Bjarke Ingels: Arquitectura utópica y práctica

La funcionalidad, fantasía y sustentabilidad que caracterizan los diseños “utópicamente pragmáticos” del arquitecto danés Bjarke Ingels fueron celebradas en la serie Abstract de Netflix.

A sus 42 años, el arquitecto Bjarke Ingels disfruta el momento cumbre de su carrera. Y es un momento que al parecer se extenderá por muchos años más. Ingels es uno de los arquitectos más innovadores e influyentes del mundo contemporáneo a pesar de su edad, considerando que la mayoría de arquitectos en la historia alcanzaron esa fama mucho más avanzados en su carrera.

¿Qué lo ha llevado tan lejos en, relativamente, tan corto tiempo? Es una suerte de alquimia arquitectónica entre lo que considera funcional a nivel urbano y un diseño utópico, casi fantástico para ser real. Ese es el motor de su estudio Bjarke Ingels Group (mejor conocido con las siglas BIG), cuyas “locas ideas” han revolucionado la forma en cómo la arquitectura es percibida por el público, explica el mismísimo Ingels en el documental Abstract: El arte del diseño, producido por Netflix y estrenado en febrero.

Ingels, originario de Dinamarca, es el único arquitecto que aparece en la primera temporada de esa serie que desea descifrar la mente de los diseñadores más innovadores en una variedad de disciplinas, tratando de aclarar cómo el diseño influye en todos los aspectos cotidianos, porque es así: el diseño está en todo lo que nos rodea e Ingels lo manifiesta en sus obras, sobre todo en su natal Copenhague.

La historia del arquitecto danés es el cuarto episodio de una entrega de ocho capítulos. Las escenas se dividen entre sus creaciones más relevantes, como la Casa Marítima de la Juventud (su primer proyecto) y el condominio VIA 57 West en Manhattan (una especie de rascacielos con forma de pirámide) mientras desarrolla el proceso creativo para su pabellón temporal en la Galería Serpentine, en Londres. Se trata de una instalación icónica de un arquitecto de renombre internacional que la galería escoge para montar en sus jardines. El recinto funciona para proyectar películas y charlas, así como un bar cafetería. La primera en hacerlo fue Zaha Hadid en el 2000.

La filosofía de Ingels “sí es más”, un guiño al famoso dicho del arquitecto modernista Ludwig Mies van Der Rohe, es otra forma que él escoge para explicar su tipo de trabajo. De hecho, esa es su impronta para saltar a ambiciosos proyectos: su nueva aspiración es una planta que aproveche los desperdicios para generar energía limpia (Dinamarca quiere estar libre de carbono en 2025) y que al mismo tiempo proyecte un techo inclinado con nieve artificial para practicar ski.

“Hemos cambiado la mentalidad de las personas de lo que es posible”, dice. “Los daneses se van acostumbrando cada vez más a estas alocadas ideas, así que cuando presentamos la propuesta de una cuesta para ski en el techo de una planta de energía, ya teníamos un ambiente al cual habíamos influenciado los últimos diez años. Son receptivos con nuestra línea de pensamiento”.

Pero el arquitecto confiesa que llegar a este punto no fue del todo fácil. “Por un tiempo nos vieron como aliens. En la cultura danesa ser diferente o no estar de acuerdo en algo es vergonzoso. En arquitectura, la discusión típica es que algo es malo porque no encaja con el resto”.

BIG actualmente ha completado una docena de edificios, entre Dinamarca y el resto del mundo. Edificaciones de alto perfil, como una de las sedes de Google en California y también está a cargo del diseño de otros 17 proyectos de igual magnitud, como el rascacielos de oficinas Two World Trade Center (2WTC) que se prevé estará listo en el 2020. (I)