Los espacios de la Bienal de Cuenca
El próximo 11 de noviembre, Cuenca se convertirá en la ciudad del arte contemporáneo, con exposiciones en galerías, instituciones, parques y veredas.
En busca de la delicadeza, Hacia un meridiano inquietante y Atrabiliario son las curadurías encargadas por la undécima edición de la Bienal de Cuenca a los artistas Agnaldo Farías, Fernando Castro Flórez y Katya Cazar, respectivamente, las cuales se instalan desde hace un par de meses en el Museo de la Medicina, en el Pumapungo y en el de Arte Moderno.
Con días de lluvia o en otros donde el calor sofoca, el equipo del departamento de Museografía de la Bienal Internacional de Arte de Cuenca trabaja desde hace dos meses para adecentar los espacios donde se montarán las obras de los 55 participantes de la undécima edición de este evento, que se inaugura el próximo 11 de noviembre.
Son seis profesionales de arte los que se reúnen todas las mañanas y las noches en el patio central de la vieja casona restaurada, sede del organismo cultural, en medio del patio, con piso de piedra labrada a mano y un moderno techo de vidrio que cubre ese espacio originalmente abierto en torno a una mesa, único accesorio de la improvisada oficina de planificación.
Desde allí salen con los estudiantes de Artes Plásticas de la Universidad de Cuenca a los diferentes museos y galerías, donde hasta el 6 de noviembre deberán estar montadas todas las obras participantes, para que el jurado pueda deliberar luego de recorrerlos este martes 8.
El Museo de Arte Moderno, Pumapungo del Banco Central, de la Medicina y el Museo de las Conceptas, además la Casa de las Posadas, Casa de los Arcos, Sala Proceso y Galería de la Alcaldía, más intervenciones específicas como el parque de San Sebastián, en el Centro Histórico, y una parte del barranco, a orillas del río Tomebamba y a la altura del teatro universitario Carlos Cueva Tamariz, son los lugares en donde se mostrarán los trabajos.
Gabriela Sánchez dirige el grupo sin dificultades, cada uno de sus compañeros tiene una función y asume sus responsabilidades, que son las de manejar en forma técnica, es decir, buen manejo, pulcritud en la transportación antes, durante y una vez que termine la exposición.
“Nadie mejor que ellos pueden entender al artista, porque también son artistas”, dice esta joven museóloga, y continúa elaborando cada paso de la logística para coordinar con su equipo, que luego de la reunión se dirige a los museos y allí, con martillos, escaleras, sierras, brochas y pintura, continúa con el proceso de instalación.
Yair Gárate, uno de los integrantes del equipo, comenta que algunas de las obras llegaron y de hecho están ya instaladas, especialmente en el Museo de Arte Moderno, pero aún no pueden publicitarse, primero tendrá que verlas el jurado, explica, sin dejar de dirigir a los pasantes, con quienes en más de una ocasión se arremangó para pintar paredes.
Curadurías
Los jóvenes que conforman el equipo comentan que en la ribera del Tomebamba se presentará la obra de la artista peruana Sandra Nakamura y la del brasileño Rubens Mano, la única colectiva del concurso. El trabajo del mexicano Luciano Mattus estará ubicado en el Puente Roto.
Los elementos de estas obras no podrán ser revelados antes de su instalación. Pero su concepto se enmarca para transmitir que el río es unaarteria vital, el agua fluye como energía, nunca se detiene y al atravesar la ciudad late, una muestra de la cotidianidad del ritmo y del tiempo.
El reto para este equipo fue interpretar la visión de los curadores que a su vez enfrentan en este nuevo evento nuevas tecnologías. Algunas obras son de videoarte, como las de Eugenia Calvo, de Argentina; Regina Silveira, de Brasil; Wilfrido Prieto, de Cuba; Saskia Calderón, de Ecuador; y Shilpa Gupta, de la India. Osvaldo Maciá, de Colombia, tendrá una muestra de audio.
En el Museo de Arte Moderno, quince artistas expondrán sus trabajos en trece salas y en la parte externa se desarrollarán dos site specific espacios específicos. En el Museo de la Medicina continúa la adecuación de paredes, ajustes al sistema eléctrico y sistemas de iluminación.
Mientras, en el Museo Pumapungo están listas las dos salas de exposiciones, aquí al igual que en el Museo de la Medicina lo más complejo fue desmontar, en el primero, una reserva religiosa de exposición permanente y, en el segundo, equipos e implementos del primer hospital de la ciudad.