-Lagos son pelucones a tiempo completo. Diego Spotorno es Jaime Andrés, alias Pichurris, y Marcela Ruete personifica a Lulú.