Actitudes vencedoras

10 de Agosto de 2014

La Revista ha visto cambios profundos en Guayaquil, los cuales se sienten en la manera de actuar de los habitantes.

En 1999 habían corrido ya siete años de la alcaldía de León Febres-Cordero, quien ocupó el sillón de Olmedo por dos periodos, entre 1992 y el 2000.

En ese tiempo, hasta sus más feroces opositores reconocen su trabajo para rescatar a la ciudad del anterior abandono municipal a través de obras que lo llevaron, por ejemplo, a pavimentar calles antes intransitables, mejorar la vialidad con pasos elevados, aumentar y mejorar los mercados, legalizar tierras invadidas y reestructurar el sistema de recolección de basura en esta urbe que en la década del 80 era foco de insalubridad.

Febres-Cordero también dejó encaminada la construcción del renovado malecón Simón Bolívar, quizá su obra más emblemática, cuyos 2,5 kilómetros junto al río Guayas fueron inaugurados en septiembre del 2002.

Sin embargo, esta gran ciudad, que según el INEC tenía 2’039.789 habitantes en el censo del 2001, aún podía considerarse un gran proyecto en construcción (lo sigue siendo) que requería la continuidad de un liderazgo municipal para seguir sirviendo a una población que, según el censo del 2010, aumentó a 2’291.158 personas.

Orgullo ciudadano

Jaime Nebot inició en mayo anterior su cuarto periodo en la alcaldía de Guayaquil, desde el 2000 hasta la actualidad.

El burgomaestre está consciente de su papel para transformar la ciudad con obras físicas, como la regenerada avenida Nueve de Octubre (2002-2003), el cerro Santa Ana (2001-2002), el Malecón del Salado (2006), el nuevo aeropuerto (2006), la terminal terrestre (2007) y los dos túneles del cerro San Eduardo (2008).

“Todas las obras son importantes, como el asfaltado, el alcantarillado, el agua potable. Pero hay obras especialmente agradables porque generan alegría, el disfrute de la gente, la unión de la familia, como los parques, los juegos con agua, los malecones, el cerro Santa Ana… Mi legado es haber hecho elevar la autoestima del guayaquileño, que se sienta orgulloso de la ciudad”,  indica.

La salud de la familia

Los parques son un lugar especial para notar ese cambio de actitud. En estos quince años, las áreas verdes de Guayaquil crecieron de medio metro cuadrado por habitante a más de ocho metros. Dentro de ese panorama se encuentran 1.700 parques.
A esto se suma el parque Samanes, al norte de la ciudad, obra del Gobierno Nacional que sería inaugurada en septiembre para sumar 18 hectáreas al escenario natural de Guayaquil.

Lorena Castro, madre de familia de 37 años, suele salir a caminar por el parque de Puerto Liza. “Voy en la mañana, antes de ir a trabajar, me distraigo, respiro aire puro y hago ejercicio”, comenta esta guayaquileña que antes corría, “pero me dijeron que al caminar no sufren las rodillas”.

Esta costumbre la ha ayudado a superar problemas del corazón, ya que tiene una afección cardiaca, explica esta habitante que dos o tres veces a la semana sale con su esposo y dos hijos.

Lorena asegura que logró tal rutina gracias al regenerado parque, intervenido por el Cabildo en el 2002, ya que antes la zona era peligrosa y los ladrones se escondían para robar.

Tal panorama también se favorece con áreas silvestres que en estos 15 años han sabido sobrevivir rodeadas del crecimiento urbano. Mención especial merecen los manglares de la zona de la Kennedy y Urdesa, los cuales fueron protegidos desde los años 80 por la Miss Ecuador 1969 Rosana Vinueza, diagnosticada con cáncer en 1999 y fallecida en agosto del 2009.

Ella tanto amó la naturaleza “urbana” que llegó a organizar una protesta para evitar la tala de manglares en el sector conocido como La Posada de Las Garzas, en Urdesa Norte, área que aún es hábitat de garzas y otras aves gracias a ella. En 1988, Vinueza fue concejala principal del Municipio de Guayaquil, cargo en el que se le delegó el cuidado de parques, por lo que desde entonces la ciudad ya comenzaba a defender sus espacios naturales. “Para ella no había nada difícil, era una mujer franca y jamás se midió para ayudar a la gente”, recuerda Carlos Tama, su entonces esposo.

Mayor dignidad

Cada domingo, Carlos Torres llega al Mercado Oeste para disfrutar de un cebiche de camarón con concha. “Ahora da gusto comer en el mercado, es limpio, ordenado y la comida es muy buena. Todo está en perfectas condiciones”. Él recuerda cómo eran los mercados anteriormente. “Eran de lo peor”.

Carlos suele ser atendido por Luis Caicedo, quien tiene 14 años laborando dentro de ese recinto de alimentos. “Y por 11 años estuve trabajando afuera. En esos tiempos todo era demasiado mugroso. La basura por dondequiera. La gente comía junto a cerros de basura y los ratones, pero desde el 2000 todo es mejor”, indica.

Caicedo, quien vende en promedio 50 cebiches diarios, agradece que el servicio de los mercados municipales, que suman 38 en la ciudad, ha seguido mejorando. “El año anterior lo remodelaron y hace un mes instalaron cámaras de seguridad”.

Viajes con un solo pasaje

El servicio de Metrovía fue inaugurado en el 2006. Hoy cuenta con tres troncales (rutas) operativas que buscan mejorar el transporte urbano, antes marcado por buses destartalados, choferes groseros, e irrespeto al pasaje preferencial para estudiantes y personas de la tercera edad, entre otras incomodidades.

Susana Vega, comerciante de 45 años, considera que el servicio es mejor que el ofrecido por los buses de antaño. “Cuando iba con mi abuelo recuerdo que los choferes ni siquiera nos paraban o querían que nos subiéramos al vuelo”, comenta sobre esos años en que dos veces se lastimó la mano con fierros filosos que se asomaban en los pasamanos, debido a la vetustez de los vehículos.

“Ahora cada mañana viajo desde el norte al centro en media hora, cogiendo el alimentador y el bus articulado pagando un solo pasaje”. Sin embargo, considera que el servicio aún puede mejorar en las horas pico, ya que entre las 17:00 y 18:30 observa multitudes en las estaciones. “Pero los carros no abastecen y deben quedarse mucho tiempo esperando”.

Federico von Buchwald, presidente de la Fundación Metrovía, ha anunciado que para mejorar el servicio contarán con una cuarta troncal y más buses, entre ellos biarticulados, es decir, articulados con un tercer cuerpo.

Destino de convenciones

Estos últimos 15 años han sido fundamentales para que Guayaquil descubra su vocación como destino de convenciones y reuniones empresariales, indica Gino Luzi, gerente del Grand Hotel Guayaquil.

“La ciudad tiene todo lo necesario: más de 2.000 camas en hoteles de primera, centros de convenciones, un aeropuerto operativo las 24 horas, un área urbana bellamente regenerada, lugares turísticos”, comenta el también presidente de la Asociación Hotelera del Guayas.

Tal repunte se evidencia, por ejemplo, al observar que en el año anterior se registraron 4.356 hoteles a nivel nacional, según el Ministerio de Turismo, de los cuales 279 se encuentran en Guayaquil y un 11% son de lujo, los cuales buscan captar a ese 70% de los viajeros que llegan a la ciudad tengan motivos profesionales, como asistir a reuniones de su trabajo.

Por ello, Holbach Muñetón, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas, considera que se debe seguir afianzando ese aspecto, por ejemplo, promoviendo proyectos de inversión y con mayor capacitación en esta industria.

“También hay que resolver temas claves, como la seguridad”, comenta el empresario, presidente también del hotel HM, quien destaca la participación de la Policía Nacional, el Comité Cívico Procentro (que busca mejorar el centro de la ciudad) y entidades públicas.

Así que, según Muñetón, cada vez hay más personas que se  unen para seguir convirtiendo a Guayaquil en la gran urbe que brinda un ambiente de satisfacción a sus pobladores y visitantes.

 

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